Una reunión del bloque de Diputados de la Unión Cívica Radical (UCR) determinó pautas de actuación parlamentaria para sus 33 miembros, pero el sector más alejado de Casa Rosada explicitó su disconformidad con su ausencia y la falta de adhesión al consenso interno. Sin embargo, la ruptura se contuvo y habrá una nueva convocatoria al diálogo: nadie quiere irse y tampoco nadie firmará ninguna expulsión de otro correligionario.
Diputados UCR: reunión de bloque contuvo la ruptura y habrá nueva convocatoria al diálogo
Continúa la tensión en el espacio legislativo radical, que sostiene su unidad y su cuarto lugar en cantidad de miembros dentro de la Cámara.
-
Elecciones en la UCR bonaerense: el sector de Lousteau pide que se declaren nulos los resultados
-
El Gobierno pone en marcha negociaciones por el Presupuesto 2025 y se reunió con legisladores de la UCR
Diputados UCR.
La génesis del conflicto de la bancada remite a su constitución, en diciembre del 2023 cuando se definió el alejamiento del radicalismo de la coalición de Juntos por el Cambio. La pelea por la presidencia de bloque casi provocó una ruptura, pero la injerencia de los gobernadores terminó por neutralizar esos impulsos y definieron al cordobés Rodrigo de Loredo como titular del espacio, un liderazgo que contuvo las tensiones hasta las votaciones más determinantes de la ley Bases.
A partir de allí, las diferencias se volvieron expresas hasta que la reunión de cinco diputados del bloque con Javier Milei -antes de ratificar su veto a un aumento de jubilaciones (que el propio radicalismo había impulsado)- provocaron que el conflicto se volviera incontenible. La reiteración de esta conducta ante el debate de financiamiento universitario llevaron la tensión a la instancia del desagravio en redes sociales: “Vayamos a discutir estrategia parlamentaria con la agrupación libertaria ‘La Lilian Lemoine’. ¿Son o se hacen? Ya avisaron que son tropa oficialista”, publicó el formoseño Fernando Carbajal.
Qué desencadenó el conflicto actual
A la discordia preexistente, se le sumó una propuesta de la última semana del mendocino Julio Cobos, en un texto breve que le envió por Whatsapp a todos los miembros del bloque: que cada proyecto sea votado internamente y que se respete la opinión de la mayoría a la hora de sesionar. Si alguien tiene un desacuerdo irreconciliable, debe optar por abstenerse. Esa propuesta fue criticada por los más cercanos al oficialismo (al que el sector interno opuesto llama como “los libertarios”) por coartar la independencia de postura, mientras que los más opositores a Casa Rosada lo rechazan argumentando la necesidad de expulsar a los cinco diputados que se reunieron con Javier Milei y piden ocupar la secretaría parlamentaria y rediscutir los lugares en los comisiones. “Julio tuvo buena voluntad, pero terminó embarrándola más", definieron desde este último sector para Ámbito.
“Manes y Lousteau están empujando la ruptura”, analizaron para este medio desde una banca alineada con un gobernador radical, en donde entienden que existe una doble vara en las posturas: se juzga a los cinco que ratificaron el veto de Milei pero no a Martín Lousteau cuando se opuso en soledad a artículos de la ley Bases. Los más oficialistas reconocen la incomodidad por gestualidades como las de Mariano Campero (quien gritó "¡Viva la Patria, Carajo!", en el infame asado en Olivos), pero respetan los intereses provinciales de cada miembro.
En ese sentido, discuten la legitimidad de Martín Lousteau y Facundo Manes, a los que achacan haber perdido la interna bonaerense, e incluso la de Fernando Carabajal, también derrotado en la elección partidaria de Formosa. Además ya señalan una tensión dentro del propio sector más opositor a Casa Rosada entre el propio Carabajal y Carla Carrizo, quienes serían los principales candidatos a presidir un eventual bloque radical cuyo número no estaría determinado (al menos 8, como máximo 14) pero sería inferior al más alineado con el oficialismo.
Sin embargo, esta ruptura (“el sueño de Karina Banfi, que se vaya Manes”, según dijeron desde el entorno del neurocientífico) no sucedería. Los más opositores no participarán de la reunión ni firmarán la línea de acción de consenso parlamentario de Cobos, pero tampoco darán el portazo. Ante la opinión pública, reconocen que una alternativa con mayor aceptación sería ser expulsados por los que sostienen encuentros semanales con el Gobierno; incluso hay pautado uno mañana con Guillermo Francos. Esto tampoco sucedería y la bancada de 33 diputados se mantendría firme.
Los cinco legisladores que se reunieron con Javier Milei no sólo esquivaron la expulsión (al menos de la bancada, porque el Comité de Ética partidario puede desafiliarlos), sino que también habrían intervenido el texto de acuerdo del bloque: pidieron que se inscriba el cuidado de la institucionalidad (“una pauta antigolpista”, describieron), la protección del equilibrio fiscal y la autonomía provincial, observando las negociaciones de las gobernaciones por el proyecto de Presupuesto. Su accionar puso en una situación incómoda a todo el bloque: la polarización del electorado no ve los matices ni la discusión interna que provoca votaciones disímiles, sino que alinea a un sector con La Libertad Avanza y al otro con el kirchnerismo.
La idea del monobloque pasó por varias bancas. Un diputado señaló: “Estoy muy hinchado las pelotas de la interna de la interna. Con esto está contento Milei”. Todas las definiciones tienen en cuenta los beneficios de una nueva reconfiguración. En ese sentido, desde el sector más opositor a Casa Rosada interpretan que los continuos achaques públicos del oficialismo contra Martín Lousteau suben su perfil pero también deterioran su apoyo. Como en las internas que se reproducen en todos los partidos, el 2025 aparece en el horizonte.
Dejá tu comentario