29 de junio 2024 - 00:00

Reconfiguración empresarial ante la apertura de importaciones en Argentina

En momentos recesivos como los que estamos transitando actualmente, es difícil de ver y notar que esta apertura de las importaciones llegue al cotidiano de toda la gente en el corto plazo.

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El comienzo de la apertura de las importaciones en el país ha marcado un antes y después en el mundo empresarial argentino, especialmente en las pequeñas y medianas empresas que se enfrentan con un nuevo desafío: la libre competencia entre chicos, medianos y grandes. Cada uno con sus ventajas y desventajas, pero todas con las mismas libertades comerciales.

Actualmente el régimen de importaciones en la República Argentina se ve más flexible que en periodos anteriores, aunque todavía le falta mucho para regularizarse al 100%. Si bien las condiciones actuales, dependiendo del rubro de productos/servicios que se quieran adquirir del exterior, promedian una posibilidad de giro del dinero adeudado a los 30 días de nacionalizada la carga/prestación que se desee, ya podemos estar hablando de que cada vez más, especialmente en la línea de productos importados, comienzan a verse en la calle, poco a poco de una forma más sencilla. Ya sea que el apalancamiento de las operaciones se logre por medio de filiales internacionales en caso de las grandes empresas, o vínculos comerciales estrechos con proveedores de confianza y trayectoria, la rueda de la importación comienza a moverse nuevamente.

En momentos recesivos como los que estamos transitando actualmente, es difícil de ver y notar que esta apertura de las importaciones llegue al cotidiano de toda la gente en el corto plazo, pero silenciosamente cada vez más marcas y empresas multinacionales comenzaron a instalarse nuevamente en nuestro país a la espera de la pronta recuperación del poder adquisitivo de la mayoría de la población, para afianzar sus negocios en nuestro país.

De esta forma las empresas argentinas deberán reestructurarse o adaptarse para poder hacerle frente a marcas mundialmente reconocidas como por ejemplo, IKEA, que ya registró su marca en el país. Esto obliga a que las empresas locales se adapten para mantener su competitividad y puedan responder a las cambiantes demandas de los consumidores. Esta situación me remite a una charla del reconocido especialista en finanzas Claudio Zuchovick quien dijo una frase que parece más que acertada para este momento de la economía Argentina: “si crees que los cambios van a ser temporales, aguanta todo lo que puedas con tu estructura y forma actual. Si crees que estos cambios vinieron para quedarse, vas a tener que cambiar tu forma de trabajar”.

Veamos algunos puntos de crecimiento que pueden ser elegidos por los empresarios argentinos:

Mejorar la calidad y añadir valor agregado

Uno de los cambios que las empresas deben contemplar para sobresalir en un mercado más abierto, saturado de ofertas y competitivo, es la calidad de sus productos. La calidad no solo implica cumplir con estándares mínimos, sino también superar las expectativas de los clientes, dar ese factor sorpresa que los haga sentir satisfechos con la decisión de haber comprado en esa marca. Esto puede lograrse a través de la innovación continua, la adopción de tecnologías avanzadas y la optimización de procesos productivos

La modernización de la infraestructura también es un punto clave para mejorar la eficiencia y la capacidad de producción: invertir en maquinaria avanzada puede ayudar a las empresas a reducir costos operativos y mejorar la calidad de los productos.

Además, optar por productos más eficientes y sostenibles o incorporar características únicas que satisfagan necesidades específicas de los consumidores es realmente necesario. Por ejemplo, si se quiere apuntar a un público que quiere elevar el nivel de su hogar, añadiendo productos de iluminación de diseño y mejorando su seguridad, o automatizándola para una lograr una experiencia de vida más cómoda e inteligente, una empresa de iluminación LED y domótica podría enfocarse en desarrollar productos que no solo sean eficientes energéticamente, sino que también integren esas tecnologías que el usuario está buscando para lograr el confort que desea.

Diversificación para abrir oportunidades

Otro pilar fundamental para las empresas que buscan adaptarse a este nuevo contexto es la diversificación. Ampliar la gama de productos y servicios permite a las empresas explorar nuevos nichos de mercado y reducir la dependencia de un único sector. Esto incluso puede hacerlo aprovechando la apertura de importaciones, importando insumos o productos complementarios que enriquezcan la oferta local.

La diversificación no sólo abre nuevas oportunidades de ingresos, sino que también fortalece la resiliencia de la empresa ante fluctuaciones en la demanda de productos específicos .

Fortalecimiento del equipo

Este contexto no se limita solo a la mejora de productos y la expansión del mercado, sino que el equipo humano e infraestructura son otros pilares esenciales. Las empresas deben adoptar un enfoque proactivo en la gestión del talento, promoviendo un entorno de trabajo que fomente la creatividad y la innovación.

Y en un entorno donde la competencia se intensifica, la atención al cliente se convierte en un diferenciador crucial. No deben subestimar la manera en que se dirigen a sus consumidores y deben proporcionar un servicio al cliente excepcional, que no solo resuelva problemas, sino que también anticipe las necesidades y preferencias de los clientes. La fidelización de clientes es una estrategia a largo plazo que puede asegurar un flujo constante de ingresos y una base de clientes leales.

Hacer alianzas y darle una oportunidad a la cooperación

Las alianzas estratégicas, tanto con empresas locales como internacionales, pueden proporcionar ventajas competitivas para ambas partes. A través de ellas no solo se pueden hacer acuerdos sino también colaborar juntos en proyectos que sean beneficiosos para ambos. De esta forma, se pueden compartir riesgos y recursos, y acceder a nuevas capacidades y mercados.

En conclusión, la clave para sobrevivir y prosperar en este nuevo entorno reside en la capacidad de adaptarse y reconfigurar estratégicamente. Mejorar sus productos, procesos productivos, fortalecer el trabajo humano, diversificarse y hacer alianzas estratégicas son pilares fundamentales para enfrentar la competencia internacional. Las empresas que logren integrar estas estrategias no solo podrán resistir las presiones del mercado, sino que también podrán posicionarse favorablemente para el crecimiento futuro en un contexto globalizado.

Director y fundador de DEMASLED.

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