10 de abril 2025 - 12:27

La paradoja fiscal: el Estado recauda más y los sectores más ricos pagan menos

A pesar de que el Poder Ejecutivo llevó a cabo el ajuste del gasto más drástico desde 2002, no modificó sustancialmente la estructura tributaria regresiva.

Desde el Espacio de Trabajo para la Equidad Fiscal (ETFE) advertimos reiteradamente sobre la necesidad de una reforma tributaria integral, pero en sentido contrario al promovido por el Gobierno.

Desde el Espacio de Trabajo para la Equidad Fiscal (ETFE) advertimos reiteradamente sobre la necesidad de una reforma tributaria integral, pero en sentido contrario al promovido por el Gobierno.

Por el Espacio de Trabajo Fiscal para la Equidad (ETFE)*

La reciente publicación de los datos sobre recaudación tributaria en Argentina pone en evidencia que, lejos de reducirse, la recaudación estatal aumentó un 7% en términos reales (considerando el efecto de la inflación) entre febrero de 2024 y febrero de 2025. Este incremento se debe principalmente a la suba en la recaudación del impuesto a las Ganancias (+44%), el Impuesto al Valor Agregado (IVA) (+7%) y el impuesto a los combustibles (+304%). En contraste, sólo dos tributos registraron caídas significativas: el impuesto sobre los Bienes Personales, que grava grandes patrimonios y cuya recaudación cayó un 47%, y el impuesto PAIS, que fue eliminado.

La regresividad estructural es la característica principal del sistema impositivo argentino, algo que sucede en la mayoría de los países de América Latina. Históricamente, al recaudar, el Estado exige proporcionalmente más a quienes menos tienen (principalmente a través del IVA, que aporta casi la mitad de lo recaudado por impuestos), mientras que exige menos a los sectores de mayor riqueza. Esta dinámica no solo refleja inequidades, sino que contribuye directamente a profundizar la desigualdad social, y los recientes cambios en la recaudación tributaria refuerzan aún más este sesgo inequitativo de la política fiscal argentina.

En este esquema, el impuesto sobre los Bienes Personales debería tener un rol fundamental al gravar a aquellas personas que poseen grandes patrimonios, como inmuebles de alto valor, automotores de alta gama y diversos activos financieros. Pagan este impuesto únicamente quienes superan un valor establecido, conocido como mínimo no imponible, que para el año 2024 se ubicó en 292 millones de pesos. Sin embargo, las participaciones en el capital de las empresas y los inmuebles rurales están exentos, lo que limita su capacidad para gravar la riqueza de manera efectiva.

Por qué se derrumbó la recaudación por el impuesto sobre los Bienes Personales

El derrumbe en la recaudación por el impuesto sobre los Bienes Personales se explica por la reforma implementada por el gobierno en junio de 2024. El paquete fiscal aprobado implicó tres cosas: a) la fuerte suba en el mínimo no imponible (medido en dólares, de 123.000 a 282.000), b) una reducción gradual regresiva de las tasas hasta alcanzar una alícuota única y plana del 0,25% en 2027 y c) eliminar la sobre-alícuota que existía para los bienes radicados en el exterior.

Estos cambios provocan una reducción en la cantidad de contribuyentes alcanzados y, en consecuencia, una disminución en el aporte fiscal proveniente de los sectores más acaudalados del país.

Los datos muestran que la participación del impuesto en la recaudación se redujo del 1,34% al 0,67% entre febrero de 2024 y febrero de 2025. La recaudación de este impuesto ya era baja y la reforma debilitó aún más su capacidad redistributiva, beneficiando al 1% más rico del país.

Cómo impactó la desaparición del impuesto PAIS

Por su parte, la desaparición del impuesto PAIS, que recaía sobre operaciones en moneda extranjera, contribuye con esta tendencia regresiva al poner presión sobre el ya desfinanciado sistema previsional ya que la recaudación del impuesto se dedicaba a la financiación de la ANSES y el PAMI, lo que puede traducirse en mayores recortes de las prestaciones para las y los jubilados y pensionados.

¿A quién efectó el regreso del impuesto a las Ganancias?

En simultáneo, el impuesto a las Ganancias incrementó su recaudación en un 44%. Esto se debe principalmente a que el gobierno nacional, junto a otras reformas mencionadas antes, modificó el impuesto a las Ganancias, retrotrayendo el beneficio otorgado en septiembre de 2023 donde las personas asalariadas de ingresos medios y altos habían dejado de tributar el impuesto.

Estamos a favor de que a partir de cierto nivel de ingresos se tribute Ganancias (o, mejor dicho, que se graven los altos ingresos), como pasa en la gran mayoría de los países más desarrollados, pero el contexto y la forma de la decisión gubernamental no fue neutral. Debería haber ido a la par de una fuerte recomposición de los salarios.

La reimposición del tributo no estuvo acompañada de aumentos salariales en términos reales para todos los trabajadores y trabajadoras, en un contexto de ajuste generalizado y pérdida del poder adquisitivo. En la práctica, el retorno del impuesto afectó a un sector social empobrecido de la “clase media”.

A su vez, aunque su legislación no haya cambiado, la recaudación obtenida por el IVA aumentó un 7% en términos reales mientras que la recaudación del impuesto a los combustibles aumentó un 304%, explicado principalmente por el fuerte aumento en la suma fija que se cobra por litro.

A pesar de que el Poder Ejecutivo llevó a cabo el ajuste del gasto más drástico desde 2002 (superior al 25% en 2024) con el objetivo de erradicar el déficit fiscal, no modificó sustancialmente la estructura tributaria regresiva. Desde el Espacio de Trabajo para la Equidad Fiscal (ETFE) advertimos reiteradamente sobre la necesidad de una reforma tributaria integral, pero en sentido contrario al promovido por el Gobierno.

En un país donde la mitad de la población vive en situación de pobreza y una de cada cinco personas enfrenta condiciones de indigencia, la política fiscal debe orientarse a reducir la carga impositiva sobre los sectores de menores ingresos y aumentar proporcionalmente la contribución de quienes poseen mayores riquezas. Esto implica, entre otras medidas, reforzar los impuestos patrimoniales, combatir activamente la evasión y la elusión fiscal, e implementar mecanismos para la devolución de IVA a los grupos con bajos recursos.

*Texto elaborado por el Espacio de Trabajo Fiscal para la Equidad (ETFE), que integran Maria Julia Eliosoff, Martín Mangas, Noelia Mendez Santolaria, Magdalena Rua y Malena Vivanco.

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