8 de febrero 2025 - 00:00

El mercado se pregunta: ¿el dólar oficial está o no atrasado?

La historia es la de siempre: después de una gran devaluación, entran dólares, crece el crédito, se expanden la demanda interna y más o menos rápidamente “el dólar se atrasa”.

Si mañana se devaluara el peso y el dólar pasara a costar 20 o 30% más que hoy ¿se resolvería el famoso “atraso”?

Si mañana se devaluara el peso y el dólar pasara a costar 20 o 30% más que hoy ¿se resolvería el famoso “atraso”?

Por estos días hay una fuerte discusión de si el dólar oficial está o no atrasado. Se hacen toda clase de conjeturas y comparaciones con momentos del pasado, que llevan a conclusiones no coincidentes. Parece obvio que el tipo de cambio de noviembre de 2023 estaba atrasado. También que el de enero de 2024 estaba “adelantado”. Y que desde aquel enero hasta el que acaba concluir, mientras el dólar subió 27%, el IPC neto de la inflación americana trepó 85%, por lo que quienes viven de exportar o tienen que competir con importaciones sienten que, una vez más, el gobierno los ha puesto a parir.

La historia es la de siempre: después de una gran devaluación, entran dólares, crece el crédito, se expanden la demanda interna y más o menos rápidamente “el dólar se atrasa”. Otras veces esto se ha atribuido al gasto público y al déficit fiscal, pero no es el caso esta vez. En 2024 el gasto se contrajo, por lo que no habría generado impacto adicional en los precios, y el déficit desapareció como factor de expansión del dinero. ¿Y sin embargo? Lo que explotó en 2024 fue el crédito de los bancos a sector privado (77% en términos reales). Algo parecido había ocurrido en 1991 al lanzarse la convertibilidad. Ello es lo que explica la reactivación de la demanda, el regreso del crecimiento… y también el crecimiento de los precios el atraso del dólar.

Es una buena lección para los simplificadores que creen que solo el gasto y el déficit generan emisión monetaria e inflación. También los préstamos al sector privado generan emisión y pueden generar inflación. Y no por ello hay que cerrar el banco central. De hecho, solo los bancos centrales pueden tomar las medidas para que el crédito privado crezca más o menos. Pero ¿hubiera sido deseable evitar el crecimiento de los precios dejando la economía aplastada? ¿Por qué esto no pasa en otras economías donde el crédito fluye, hay mucho crecimiento y poca inflación?

En otras economías ello no ocurre (u ocurre en menor medida) porque no tienen tantas estructuras monopólicas que permiten a sindicatos y a muchas empresas fijar sus salarios y sus precios sin competencia. Hay legislación laboral más flexible, hay menos negociación salarial colectiva y más empresa por empresa, hay menos trabas para importar y exportar, hay menos impuestos distorsivos, como los ingresos brutos, créditos y débitos y las retenciones, que por sí solas le quitan al chacarero tanto o más que impuesto a las ganancias, hay menos aranceles que encarecen maquinaria e insumos, hay más competencia entre los proveedores de energía, transportes (ferrocarril contra camión), puertos y servicios en general. Hay, en síntesis, muchas cosas que aquí faltan.

Si mañana se devaluara el peso y el dólar pasara a costar 20 o 30% más que hoy ¿se resolvería el famoso “atraso”? No. Porque, igual que en el pasado, en poco tiempo las estructuras tributarias y sindicales/empresarias esclerosadas que supimos conseguir generarán el aumento de precios equivalente y volveríamos al punto de partida. Mientras esas estructuras no se ataquen, los exportadores y quienes compiten con importaciones la seguirán pariendo día a día.

Secretario del Consejo Superior UCEMA.

Dejá tu comentario

Te puede interesar