Un Congreso convulsionado e intenso, donde Javier Milei logró aprobar tan sólo seis leyes (dos fueron derogadas) pero fundamentales para su plan de gobierno. El escenario fue dominado por los acuerdos en trastienda y, con el paso de los meses, cada vez mayor toma de control de la agenda por parte de Casa Rosada. En un año que implicó rupturas en todos los bloques mayoritarios, el oficialismo superó los momentos de mayor tensión interna y logró adherir -progresivamente y sin pausa- la voluntad de bancadas que eran opositoras en diciembre del 2023.
Congreso: el Gobierno se entusiasma con 2025 tras cerrar el año con sus prioridades aprobadas
A pesar de que sólo se sancionaron cuatro leyes, el oficialismo disimuló con acuerdos su falta de volumen en ambas cámaras del parlamento.
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El balance legislativo del 2024 fueron cuatro leyes votadas sin veto.
La salida de los tres miembros del MIDy la visita de sus diputados a genocidas a la cárcel de Ezeiza (con la posterior salida de Lourdes Arrieta del espacio) no mermaron el poder parlamentario libertario, que no sólo conservó bajó su órbita tanto a los desertores sino que sumó al PRO y a sectores de la UCR, con quienes dinamizó una mesa de estrategia legislativa semanal.
Para más, la proyección electoral 2025, en donde sólo renuevan ochos bancas (las antiguas de Javier Milei y Victoria Villarruel, más seis legisladores que se incorporaron a su bloque) anticipa que consolidarán su posición autónoma, aunque su futuro promisorio también estará sujeto a los resultados de los legisladores alineados. Ese será su principal desafío parlamentario fuera del Congreso: una configuración de alianzas en los distritos con menor peso electoral para que sus principales socios tampoco pierdan vigor legislativo.
Solo una elección 2025 menor al 10% en los distritos principales podría representar un traspié, cifra que resulta inimaginable: como referencia, la Alianza durante la presidencia de Fernando De la Rúa obtuvo 22,7% en las legislativas del 2001, el peor resultado de un oficialismo en las elecciones de medio término desde el retorno democrático. Es por eso que, ya aprobada la ley Basesy sin margen para nuevas reformas que repercutan en los próximos comicios, La Libertad Avanza planifica un 2025 con menor intensidad parlamentaria, sin extraordinarias en enero. Si hay necesidad, habrá decreto. Así terminarán de darle forma al Presupuesto prorrogado por segundo año consecutivo.
Ya no hay tabúes en ese sentido para el Gobierno. Desde el DNU 70/2023, que transformó áreas sensibles de la vida cotidiana (alquileres, medicamentos, tarjetas de crédito, reforma laboral) a una semana de la asunción presidencial, La Libertad Avanza probó la tolerancia republicana de la ciudadanía y confirmó su vaticinio: importa más la economía.
La imagen de Javier Milei se consolidó como referencia por sobre la legitimidad de la mayoría legislativa. Allí se explica la importancia de las dos votaciones (universidades y jubilaciones) en donde la oposición no pudo revertir los vetos: al mostrar que contaba con un tercio de los votos, Casa Rosada exhibió que soportaría cualquier intento de juicio político y sostendría los cuatro años de gestión.
Dialoguistas: una identidad por fuera del imán libertario
El PRO tuvo una salida pragmática de su interna y, tanto los diputados cercanos a Patricia Bullrich como los alineados con Mauricio Macri, encontraron una posición común cerca de La Libertad Avanza. La necesidad de una identidad diferenciada del oficialismo los llevó a remarcar las críticas luego de la caída la sesión por Ficha Limpia, pero un sector mayoritario del bloque no se imagina un 2025 sin compartir boleta. "El año que viene ellos arrasan", pronosticaron ante este medio en referencia a la suerte libertaria, en donde Macri y Bullrich pugnarán por lugares propios en las futuras listas. La fluidez entre la ministra y el Presidente anticipa que ella tendrá mayor prioridad.
La definición sobre el vínculo con el oficialismo implicó en la UCR la ruptura más trascendente dentro de la Cámara, con una fragmentación en tres bloques que los debilitó más en sus relaciones que en el impacto numérico. “ Con Democracia para Siempre no queremos nada”, le dijeron a Ámbito desde la bancada mayoritaria, aunque sus correligionarios hacen distintos llamados públicos para sumarse el respaldo de sus excompañeros. Pese a apostar por una mayor disidencia con el Gobierno, los radicales más opositores ya votaron separados y no lograron éxitos en las elecciones internas distritales, los que los relega a la hora de definir la estrategia partidaria del 2025.
Sin embargo, con la ruptura no acabaron las tensiones. "Se manejan como quieren. El año que viene veremos qué pasa", le dijo a este medio un referente del radicalismo consultado por el grupo de cinco radicales (Arjol, Campero, Cervi, Picat y Tournier) que permanecen en el bloque de la UCR pero ya tiñeron sus votos de violeta. "Está todo bien. Fijate que todos están votando como nosotros", ironizó uno de ellos, que apuntó a la tendencia oficialista del espacio. “El electorado va ir hacia nosotros. Macri está pidiendo comer milanesas y no consigue ni un encuentro con Milei”, sumó, proyectando su propio 2025. “Tenemos que resolver nuestro problema de egos”, sintetizó una de las voces más respetadas de la bancada, como objetivo para el próximo año.
Otro es el desafío de los bloques Innovación Federal y Encuentro Federal. El primero de ellos confía en que el peso de la gestión provincial opacará el impulso nacional y le permitirá sostener su influencia parlamentaria que, en votaciones reñidas, terminó siendo decisiva. La otra bancada, encabezada por Miguel Pichetto, sufrió el desarraigo de la Coalición Cívica pero tiene otro desafío mayor: de tendencia más opositora que el resto de dialoguistas, y sólo con Martín Llaryora como referencia provincialista alineada, necesitan renovar la mitad de diputados para continuar teniendo peso parlamentario. En provincia de Buenos Aires, crece la relación entre Manes y Monzó que podría llevar a una alianza electoral de centro. ¿Hay espacio para el larretismo?
Peronismo: un año deslucido pero con unidad
Dentro de Unión por la Patria reiteraron durante todo el año la importancia de la reunión semanal de bloque para sostener la sintonía interna. El ciclo parlamentario inició con ruptura: en enero tres diputados tucumanos se fueron para formar el bloque Independencia, que de allí en más votó siempre junto al Gobierno. Por fuera de ellos, la homogeneidad de posiciones fue total en las votaciones. Las disidencias -en la agenda de seguridad por parte del Frente Renovador, por ejemplo- se mantuvieron puertas adentro hasta que sobre el cierre del año llegaron pedidos específicos de gobernadores (de Catamarca y Santiago del Estero) para acompañar posturas de Casa Rosada.
“Estamos tolerantes en pos de la unidad. Cuando conformemos las listas veremos”, indicó un integrante de la bancada que considera que, pese a no haber sancionado ninguna ley propia, el peronismo se habría consolidado como la oposición más nítida a La Libertad Avanza. De todas maneras, el año parlamentario contó con solo cuatro leyes sancionadas y no vetadas: Bases, reforma fiscal, Boleta Única de Papel y Registro Nacional de Datos Genéticos.
Gran responsabilidad de la falta de leyes fue la exigua actividad del Senado sostenida por conveniencia por parte de Victoria Villarruel que, pese a las tensiones discursivas con el Presidente, se mantuvo orgánica y fue fundamental para torcer voluntades durante el debate de ley Bases. Para su construcción personal, logró la adhesión de dos referencias libertarias: Abdala y Paoltroni.
A pesar de su vigor en la Cámara alta, el peronismo tuvo un rol desdibujado que incluyó una estrategia de ausentismo en todas las comisiones durante el cierre del año. Los movimientos más excepcionales fueron la concreción de la ruptura de Juntos por el Cambio, que conservó la coalición hasta el receso invernal, y la conformación del bloque Las Provincias Unidas. “Está recontra garantizado el 2025 y vamos a ser más amplios todavía”, prometieron antes del escándalo del senador Edgardo Kueider: resta conocer si el poder electoral de los provincialismos pesará más que la racha libertaria.
Composición de la Cámara de Diputados
- Unión por la Patria: 99 diputados (104 el 10/12).
- La Libertad Avanza + aliados: 41 diputados (38 el 10/12).
- PRO + aliados: 39 diputados.
- Unión Cívica Radical + aliados: 21 diputados (33 el 10/12).
- Encuentro Federal: 16 diputados (18 el 10/12).
- Democracia para Siempre: 12 diputados.
- Innovación Federal + aliados: 9 diputados.
- Coalición Cívica: 6 diputados.
- Frente de Izquierda: 5 diputados.
- Movimiento de Integración y Desarrollo: 3 diputados.
- Independencia: 3 diputados.
- Por Santa Cruz: 2 diputados.
Composición del Senado
- Unión por la Patria: 33 senadores (34 el 10/12).
- Unión Cívica Radical: 14 senadores.
- PRO + aliados: 7 senadores.
- La Libertad Avanza + aliados: 7 senadores.
- Las Provincias Unidas: 6 senadores (2 el 10/12).
- Por Santa Cruz: 2 senadores.
- Frente Renovador de la Concordia (Misiones): 2 senadores.
- Juntos Somos Río Negro: 1 senadora.
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