27 de diciembre 2024 - 12:24

Javier Milei y Luis Caputo en 2025: dólar, desafío financiero, y lo que ve Warren Buffett

El Gobierno ha elegido un programa económico y adscribe un modelo de alta vulnerabilidad frente a cualquier shock exógeno.

Termina la “post campaña” que duro exitosamente un año más, y llega la hora de la verdad. 

Termina la “post campaña” que duro exitosamente un año más, y llega la hora de la verdad. 

El panorama económico de Argentina para 2025 se presenta con una complejidad sin precedentes. Mientras que referentes globales como Warren Buffett, a través de Berkshire Hathaway, acumulan efectivo en previsión de comprar más barato ante posibles caídas bursátiles, el contexto local enfrenta una situación desafiante, marcada por vencimientos de deuda, reformas postergadas y otras tensiones.

El gobierno argentino ha elegido un programa económico y adscribe un modelo de alta vulnerabilidad frente a cualquier shock exógeno. Trump, podría ganar prestigio inicial, si puede detener la guerra en Europa, lo cual podría restablecer el suministro de energía desde Rusia al continente europeo. Esto afectaría el precio del petróleo, y consecuentemente el valor de las acciones de empresas del sector, además del superávit energético argentino. El precio de la soja no ayuda. Sin duda crecerá el proteccionismo.

Buffett, conocido por su enfoque conservador, mantiene reservas en efectivo por u$s325.000 millones, lo que refuerza la expectativa que los mercados podrían sufrir correcciones. En Argentina, seguir el ejemplo de Buffett implica prepararse para la volatilidad, dado que el fortalecimiento del dólar y la depreciación del real brasileño ya están generando impactos externos que tensionan la balanza comercial.

El gobierno proyecta para 2025 un superávit comercial de u$s12.500 millones, significativamente menor al de u$s18.250 millones registrado anteriormente, con un crecimiento esperado de las importaciones. Este saldo podría verse impulsado, en parte, por un superávit del sector energético, pero no manejamos los precios. Las cifras podrían no ser suficientes para aliviar la presión sobre los vencimientos de deuda.

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Warren Buffett.

Warren Buffett.

Vencimientos de deuda y tensión fiscal

El primer trimestre de 2025 concentra el 40% de las obligaciones en dólares del año y el 25% de los pasivos en pesos. Según datos los vencimientos totales de deuda en moneda dura ascienden a alrededor de u$s20.000 millones, mientras que los vencimientos en pesos trasladados en dólares superan los u$s128.000 millones.

El Ministerio de Economía ya ha comenzado a tomar medidas, como solicitar un nuevo acuerdo con el FMI para refinanciar la deuda y ofrecer tasas atractivas en pesos. Sin embargo, la última licitación del Tesoro reflejó señales de alerta: se renovó solo el 87% de los vencimientos, con tasas de hasta 2,93%, por encima de la inflación mensual de 2.4%. No había ocurrido hasta ahora, que las tasas de interés ofrecidas por el Tesoro, fueran “tasas reales positivas”. El carry trade, que dio rendimientos significativos durante 12 meses, gracias a la combinación de apreciación cambiaria y tasas suculentas, habría abundantes ganancias que podrían generar un “permitido”.

El DNU 846 y la inseguridad jurídica

El Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 846 introduce cambios significativos en el manejo de la deuda. Amplió al 70% la capacidad del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) para invertir en títulos públicos, eliminó la obligación de que los canjes de deuda ofrezcan mejoras en plazos, montos o intereses, y permitió renegociar bonos en cualquier moneda. Si bien estas medidas otorgan flexibilidad al gobierno, también generan inseguridad jurídica y dudas sobre la sostenibilidad del esquema de canje, sin contar una fuerte resistencia que quienes, como oficialismo 2019-2023, oportunamente establecieron límites a los excesos registrados entre 2016 y 2019.

Gasto público, FMI, actividad, tipo de cambio y reformas

En el ámbito fiscal, no se espera un ajuste significativo en 2025; de hecho, el gasto público podría aumentar ligeramente en términos reales. Sin embargo, la deuda sigue creciendo debido a la apreciación del peso y la capitalización de intereses, sobre todo si hay que empezar a ofrecer mejores rendimientos para obtener dinero en las licitaciones. La ausencia de reformas estructurales que serían consistentes con la ideología del gobierno, combinadas con un manejo político que opera al límite del marco institucional, generan incertidumbre y estarían frenando potenciales inversiones. Se necesitan inversiones que impulsen el crecimiento.

En cambio, en 2024 se fueron varias multinacionales de la Argentina; como Clorox, Prudential, ENAP, Fresenius Medical Care, HSBC, Xerox, Nutrien, y Procter & Gamble. Textilcom y AlpaCladd, también sufren. Estas son las empresas que producen indumentaria para las marcas como Mimo, Yagmour, Cheeky, y Penguin, que despidieron 309 trabajadores en Catamarca y La Rioja, por desplome de ventas e inconvenientes financieros.

Entrevista amigable

En una fraterna entrevista, Caputo naturalizó que Argentina sea cara en dólares, ejemplificó sobre una empresa de indumentaria que en Chile vende la misma campera a la mitad de precio que en Argentina, pero no respondió por el precio de tomarse un café.

La repregunta al silencio debió ser: ¿Por qué un café es más caro en una esquina de Buenos Aires que en el aeropuerto John F. Kennedy? El ministro argumentó que, en un futuro, una economía con equilibrio fiscal, mercados desregulados y reformas estructurales, incluyendo una estructura tributaria más competitiva, menos distorsiva y un Estado más eficiente y pequeño, todo será posible. Expresó que apenas crezca la recaudación, van a bajar las retenciones… en vez de aumentar las jubilaciones.

¿A quién le habla el ministro? Le cuchichea al campo, porque en realidad se demoran las promesas y el tipo de cambio real multilateral ha caído 7% desde septiembre, perdiendo toda la mejora cambiaria obtenida con la devaluación del 118% de diciembre de 2023, más el crawling peg de 2% mensual. Esta retrocesión es significativa, considerando que el tipo de cambio real multilateral actual está 35% debajo del valor que el FMI sugirió en agosto 2023, cuando determinó la viabilidad de un desembolso de u$s6.400 millones a una devaluación del 20% al ex ministro Massa. Además, en relación con Brasil, el tipo de cambio real bilateral ha alcanzado niveles mínimos desde la explosión del plan de Convertibilidad. Entender este contexto es crucial por qué en el marco teórico del gobierno (inversiones y exportaciones), un tipo de cambio artificialmente retrasado podría ser un ancla para el crecimiento agregado de la economía. La política cambiaria, trazada para sujetar la inflación, está generando un ambiente desfavorable para los sectores productivos nacionales, ya que, con el peso fuerte, la competitividad de Argentina frente a mercados internacionales se ve erosionada.

Para el enfoque doctrinario oficialista, aunque no se admita, la economía argentina ya está en una posición de desventaja frente a sus competidores. Esta pérdida de competitividad es particularmente grave, ya que amenaza con desincentivar las exportaciones y las inversiones en los sectores clave. Además, el atraso cambiario impide que el BCRA acumule las reservas necesarias para estabilizar la economía, y cumplir con la meta acordada con el FMI.

Podemos decodificar de la entrevista, que no habría que hablar de nuevos fondos del FMI, por lo menos hasta abril o mayo 2025. Si bien en los últimos meses ha habido flujos extraordinarios de capital, como el blanqueo (ya salieron u$s 6 mil millones de los bancos) y entradas de nueva deuda privada por mas más de 4.500 millones en el tercer trimestre, estos son muy volátiles y no pueden sustituir el flujo de divisas provenientes de los recursos genuinos que representan las exportaciones.

Surgió de la charla con la periodista, sin querer, que el tipo de cambio esta apreciado y, eso crea una presión adicional sobre la política fiscal. Para poder mantener el crawling peg se deberían bajar los impuestos y las retenciones. Sin embargo, si se reducen los impuestos y el crecimiento no es vigoroso, se necesitaría bajar más gastos en forma proporcional, lo cual luce muy difícil, dado el contexto de pobreza e indigencia en un año electoral. Aquí está en riesgo el único activo supuestamente alcanzado de “superávit (+0.1%)”.

El costo de mantener un tipo de cambio apreciado podría poner en riesgo el “creativo” equilibrio fiscal, y sería: déficit de (-0.8%) si se toma la capitalización de intereses al final del periodo y, déficit de (-1.9%), si se toma la capitalización de intereses en forma mensual. El gobierno ha decidido calcular el saldo fiscal “base caja” y le da superávit (+0.1%). El “déficit devengado”, según se mire es negativo (0.8%) o (-1.9%), esto es, difiriendo el pago de intereses con deuda del Tesoro (llamémosle “déficit post datado”), embutiéndole más deuda a los bancos argentinos, que ya tienen suficiente y están tratando de ir saliendo para prestar como es debido (al sector privado).

La política de eliminación del impuesto PAIS, y las proyecciones privadas de los ingresos tributarios, evidencian las dificultades para mantener los objetivos fiscales mientras se intenta contener la inflación a través de una política cambiaria que no es coherente con una visión ideológica liberal de la economía.

En una economía mundial proteccionista, la apertura de los mercados con una moneda apreciada puede desencadenar una extraordinaria pérdida de competitividad en el sector industrial, especialmente en pequeñas y medianas empresas locales. Sectores como el textil y otros de consumo local ya muestran signos de agotamiento, con caídas en la producción y pérdidas de empleo. Si se mantiene este esquema, se corre el riesgo de una desindustrialización acelerada que afectara a un sinnúmero de familias.

Además, la interacción con el FMI, pone a la Argentina en una situación delicada. Si bien la renegociación de deuda mediante un nuevo acuerdo es posible, no segura; el país deberá demostrar capacidad de pago en el tiempo (solvencia fiscal intertemporal) además de realizar expresiones de deseo y buena voluntad para cumplir con los compromisos, lo que podría convertirse en un alto desafío bajo un esquema cambiario que continúa presionando al alza, sobre todo, las compras que estaban postergadas, luego de quitar el Impuesto PAIS.

Conclusión

Termina la “post campaña” que duro exitosamente un año más, y llega la hora de la verdad. El desafío 2025 radica en equilibrar los vencimientos de deuda con un crecimiento sostenible, mientras se evitan crisis de confianza que podrían acelerar las salidas de capitales y presionar al tipo de cambio. La estrategia del gobierno requerirá una mezcla de creatividad en las licitaciones, renegociaciones internacionales y medidas que devuelvan estabilidad al mercado local. El tiempo dirá si estas acciones son suficientes para sortear un año que promete ser crítico para la economía argentina.

Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros

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