9 de diciembre 2024 - 00:00

El programa económico se consolida, aun asumiendo riesgos

Estoy muy de acuerdo con “el trazo grueso” del programa macro de Javier Milei, aunque esto no implica apoyar al Presidente en su prédica mesiánica, megalómana, muchas veces violenta.

Director de YIER Consultora / Ex Secretario de Política Económica.

Director de YIER Consultora / Ex Secretario de Política Económica.

Ámbito

El programa económico va “viento en popa”. La ”euforia financiera”, no derramará “a todos”. Pero algún grado de derrame significativo cabría esperar. Cuando el PBI crece a un ritmo del 5% anual, muchos de lo que han venido sufriendo, le empiezan a encontrar la vuelta.

La baja de la inflación es muy difícil no se consolide. Las experiencias del Plan Austral, del Plan de Convertibilidad, y de los tempranos 2000, nos dicen que no es tan difícil bajar drásticamente la inflación. A esta altura la Convertibilidad ya nos brindaba tasas del 1% mensual. El 2,7% de octubre fue un logro, pero claramente, sin déficit fiscal a financiar, y con baja persistente del dólar CCL, y brechas ya bajísimas, lo lógico es apuntar a lograr ese 1% mensual más temprano que tarde.

Y la baja del crawl al 1% (o al 0% incluso), debería estar claramente en el menú de opciones para las próximas semanas o meses.

El Gobierno basó su programa macro en 3 cosas sustanciales, con las que estuve siempre de acuerdo: a) drástica baja del déficit fiscal, b) control del CCL, c) devaluación del TCO. Sin emisión monetaria, y con brecha muy baja, la macro debía andar bien.

Banco Central Republica Argentina BCRA
El exitoso blanqueo, más la incipiente remonetización de la economía, también habilita a pensar que el BCRA podrá ir mejorando su situación de reservas.

El exitoso blanqueo, más la incipiente remonetización de la economía, también habilita a pensar que el BCRA podrá ir mejorando su situación de reservas.

En agosto de 2022 le presenté a Sergio Massa, que estaba por asumir como ministro de Economía, un plan macro, que se filtró a la prensa, que en esencia proponía:

  • Ir al equilibrio fiscal primario en 2023 (implicaba un ajuste de más 3 puntos del PIB en esos momentos), en camino hacia un superávit primario en años posteriores del 3% del PIB (cifra que considero debería ser el objetivo, lo cual fue logrado durante 2003-2005, antes del “boom” de commodities), dada la pésima calificación crediticia argentina.
  • Devaluar el TCO 50% para llevar la brecha inicialmente al 30%
  • Intervenir en el CCL para que no subiera, de manera que la doble ancla cambiaria (TCO y CCL) realmente funcionara. Esto, como transición a la unificación cambiaria, que habría de ser lograda una vez que hubiera una cantidad de dólares en el BCRA suficiente como para minimizar riesgos ante eventuales corridas.
  • Dada la imposibilidad de un ancla cambiaria muy robusta (fijo estilo Convertibilidad o semi flotante en los 2000, cuando pudo bajar desde casi $4 a menos de $3), por la falta de dólares (eran nulas en esos momentos), se propiciaba mantener algún esquema de acuerdos de precios y salarios, por poco tiempo, para minimizar el passthrough de la devaluación a precios, y lograr una cierta mejora del tipo de cambio real.

Massa estaba de acuerdo en la orientación. Pero tenía un enfoque más gradualista. Llegamos a hacer un ajuste fiscal de casi 2 puntos del PBI, pero la devaluación, por un motivo u otro se fue postergando (entre otros factores por la muy escasa ayuda externa para minimizar riesgos). Y después pasaron cosas. Entre ellas: el agudo shock externo que implicó la sequía más grave de que se tenga registros (unos u$s21.000 millones que dejaron de ingresar al país), y ya más adelante, el “shock político adverso” que significó para la macro de esos días, el triunfo de Milei del 13 de agosto en las PASO (el dólar cripto subió 20% en menos de una hora…).

De modo que claro que estoy muy de acuerdo con “el trazo grueso” del programa macro de Milei, que es como explicaba, muy similar a lo que yo pensaba debería haber sido exitoso de haberse implementado.

Lamentablemente, el discurso “anti-peso” de Milei (dolarización sin dólares, peso como excremento, etc.) hizo que muchas empresas fijaran precios a un dólar de $2,000 o más. Y que entonces la inflación de diciembre-enero-febrero haya sido mucho más alta que la inevitable tras la devaluación del 140% (dólar importador) de inicio de mandato. Y que se cristalizara un dólar bajo.

Esta altísima inflación implicó brusca caída del salario real. Que fue a mi juicio, la principal causa de la aguda recesión entre noviembre de 2023 y abril de 2024 (aproximadamente 7 puntos de caída del PBI no agrícola).

Casa Rosada Gobierno
Minimizar los riesgos de accidentes “debería” ser una prioridad del Gobierno.

Minimizar los riesgos de accidentes “debería” ser una prioridad del Gobierno.

Esa recesión era en gran parte evitable, según mi análisis, pero terminó siendo funcional al Gobierno: hubo gran necesidad de vender dólares para pagar sueldos y llegar a fin de mes, y los reclamos salariales quedaron aplacados.

Pero ya está, y no vale la pena “llorar por la leche derramada”. Lo importante es que la recuperación del PBI ya es un hecho, y que la perspectiva es alentadora: sin ajustes tarifarios importantes a la vista, la masa salarial disponible amplia (cantidad de empleo x salario promedio + jubilaciones + asignaciones sociales) tiende a aumentar por encima de la inflación en forma persistente. Esto, más la fuerte expansión crediticia en curso (ahora alimentada también por el muy exitoso blanqueo), habilita a pensar que los pronósticos optimistas de suba de PIB están bien fundamentados.

El exitoso blanqueo, más la incipiente remonetización de la economía, también habilita a pensar que el BCRA podrá ir mejorando su situación de reservas. Estimo que el riesgo país seguirá bajando y que las probabilidades de rolleo “normal” de la deuda seguirán subiendo. Aún si no llegáramos a ello, un canje amigable de deudas, dándoles a los bonistas un cupón más alto (el actual quedó muy bajo), a cambio de varios años más de plazo, permitiría evitar nuevos default o canjes extorsivos que nos impidan volver a los mercados.

Un aspecto con el que lamentablemente, habrá que convivir, es con la combinación de “dólar bajo” + “pocas reservas en el BCRA”.

Como decía antes, el discurso electoral “anti peso” de Milei hizo mucho para que llegáramos a este dólar real “bajo”. Este dólar es similar al de los inicios de la Convertibilidad, cuando funcionaba bien (alto crecimiento, baja inflación, etc). Y la mitad del dólar de los años 2000, que también funcionó muy bien. Y que era muy resistente a shocks adversos. Cuando consideramos que hay unos u$s110.000 millones de pesos de M4 (Circulante, Depósitos, y Bonos en terceros no bancarios), y nada de reservas netas en el BCRA, sabemos que, si hay shocks, el dólar podría subir “muchísimo” (con cepo, el CCL; sin cepo el dólar único). El programa actual, no resistiría un “efecto tequila”, ni un shock político realmente adverso (p.ej. un triunfo muy holgado de CFK en PBA).

Es decir, el programa va bien, viento en popa, pero asume riesgos que aún no pueden dejarse de lado. Minimizar los riesgos de accidentes “debería” ser una prioridad del Gobierno. No es el caso, al menos por ahora. Toda la apuesta está dirigida al éxito en bajar fuerte la inflación (lograble), en que suba a buen ritmo el PIB (lograble), y que todo ello redunde en una muy buena elección en 2025 (lograble), de modo que Milei se mantenga bien competitivo hacia 2027 (lograble).

En esta Argentina tan agrietada, es necesario aclarar que estar de acuerdo con aspectos claves de la macro de Milei, y con gran parte de la agenda de reformas que está liderando Sturzenegger, y tener pronósticos optimistas al respecto, no implica apoyar a Milei en su prédica mesiánica, megalómana, muchas veces violenta, esparcidora de falacias por doquier, y su apego bastante forzado a las formas republicanas y democráticas. Me viene un ejemplo: la buena macro de Krieger Vasena, con Onganía presidente, que era muy popular en su momento (y contaba con el apoyo de Perón, CGT, etc). Pero grotescamente autoritario (sólo recordar a la policía llevando a jóvenes a la seccional para cortarles el pelo, ya que eso afectaba a la moral y las buenas costumbres….). Que pensaba quedarse no menos de 10 años. Y que a los 4 años tuvo que irse tras los coletazos que produjo el Cordobazo de mayo de 1969.

Director de YIER Consultora / Ex Secretario de Política Económica

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