Uno de los primeros anuncios del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado gran preocupación y debate. Después de asumir la presidencia, Trump planea imponer un 25% de aranceles a las importaciones provenientes de Canadá y México, y un 10% adicional a los productos originados en China. Si bien estas medidas afectan de manera directa a los países mencionados, sus repercusiones también podrían tener un impacto en las economías de Europa, el Sudeste Asiático y, por supuesto, América Latina. Nadie parece estar exento de las posibles consecuencias de esta política unilateral que podría cambiar las reglas del juego global.
El proteccionismo de Donald Trump: ¿oportunidad o desafío para la economía argentina?
El proteccionismo de Trump podría tener varias implicancias para la economía argentina. Nadie parece estar exento de las posibles consecuencias de esta política unilateral que podría cambiar las reglas del juego global.
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Las medidas de Trump responden, en parte, a una estrategia para incentivar el regreso de las plantas de producción estadounidenses que se encuentran en el extranjero, pero la pregunta es: ¿es esto realmente viable? Y si se implementan, ¿podrían estas políticas tener el efecto contrario al deseado?
Una de las consecuencias más evidentes es que la imagen internacional de Estados Unidos como defensor del libre comercio podría verse gravemente afectada. En las últimas dos décadas, Estados Unidos ha pasado de ser un líder del comercio internacional a adoptar una postura más proteccionista, más parecida a la de países en vías de desarrollo antes de la globalización que a la de las potencias económicas consolidadas como Europa o Asia.
De hecho, según datos de la OMC, China actualmente representa el 14.2% de las exportaciones mundiales, mientras que Estados Unidos apenas alcanza el 8.4%. A su vez, Alemania con 7.1% sigue siendo un competidor relevante. Esto indica que, en términos de tamaño de mercado y su impacto en la producción y el comercio global, las regiones de Europa y Asia-Pacífico ya superan ampliamente a América del Norte, lo que sugiere que Estados Unidos necesita seguir abriéndose al comercio internacional en lugar de cerrarse.
¿El proteccionismo de Trump podría resultar contraproducente?
Este enfoque neoproteccionista podría desencadenar represalias de las principales economías del mundo, especialmente de Asia. China, por ejemplo, ha demostrado ser un jugador clave en este tipo de disputas comerciales, implementando medidas como suba de aranceles a productos estadounidenses o restringiendo el acceso al mercado chino para ciertas empresas.
Esto podía afectar a sectores clave de la economía estadounidense como la agricultura, la tecnología y la industria automotriz, que dependen enormemente de la relación comercial con China. Además, una escalada de tensiones podría minar la confianza de los inversores internacionales en los mercados financieros de Estados Unidos.
En términos internos, si bien Estados Unidos disfruta de un pleno empleo, la imposición de aranceles podría generar inflación interna y elevar los costos de producción. Esto podría afectar negativamente a sectores como la tecnología, la automotriz y la moda, que dependen de las cadenas de suministro globales. Frente a esto, las empresas podrían verse obligadas a recortar empleos o incluso deslocalizar la producción, lo que podía impactar negativamente en el mercado laboral estadounidense.
¿Cómo podría responder China?
Aunque en el corto plazo la medida de Trump podría afectar a China, en el mediano y largo plazo esta podría resultar un impulso para la economía china. Si Estados Unidos decide alejarse de los acuerdos comerciales internacionales, China podría llenar ese vacío y convertirse en campeón del libre comercio. Ya ha demostrado su capacidad para influir en el comercio global con su iniciativa de la "Franja y la Ruta", donde ha invertido fuertemente en infraestructuras y ha promovido acuerdos comerciales con países en desarrollo.
De hecho, China podría usar este escenario para fortalecer sus lazos comerciales con economías emergentes de América Latina, África y otros países asiáticos, e incluso con potencias económicas como la Unión Europea. Al promover acuerdos bilaterales y multilaterales sin barreras arancelarias, China podría aumentar su influencia global y fomentar nuevas relaciones comerciales que, a su vez, refuercen su liderazgo en organizaciones internacionales como la OMC.
Proteccionismo de Trump: ¿cómo impacta todo esto a Argentina?
El proteccionismo de Trump podría tener varias implicancias para la economía argentina. A corto plazo, una de las consecuencias inmediatas sería una disminución de las exportaciones argentinas hacia Estados Unidos, lo que podría afectar el superávit comercial, un factor clave para la estabilidad cambiaria en el país. Además, la política exterior de Argentina, que históricamente ha sido amigable con Estados Unidos, podría verse forzada a ajustarse ante esta nueva realidad.
La relación entre Argentina y Estados Unidos en los años noventa se basó en lo que se conoció como las “relaciones carnales”, pero hoy esas relaciones no traen consigo los mismos beneficios en términos de inversión y financiamiento internacional. Si Estados Unidos sigue un camino proteccionista, podría ser más difícil para Argentina mantener una alianza estratégica sin los incentivos que, en el pasado, favorecieron la relación.
Sin embargo, si los aranceles de Trump afectan a otros países exportadores de productos similares a los de Argentina, como soja o carne, China podría convertirse en un mercado aún más relevante para Argentina. En este contexto, Argentina tendría que intensificar sus lazos comerciales con China y otros países asiáticos, lo que podría dar lugar a una nueva orientación en su política exterior, más orientada hacia Asia y menos hacia Estados Unidos.
Proteccionismo de Trump: mirando hacia el futuro
Frente a estos cambios drásticos en el sistema internacional, la clave para Argentina será saber gestionar su política exterior y sus relaciones comerciales. Aprovechando las oportunidades de reconfiguración del comercio internacional, Argentina podrá fortalecer sus alianzas con países de Asia y Europa mientras modera los riesgos asociados a los aranceles y las tensiones comerciales.
En resumen, si bien la economía argentina podría enfrentar desafíos derivados del proteccionismo de Trump, también podría encontrar nuevas oportunidades para diversificar sus mercados y fortalecer sus relaciones con actores clave en el comercio mundial. En este entorno global cambiante, la flexibilidad será fundamental.
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