El contexto económico y político de Argentina en diciembre de 2000, a un año de la asunción de Fernando de la Rúa como presidente, reflejaba una compleja situación de vulnerabilidad fiscal financiada por colocación de deuda voluntaria, inestabilidad política e invariables expectativas de ayuda internacional condicionada por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Lecciones de Fernando De la Rúa: reflexiones tras un año de Javier Milei
Comparar el primer año de gestión de Fernando de la Rúa (2000) con el primer año de Javier Milei (2023-2024) implica analizar las similitudes y diferencias en los contextos económicos, políticos y sociales, así como en los enfoques de política económica y la relación con los organismos internacionales.
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El “blindaje financiero” prometido por el FMI, que rondaba los u$s 21.500 millones, según el ministro José Luis Machinea, aparecía como una tabla de salvación para evitar una crisis de confianza y dar un respiro al programa económico del Gobierno que solo 3 meses más tarde, naufragaría en una crisis que llevaría a Ricardo López Murphy por 15 días al Palacio de Hacienda.
Pero ese acuerdo de ayuda financiera múltiple estaba supeditado a la implementación de reformas y medidas legislativas que al profundizar el ajuste que había hecho Machinea en mayo de 2000, enfrentaba serios obstáculos políticos y sociales.
Principales condicionantes del blindaje Financiero de Fernando De la Rúa
Presupuesto 2001: Aunque obtuvo media sanción en Diputados el 30 de noviembre, enfrentaba modificaciones en el Senado, lo que amenazaba con retrasar su aprobación definitiva hasta mediados de diciembre. Este presupuesto era clave para demostrar compromiso fiscal y credibilidad ante el FMI.
Compromiso fiscal federal: Aprobado por el Senado y pendiente en Diputados, establecía el congelamiento del gasto público por cinco años y fijaba criterios para la coparticipación federal. Su ratificación final requería la aprobación de las legislaturas provinciales, aunque el FMI podría conformarse con el respaldo del Congreso Nacional.
Reforma previsional: Una medida políticamente sensible, enfrentaba la oposición del Frepaso, aliado del Gobierno, y del PJ, oposición. Su viabilidad dependía de un dictamen favorable en comisión o, en última instancia, de un DNU, lo que podría desatar tensiones políticas internas y externas.
Desregulación de obras sociales: Aunque se emitieron decretos al respecto, los detalles operativos permanecían en negociación con los gremios y las empresas de medicina prepaga, generando incertidumbre sobre su implementación antes del receso de fin de año 2000.
Indicadores económicos y riesgo país
La recaudación tributaria de noviembre 2000 reflejó debilidad económica, con una caída interanual del IVA (-3.3%) y una recaudación total de solo 3.921 millones de pesos.
El riesgo país se mantuvo elevado, a pesar de una relación (deuda/PBI) que hoy sería un éxito rotundo (era casi la mitad del endeudamiento, al presente). Se evidenciaba la desconfianza de los mercados, aunque con expectativas de mejora ante un eventual anuncio del “Blindaje”. Al revés de diciembre 2024, cuando se da por descontado el apoyo del FMI y los mercados festejan, de modo que podría estar sobrevalorado.
Los precios mayoristas mostraban estabilidad relativa, con una leve caída mensual (deflación) en noviembre 2000 (-0.2%) con un incremento acumulado interanual de solo (+4.3%).
Escenario general de principios de diciembre 2000
A pesar de los avances parciales en las medidas exigidas por el FMI, el Gobierno enfrentaba un delicado equilibrio entre cumplir las condiciones del acuerdo y sortear las resistencias internas en un contexto de recesión económica. La expectativa de un alivio financiero inmediato chocaba con la falta de cohesión política y los indicadores económicos que reflejaban un estancamiento de la actividad productiva y el consumo…
Este contexto adelantaba un 2001 plagado de incertidumbres, donde el “blindaje financiero” prometido podría actuar como un paliativo temporal, pero difícilmente resolvería las tensiones estructurales que comprometían la estabilidad económica y social del país, teniendo en cuenta que en octubre 2001 se producirían las elecciones de medio termino (las que perdió la coalición de Gobierno), desmoronando todo en solo dos meses.
Comparar el primer año de gestión de Fernando de la Rúa (2000) con el primer año de Javier Milei (2023-2024) implica analizar las similitudes y diferencias en los contextos económicos, políticos y sociales, así como en los enfoques de política económica y la relación con los organismos internacionales.
Similitudes
Dependencia de ayuda internacional:
De la Rúa: Enfrentó la necesidad de un “Blindaje financiero” del FMI, el Banco Mundial, el BID, y el Tesoro estadounidense para estabilizar las cuentas fiscales y mitigar el riesgo país, condicionado por reformas estructurales y compromisos fiscales. El objetivo, colocar deuda en los mercados voluntarios.
Milei: Ha apostado por obtener financiamiento externo, fortaleciendo la relación con EE. UU. y el FMI. Las condiciones impuestas por estos actores siguen siendo determinantes para el acceso al crédito internacional.
Fragilidad económica:
De la Rúa: Gobernó en un contexto de recesión, caída en la recaudación fiscal y aumento del desempleo, con un déficit fiscal que proyectaba 6.400 millones de dólares.
Milei: Sigue con alta inflación, déficit fiscal (alrededor de 1.2%), una deuda significativa y una economía en estanflación (inflación con recesión). Aunque los datos son diferentes, el deterioro estructural es comparable.
Reformas controvertidas:
De la Rúa: Enfrentó resistencias a la reforma previsional, la desregulación de las obras sociales y el ajuste fiscal, incluso dentro de su propia coalición.
Milei: Genero una licuación del gasto público inédita, hizo reformas radicales por Decreto, consiguió la “Ley bases”, pero piensa seguir profundizando los recortes en el gasto público, que han de generar tensiones políticas y sociales.
Polarización política:
De la Rúa: Sufrió una crisis interna en su coalición (UCR-Frepaso), con la renuncia de su vicepresidente, Carlos Álvarez, debilitando la gobernabilidad.
Milei: Enfrenta una ruptura con Mauricio Macri, además de sostener una fuerte polarización política con la oposición y sectores sociales críticos a sus propuestas, aunque cuenta con mayor control político inicial.
Diferencias
Estilo y retórica:
De la Rúa: Adoptó un tono conciliador, aunque esto se percibió como falta de liderazgo en momentos críticos.
Milei: Tiene un estilo confrontativo y disruptivo, utilizando una retórica incendiaria contra “la casta política” y promoviendo cambios radicales en un corto plazo.
Contexto Internacional:
De la Rúa: Gobernó en un período de relativa estabilidad global, pero con presiones por la convertibilidad y la competencia en mercados emergentes.
Milei: Opera en un mundo marcado por incertidumbres geopolíticas, inflación global y tensiones económicas entre grandes potencias, que pueden complicar su relación con aliados estratégicos como EE. UU. e Israel.
Agenda Económica:
De la Rúa: Buscaba mantener la convertibilidad y aplicar ajustes graduales bajo presión del FMI.
Milei: Propone un cambio de paradigma, una reducción agresiva del gasto público y la potencial eliminación gradual de asistencia a las provincias.
Resultados en el Primer Año:
De la Rúa: Su gestión inicial se caracterizó por la demora en la implementación de reformas, lo que aumentó la presión económica y política.
Milei: Aunque aún es temprano para evaluar, ha logrado generar un “veranito financiero” con cierta estabilización del tipo de cambio y señales de confianza externa. Sin embargo, los impactos de sus políticas estructurales todavía están por verse.
Perspectiva comparativa
Ambos gobiernos asumieron en contextos de crisis económica con expectativas de estabilización a través de políticas impopulares. Sin embargo, la estrategia de Milei se presenta como más disruptiva y polarizante, mientras De la Rúa buscó sostener el statu quo con ajustes graduales.
Un factor clave será el nivel de cohesión política. Mientras De la Rúa perdió apoyo incluso dentro de su coalición, Milei partió con un respaldo del Macrismo significativo, que está perdiendo volumen. Las resistencias sociales y la implementación de sus reformas determinarán la sostenibilidad de su gobierno. Recuerde que, De la Rúa, solo un año más tarde, se fue con 4% de imagen positiva.
Un análisis histórico del primer año de gestión de Fernando de la Rúa deja lecciones contundentes que no pueden ser ignoradas. La combinación de ajustes económicos drásticos, falta de apoyo político sólido y creciente descontento social derivó en una crisis política terminal que culminó con su renuncia en diciembre de 2001, dejando un saldo trágico de 39 muertos y un país sumido en el caos.
Hoy, bajo la administración de Javier Milei, las circunstancias son distintas, pero los paralelismos son inquietantes. Las expectativas desbordadas, la concentración de poder en una figura, y la implementación de reformas disruptivas sin construir consensos amplios son ingredientes que ya han demostrado su potencial desestabilizador. Ignorar estos antecedentes sería un error fatal.
El desafío del presidente Milei no es solo evitar repetir la historia, sino demostrar que es posible implementar cambios profundos sin exceder el delicado equilibrio social y político que, en última instancia, define la sostenibilidad de cualquier gobierno democrático. La advertencia de 2001 permanece latente: la legitimidad se puede perder rápidamente si los sacrificios no están acompañados de esperanza y justicia.
Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros
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