22 de febrero 2025 - 00:00

Vaca Muerta: ¿será 2025 el año en que Argentina rompa su récord de producción de petróleo?

Si bien no es imposible alcanzar este hito en 2025, definitivamente es una batalla desafiante. Las perspectivas del sector de los hidrocarburos son espectaculares.

Vaca Muerta. Si tomamos US$74 por barril, como proyecta la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA por sus siglas en inglés) para 2025, estaríamos hablando de US$6,7 mil millones, US$1,2 mil millones más que en 2024.

Vaca Muerta. Si tomamos US$74 por barril, como proyecta la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA por sus siglas en inglés) para 2025, estaríamos hablando de US$6,7 mil millones, US$1,2 mil millones más que en 2024.

Vista

Hasta el inversor más despistado ya se enteró que la historia de Vaca Muerta pasó de ser una promesa a una realidad incuestionable. El año pasado fue prueba de ello. La balanza energética marcó su segundo superávit en 14 años, totalizando US$5,7 mil millones, luego de que las exportaciones de petróleo contribuyeran con US$5,5 mil millones.

No obstante, como era de esperar después de semejante desempeño, ahora el enfoque se ha desplazado hacia cuán significativo podría llegar a ser este viento de cola para los flujos de Argentina. Ello llevó a analizar la posibilidad de que Argentina alcance su producción máxima histórica de petróleo este año, lo cual luce por lo menos desafiante.

Cabe recordar que el nivel de producción más elevado de la historia se consiguió en el año 1998, promediando 846,9 mil barriles de petróleo por día (kbbl/d). En 2024 Argentina produjo 707 kbbl/d, y cerró diciembre en 763,2 kbbl/d.

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La producción promedio anual de crudo alcanzó su máximo desde 2003.

La producción promedio anual de crudo alcanzó su máximo desde 2003.

En otras palabras, considerando los niveles de producción de diciembre, la misma debería aumentar a un ritmo mensual del 1,6% para alcanzar un nuevo récord. Dado el crecimiento promedio del 2,25% de los últimos seis meses, lograrlo no parece descabellado. Sin embargo, el recorrido para alcanzar este hito no es tan sencillo y requiere un análisis más detallado.

Comencemos analizando la producción actual. Como mencionamos, Argentina cerró diciembre produciendo 763,2 kbbl/d (+11,6% interanual), su mayor cifra mensual desde al menos 2006. Así, 2024 terminó con un promedio diario de 707,0 kbbl/d (+10,2% interanual), su nivel máximo desde 2003 (740,3 kbbl/d).

Sin embargo, es fundamental señalar que el crecimiento de la producción de petróleo proviene exclusivamente de la cuenca neuquina, cuyos niveles de producción aumentaron un 19,5% de diciembre 2023 a diciembre 2024 (+19,1% al comparar el promedio de 2024 con el de 2023).

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La producción promedio de diciembre alcanzó los 763,2 kbbl/d.

La producción promedio de diciembre alcanzó los 763,2 kbbl/d.

Por su parte, la contribución del resto del país disminuyó un 3,8% en la misma base (-5,7% promedio de 2024 frente a 2023), cerrando en 221,9 kbbl/d. Aun así, al analizar los números con mayor profundidad, la conclusión es que el crecimiento provino exclusivamente de los desarrollos de no convencionales (también conocido como shale).

Para ponerlo en perspectiva, a pesar de que la producción de petróleo cerró diciembre un 11,6% por encima del año pasado (10,2% promedio de 2024 frente a 2023), la producción convencional disminuyó 5,0% interanual (-6,1% 2024 frente a 2023).

Fue el impresionante crecimiento interanual del 27,2% del shale (+28,0% promedio de 2024 frente a 2023) lo que, por sí solo, impulsó al alza los niveles nacionales. Ni siquiera la producción convencional de la cuenca neuquina ayudó, ya que cayó 7,3% hasta 88,7 kbbl/d entre diciembre 2023 y diciembre 2024 (-7,0% promedio de 2024 frente a 2023).

En resumen, los desarrollos no convencionales de la cuenca neuquina, que representaron el 99,9% de la producción shale total durante 2024 (los esfuerzos de exploración en Mendoza y Río Negro comenzaron recién el año pasado), fueron los que impulsaron los niveles hasta este punto. Esa es la razón por la que la producción no convencional es el motor clave para analizar.

La producción shale tiene el potencial de darle nuevos máximos a Argentina

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La producción shale tiene el potencial de darle nuevos máximos a Argentina.

La producción shale tiene el potencial de darle nuevos máximos a Argentina.

Teniendo en cuenta estas dinámicas, podemos considerar algunas hipótesis para estimar qué se requeriría para que Argentina alcance sus niveles de producción máximos. Comencemos atacando dos aristas claves de la ecuación:

La primera es la producción del resto de Argentina (esto es excluyendo la cuenca neuquina). Esperaríamos que siga la tendencia mostrada el año pasado (-5,5% interanual) puesto que carece de drivers de crecimiento, lo que la llevaría de un promedio de 220,4 kbbl/d en 2024 a 208,2 kbbl/d en 2025.

Podríamos buscar una tendencia más atenuada incursionando en el pasado, pero creemos que este es el período más representativo del entorno de 2025. Recordemos que, durante la presidencia de Alberto Fernández, YPF se vio obligada a explotar varios campos convencionales no rentables para mantener el desempleo contenido en las provincias aliadas, lo que ayudó a disminuir la tasa de declino en algunas áreas. Esa realidad ya no existe, por lo que se debe esperar una caída natural.

Podríamos ser cuestionados por nuestra falta de optimismo, ya que podríamos asumir que la producción se mantendrá estable, pero eso nos parece poco realista. Requeriría que los operadores más pequeños contengan al menos parcialmente el declino y que los desarrollos de shale se aceleren materialmente para compensar el resto de la caída. En principio, luce poco probable, y es preferible pecar de conservadores que de agresivos.

La segunda es la producción convencional de la cuenca neuquina. Acá también creemos que seguiría la tendencia descendente de los últimos años, dado que el enfoque en esta cuenca está completamente destinado a los recursos no convencionales. Nuestro escenario base es que repetirá la caída del 7,0% del año pasado por las mismas razones que detallamos anteriormente. Esto dejaría la producción convencional en un promedio de 86,1 kbbl/d en 2025.

En definitiva, esto convierte a los desarrollos shale de la cuenca neuquina en la variable de ajuste. Dado que la producción convencional de la cuenca neuquina aportaría 86,1 kbbl/d y el aporte del resto del país lo consideramos en 208,2 kbbl/d, sería necesario que la producción no convencional de la cuenca neuquina aporte 548,1 kbbl/d para alcanzar nuevos máximos (a los 86,1 kbbl/d y 208,2 kbbl/d sumamos una producción de tight oil de la cuenca neuquina de aproximadamente 4,5 kbbl/d, equivalente a la de 2024).

Esto implicaría un crecimiento notable para estos yacimientos, que promediaron 390,7 kbbl/d en 2024 y cerraron el año en 447,5 kbbl/d. Del punto de partida de diciembre, la producción tendría que crecer 3,1% mensual para lograr alcanzar esa marca a fin de año. Esto significa sumar poco menos de 200 kbbl/d (hasta 644 kbbl/d) hacia diciembre 2025 para promediar los 548,1 kbbl/d necesarios.

Si bien es cierto que el crecimiento interanual necesario en términos relativos de 40,3% es algo que se ha logrado en 5 de los últimos 10 años (para no considerar los años en los que el nivel de producción era tan bajo que era sencillo superar esa marca), jamás se ha logrado sumar 200 kbbl/d en un año.

Claramente aumentar la producción en una magnitud absoluta tan grande sería sumamente demandante en términos de equipos (plataformas, equipos de fractura e incluso personal) y CAPEX. Aumentar la producción en un 50% cuando eso significa agregar 20 kbbl/d no requiere desembolsos tan grandes como agregar diez veces esa cantidad.

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Producción necesaria para alcanzar nuevos máximos.

Producción necesaria para alcanzar nuevos máximos.

Resumiendo, si bien no es imposible alcanzar este hito en 2025, definitivamente es una batalla desafiante. El declino en los pozos del resto del país no coopera, lo que exacerba las exigencias sobre los desarrollos no convencionales en la cuenca neuquina. De todas formas, no alcanzar esta marca en 2025 tampoco significa un fracaso.

Al contrario, las perspectivas del sector son espectaculares. Nuestro escenario base es que la producción a nivel nacional rondaría los 800 kbbl/d, por lo que, asumiendo un consumo interno de 525 kbbl/d, 275 kbbl/d quedarían disponibles para exportar. Ello implica que Argentina podría exportar alrededor de 91 millones de barriles en 2025.

Solo hace falta agregar un precio como para determinar qué tan significativa seria para la balanza energética. Si tomamos US$74 por barril, como proyecta la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA por sus siglas en inglés) para 2025, estaríamos hablando de US$6,7 mil millones, US$1,2 mil millones más que en 2024.

Sumado a los desarrollos productivos y de transporte de gas, que impulsarían una merma en las importaciones de energía, podríamos estar frente a una balanza energética abultadamente positiva.

Analista de PPI

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