En la jornada en la que lo iban a devaluar, el peso se levantó a las 5:30 de la mañana un día de abril de 2025 para saber si el incremento del tipo de cambio sería por un salto del precio del dólar establecido de manera directa, por un salto hacia un sistema de bandas en el que solo la superior tendría real importancia o por un salto hacia la libre flotación de su cotización a la deriva en la que el dinero nacional podría naufragar.
Dólar: no es incertidumbre, la devaluación avanza
En abril de 2025 habrá una devaluación del peso. Incluso puede establecerse que la magnitud del incremento del tipo de cambio será en números redondos de entre el 10 y el 20 por ciento.
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Ajuste cambiario, ¿antes y después de las elecciones?
De este modo podría escribir Gabriel García Márquez la crónica de una devaluación anunciada en la Argentina gobernada por un experto en crecimiento económico con y sin dinero, en mantener el tipo de cambio estable con y sin reservas, y en concretar acuerdos con el FMI con y sin acuerdo.
Así es. Muchas veces, en el campo de la economía existen certezas de hechos que de manera necesaria ocurrirán por ley económica, del mismo modo que por ley física cayó la manzana de Newton. No obstante, lo difícil suele ser establecer con precisión cuándo tendrán lugar estos hechos. En el caso argentino no hay incertidumbre ni dudas: en abril de 2025 habrá una devaluación del peso. Incluso puede establecerse que la magnitud del incremento del tipo de cambio será en números redondos de entre el 10 y el 20 por ciento. Solo resta saber qué sistema cambiario el FMI les impondrá a Milei y Caputo, y en qué medida se trasladará a precios esta primera posta del ajuste cambiario, cuya segunda etapa será luego de las elecciones nacionales de 2025.
BCRA: la estrategia de derroche
El BCRA derrocha reservas para que haya más dólares enfrentándose con pesos y, de este modo, pisar el tipo de cambio. Y mientras el equipo económico observa la cuenta regresiva con el reloj de reservas, cada día que pasa tiene menos dólares y, por lo tanto, peores condiciones para incidir sobre un acuerdo aún no acordado con el FMI, aunque su aval legal establecido por DNU y no por ley, ya no fue rechazado en el Congreso Nacional.
De acuerdo con la información disponible, sea cual fuera la imposición con forma de acuerdo que establezca el FMI, será en abril de 2025, para lo cual falta una eternidad debido a la presión sobre el tipo de cambio manifestada en el ritmo de reducción de reservas del BCRA.
Hace unos meses, en este mismo medio y sobre este mismo tema, se analizaba: “Lo que pide el FMI, lo que plantea Milei” (https://www.ambito.com/opiniones/las-contradicciones-del-modelo-el-fmi-y-el-gobierno-esto-es-lo-que-se-viene-n6028185) y que Cavallo, el padre de la estatización del endeudamiento privado externo en Argentina, intentaba acercar posiciones para lograr el objetivo común: un primer incremento del tipo de cambio bastante antes de las elecciones de manera tal de poder llegar a ese momento con una inflación “moderada” y con menores tensiones cambiarias, entre otras medidas.
En el mismo artículo, se razonaba: “En 2018, se afirmaba que el FMI no podría darle dólares suficientes al gobierno de Macri en relación con la situación de entonces. No podrían haberle aprobado el préstamo de 57 mil millones de dólares por el monto, los estatutos del Fondo y la falta de aval del Congreso argentino y, sin embargo, el funcionario estadounidense en el FMI Mauricio Claver Carone explicó que se efectuó por razones geopolíticas. Así es: no pesaron los aspectos ‘macroprudenciales’. Este tipo de debates y negociaciones suelen encontrar su resolución -es decir, que la crisis se posponga cambiando de forma- cuando se focaliza en las prioridades: en un momento de fragmentación, disputas y tensiones crecientes en el mundo, lo más probable es que, luego de algunas modificaciones en la implementación de objetivos secundarios, el FMI vuelva a endeudar al país y casi termine de anexarlo por solamente 10 mil millones de dólares más”.
Con la misma certeza científica de que habrá una devaluación en abril de 2025, debe concluirse que las consecuencias inevitables de este modelo económico continuarán golpeando a la casta de trabajadores informales y formales, jubilados, pequeñas empresas y comercios, y a muchas grandes empresas. También puede deducirse que la lógica del modelo implica que se favorezcan los argentinos de bien como Donald Trump, Elon Musk y Larry Fink.
* Economista UBA-UNDAV.
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