1 de marzo 2025 - 12:38

La intervención del BCRA en los dólares financieros: costos crecientes y un programa cambiario en jaque

En enero, el Banco Central destino u$s2.307 millones para sostener el MEP y el CCL. Los costos de sostener esta política comienzan a acumularse

Si bien el Gobierno argumenta que estas intervenciones no buscan controlar directamente la cotización del dólar financiero, sino estabilizar la cantidad de pesos en circulación, la dinámica del mercado sugiere lo contrario. 

Si bien el Gobierno argumenta que estas intervenciones no buscan controlar directamente la cotización del dólar financiero, sino estabilizar la cantidad de pesos en circulación, la dinámica del mercado sugiere lo contrario. 

Mariano Fuchila

Desde que el gobierno de Javier Milei implementó un esquema monetario que congeló la base monetaria amplia en $47,7 billones en julio del año pasado, la intervención del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en los mercados de dólares financieros ha sido un pilar central de su estrategia económica. Sin embargo, los costos de sostener esta política comienzan a acumularse, con efectos cada vez más visibles sobre la cuenta corriente del BCRA y las reservas internacionales.

En enero, el BCRA destinó u$s984 millones a la intervención del dólar en los mercados financieros, totalizando u$s2.272 millones desde el inicio del programa. Al mismo tiempo, compró u$s8.283 millones en el mercado de cambios oficial, lo que implica que aproximadamente un 27% de esas compras se han utilizado para contener la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los dólares financieros. A esta cifra se suma el impacto del "dólar blend", que permite a los exportadores liquidar un 20% de sus ventas en el mercado financiero. Solo en enero, esta operatoria generó una oferta adicional de u$s1.323 millones, lo que eleva el total de intervención a un récord de u$s2.307 millones en el mes.

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Si bien el Gobierno argumenta que estas intervenciones no buscan controlar directamente la cotización del dólar financiero, sino estabilizar la cantidad de pesos en circulación, la dinámica del mercado sugiere lo contrario. Las operaciones del BCRA en el mercado de bonos, muchas veces concentradas en los minutos previos al cierre, indican una clara intención de marcar un precio de referencia para el MEP y el CCL. En una economía donde la cotización del dólar es un termómetro clave, contener la brecha cambiaria parece ser el objetivo primordial.

Un esquema insostenible en un contexto de escasez de dólares

A pesar de la acumulación de compras de dólares, las reservas del BCRA continúan sin recuperarse. El pago de compromisos de deuda, en especial la amortización y renta de bonos en moneda dura durante enero, ha absorbido una parte significativa de esas compras. Pero el problema de fondo radica en la persistente fragilidad de la cuenta corriente cambiaria, que en enero registró un déficit de u$s1.656 millones, acumulando ocho meses consecutivos en rojo.

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El reciente informe de “Evolución del Mercado de Cambios y Balance Cambiario” del BCRA detalla la composición de este déficit. Mientras que la balanza comercial de bienes exhibió un leve superávit de USD 425 millones, la cuenta de servicios mostró un déficit de u$s1.187 millones en el mes. Dentro de este rubro, los pagos por "Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta" fueron responsables de una salida neta de u$s1.112 millones, reflejando la persistente demanda de divisas por parte del sector privado ante un tipo de cambio favorable para vacacionar en el exterior.

Todo esto se da en un contexto de reservas negativas, según estimadas por la consultora Outlier, cercanas a los u$s10.000 millones. Valor similar a lo recibido por este gobierno en el año 2023.

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La estrategia oficial para sostener la brecha se vuelve cada vez más costosa, con un drenaje de reservas que complica la estabilidad macroeconómica. La decisión de reducir el ritmo de devaluación del "crawling peg" al 1% mensual en un contexto de inflación aún elevada ha generado nuevas presiones sobre la economía, obligando al gobierno a subir las tasas de interés para sostener el atractivo del "carry trade" y evitar una salida mayor de capitales.

El FMI, una apuesta incierta

En este escenario, el gobierno deposita sus esperanzas en la posibilidad de alcanzar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que incluya desembolsos frescos. Sin embargo, los técnicos del organismo han manifestado su preocupación por las inconsistencias del esquema cambiario. Salvo que haya una intervención política de alto nivel, es poco probable que el FMI otorgue fondos de libre disponibilidad sin exigir cambios en el actual programa cambiario.

La administración Milei ha logrado avances significativos en su primer año, incluyendo la reducción del gasto público, el superávit fiscal, la corrección de precios relativos y una desaceleración de la inflación. Sin embargo, la política cambiaria sigue siendo su talón de Aquiles. El atraso cambiario se está volviendo cada vez más costoso y, con o sin dinero del FMI, el esquema actual parece insostenible a largo plazo. Sin una transición hacia un régimen de mayor flexibilidad cambiaria, el riesgo de un ajuste desordenado sigue latente, poniendo en jaque la estabilidad conseguida hasta el momento.

Economista

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