La energía nuclear se está posicionando en el mundo como una opción clave para el futuro energético de la humanidad, impulsada por el renovado interés en su capacidad para proporcionar energía limpia de base. En diversos países, se están impulsando nuevas políticas y proyectos que reflejan una "primavera nuclear", con inversiones significativas en tecnologías de próxima generación. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha pronosticado un aumento significativo en la capacidad de generación nuclear, que podría crecer de 416 GWe en 2023 a 647 GWe para 2050 bajo las políticas actuales.
La gran oportunidad para la industria nuclear nacional
La Argentina de hoy presenta una combinación virtuosa de factores que auguran un futuro prometedor para la tecnología nuclear.
Presidente de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA).
A este escenario previsto por la AIE se suma el hecho de que la energía nuclear es considerada una “solución clave” para satisfacer las crecientes demandas energéticas de los centros de datos, especialmente en el contexto del auge de la inteligencia artificial (IA) y el cloud computing.
En los últimos meses, gigantes tecnológicos como Microsoft, Amazon y Google han firmado contratos significativos para asegurar el suministro de energía nuclear. El caso más simbólico es el de Microsoft, que ha acordado reactivar una unidad nuclear en Three Mile Island, Pensilvania. Esta central, cuyo accidente en 1979 tuvo un impacto profundo y duradero en el mercado nuclear de Estados Unidos, marcó un punto de inflexión en la percepción pública.
Esta necesidad concreta de energía nuclear implica fuertes inversiones privadas tanto en la construcción de nuevas centrales nucleares de tipo estándar (de más de 1 GWe) como en proyectos de reactores modulares pequeños y medianos (SMR, por sus siglas en inglés). Los SMR son una de las innovaciones más prometedoras del sector, ya que, al ser más pequeños y modulares, pueden fabricarse en serie en plantas industriales, reduciendo costos y tiempos de construcción. Además, su instalación es más simple, su financiación más accesible, y presentan mejoras significativas en términos de seguridad.
Por otra parte, el negocio del “ciclo del combustible nuclear”, que abarca las etapas de minería de uranio, conversión a dióxido de uranio (torta amarilla), enriquecimiento y fabricación del combustible, representa otra área estratégica.
El ciclo del combustible nuclear, como otras tecnologías sensibles, está sujeto a una compleja red de licencias, vigilancia y regulaciones por parte de entidades nacionales e internacionales para garantizar la seguridad y prevenir la proliferación nuclear. Ejemplos de estas entidades son el Organismo Internacional de Energía Atómica, Euratom y la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control, entre otros.
El mercado del uranio y el ciclo del combustible nuclear están profundamente influenciados por decisiones geopolíticas, especialmente en relación con la producción y el enriquecimiento de uranio, que a menudo responden a consideraciones más allá de lo estrictamente económico. Esto destaca aún más la importancia estratégica de la energía nuclear.
En este contexto global de un mercado en crecimiento y con la política actual del gobierno, Argentina tiene una oportunidad única para atraer inversiones privadas que impulsen el desarrollo y el crecimiento de la industria nuclear. En particular, existe la posibilidad de incorporar capital privado en Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA) o de generar nuevas empresas asociativas entre NASA y compañías privadas internacionales para brindar servicios de ingeniería o construir nuevas centrales nucleares.
Asimismo, en el ciclo de combustible, la empresa Dioxitek, dedicada a la conversión de uranio, presenta una oportunidad para incorporar capital privado, lo que permitiría ampliar su infraestructura de producción y potenciar las exportaciones.
En cuanto a la minería de uranio, Argentina enfrenta grandes oportunidades para atraer inversiones privadas, mientras que el enriquecimiento de uranio requiere pasar de la escala de laboratorio a la escala industrial, un desafío que podría ser apalancado por capitales privados.
Por otro lado, ENSI, con su Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), que lleva años sin actividad, podría reactivarse con inversión privada, considerando la demanda proyectada de reactores tipo CANDU que se prevé construir en países como Canadá y Rumania en el futuro cercano.
Finalmente, el proyecto de SMR CAREM, del cual la CNEA es propietaria del diseño y responsable de su gestión, representa una oportunidad única para la Argentina. Este proyecto podría eventualmente avanzar hacia su finalización mediante esquemas asociativos, posiblemente incorporando capitales privados y la creación de una nueva empresa destinada a tal fin.
Estas posibilidades para el sector nuclear argentino se encuentran actualmente en una etapa inicial de evaluación y análisis por parte del gobierno.
La Argentina de hoy presenta una combinación virtuosa de factores que auguran un futuro prometedor para la tecnología nuclear. El primer factor es la existencia de un gobierno favorable a la inversión privada y a la apertura económica. El segundo es el destacado desarrollo tecnológico de nuestro sector empresario del clúster nuclear, junto con el aporte de organismos de ciencia y técnica como la CNEA, reconocida por la formación de recursos humanos y la innovación de excelencia. Por último, el potencial territorial en minería de uranio abre nuevas oportunidades para su explotación en el corto plazo.
Presidente de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA).
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