Antonio, un joven diseñador argentino, llegó a Barcelona buscando mayores oportunidades, solo para descubrir que su falta de historial crediticio en España le impediría obtener una tarjeta bancaria básica. Sofía, ingeniera peruana, se enfrenta a problemas similares en Portugal: las barreras financieras le complican enviar dinero a su familia, mientras aún ajusta sus documentos de residencia. Luis, un profesional de la tecnología de Uruguay, encontró trabajo remoto en una startup europea, pero gestionar sus ingresos y cumplir con obligaciones fiscales en ambos países es un desafío constante.
Inclusión financiera: una asignatura pendiente para los migrantes en Europa
Los migrantes latinoamericanos en Europa son un grupo diverso que incluye jóvenes tecnológicos, estudiantes de MBA, nómadas digitales, expatriados, profesionales autónomos y trabajadores temporales.
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Cada una de estas historias representa la realidad de cientos de miles de latinoamericanos que emigran a Europa, un fenómeno impulsado por la generación post-pandemia que adoptó el trabajo remoto, el freelancing y los trabajos temporales.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dependiente de la ONU, define al migrante como cualquier persona que se traslada fuera de su lugar de residencia habitual, ya sea dentro de su propio país o cruzando fronteras, por motivos temporales o permanentes y debido a diversas razones.
Según su informe más reciente, en 2020 había aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales en el mundo, lo que representa el 3,6% de la población global. Esta cifra ha crecido de manera sostenida en las últimas cinco décadas, con un aumento de 128 millones desde 1990 y más del triple en comparación con 1970.
En este contexto, el número de latinoamericanos en Europa ha mostrado un incremento constante. Según la OIM, en 2022 se emitieron casi 3,7 millones de nuevos permisos de residencia en los países de la Unión Europea, lo que representa un crecimiento significativo respecto a años anteriores. En 2024, esta tendencia se ha mantenido, con un aumento notable proveniente de América Latina, especialmente hacia España, Italia y Portugal, impulsado por la afinidad cultural, lingüística y las oportunidades laborales que estos países ofrecen.
Sin embargo, a pesar del aumento en el flujo migratorio, este segmento enfrenta serias dificultades para acceder a servicios financieros en sus nuevos países de residencia. Una barrera importante es la falta de historial crediticio europeo, lo que limita el acceso a créditos, hipotecas o incluso cuentas bancarias básicas. Según un informe de France 24, la burocracia y los requisitos de residencia prolongados agravan esta situación, obligando a muchos a depender de soluciones de transferencia de dinero informales, que suelen tener costos elevados, poca seguridad, altas comisiones y demoras significativas en las acreditaciones.
Los migrantes latinoamericanos en Europa son un grupo diverso que incluye jóvenes tecnológicos, estudiantes de MBA, nómadas digitales, expatriados, profesionales autónomos y trabajadores temporales. Cada uno enfrenta desafíos únicos en su integración financiera, desde la necesidad de realizar movimientos y transferencias, hasta la gestión de ingresos y gastos en múltiples monedas. Además, deben mantener conexiones financieras activas con sus países de origen para cumplir con obligaciones fiscales o enviar dinero a sus familias.
Más del 40% de quienes migran continúan teniendo responsabilidades de pago en su país de origen durante los primeros dos años, y muchos sostienen a sus familias con el pago de cuentas. Este movimiento constante de fondos subraya la necesidad de una infraestructura financiera global que facilite estas transacciones de manera rápida y segura.
Las barreras idiomáticas, la documentación exigida, los trámites migratorios, la burocracia bancaria y la falta de una dirección fija son obstáculos habituales para muchos migrantes. Frente a estas dificultades, fintechs como BNKA han desarrollado soluciones que simplifican la gestión financiera, permitiendo a los usuarios manejar múltiples billeteras desde una sola app: pesos argentinos a través de un CVU, euros con un IBAN e incluso USDT. Todo esto les brinda la posibilidad de cambiar entre monedas de manera rápida y eficiente.
Por ejemplo, un usuario argentino que vive en España puede convertir euros a pesos en segundos, moviendo su dinero del sistema financiero europeo al argentino sin comisiones ni costos ocultos. Este cambio de moneda es automático, y el dinero se acredita de inmediato en el sistema financiero local. Desde ahí, el usuario puede utilizar su saldo para compras, transferencias o el pago de servicios como luz, alquiler o incluso la cuota del club de fútbol.
Este tipo de soluciones transforma la manera en que los migrantes envían dinero y gestionan pagos, conectando de forma ágil su país de origen con su lugar de residencia..
La inclusión financiera y la Agenda 2030
El acceso financiero igualitario no solo es una necesidad urgente para los migrantes, sino también un pilar fundamental de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este plan fomenta la colaboración entre gobiernos, instituciones financieras tradicionales y tecnologías emergentes para cerrar las brechas sociales y económicas que persisten. Ejemplos como Telefónica y Santander demuestran cómo grandes corporaciones pueden no solo competir, sino también colaborar con fintechs y startups, aprovechando su alcance global y experiencia, combinados con la innovación y agilidad de estas nuevas empresas.
Por otro lado, reducir las barreras económicas y tecnológicas es esencial para que los migrantes puedan integrarse plenamente en sus nuevos países de residencia. Estas limitaciones no solo afectan su estabilidad financiera, sino que también restringen su capacidad de contribuir al desarrollo local. Promover soluciones inclusivas y accesibles permitirá construir una integración más justa, efectiva y sostenible para todos.
Head of Marketing en BNKA
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