10 de mayo 2019 - 00:01

Quiénes son los jóvenes libertarios y por qué vuelven a la escena política

No todos piensan de la misma manera. Hacia el interior de esta corriente se pueden identificar al menos tres posturas: liberales clásicos, minarquistas y anarco capitalistas.

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Imagen: Partido Libertario.

Adam Smith, William Petty, Fiedrich Hayek, Milton Friedman. Estos nombres no representan ninguna novedad en el repertorio de exponentes del liberalismo económico, y sin embargo, en el último tiempo volvieron a circular por fuera de las aulas académicas. Los pasillos de la Feria del Libro, los buscadores de las redes sociales, y las bibliotecas de las facultades de ciencias económicas, son algunos de los espacios en donde se desempolvó la bibliografía de los autores. Pero no sólo los liberales clásicos están de moda. Economistas como José Luis Espert o Javier Milei volvieron al mercado editorial con nuevas propuestas (en el caso del segundo, con reedición además de su anterior libro y una obra en cartel que fue vista por más de 30.000 personas). ¿Quién consume este material?

Jóvenes Libertarios, Partido Libertario, Libertarios Argentina, son algunos de los nombres con los que comenzaron a llamarse no hace mucho las organizaciones que se identifican con los principios del liberalismo. No todos piensan de la misma manera. Hacia el interior de esta corriente se pueden identificar al menos tres posturas: liberales clásicos, minarquistas y anarco capitalistas. Cada una de ellas puede definirse respecto a la concepción que tienen de la necesidad del Estado en la sociedad (como liberal en el primer caso, reducido a su mínima expresión en el segundo, y suprimido para el tercero).

Una decena de ellos dialogó con ámbito.com sobre lo que implica ser libertario hoy, y todos coincidieron en que se trata de su primera incursión en la política. En todos los casos, el abordaje a los textos y economistas surgió a través de las redes sociales o la televisión. También todos acuerdan que Twitter y Facebook fueron una pieza clave en la conformación del Partido Libertario. “De abajo hacia arriba”, destacan.

El individuo es lo principal en la sociedad pese a que los demás partidos lo creen al revés y hacen que un voto mayoritario tenga derechos sobre los individuos”, comienza Alejandro, estudiante de economía de 22 años. “Sí, y se creen superiormente morales al resto de la sociedad por ello”, añade Yasmín, diseñadora gráfica de 28.

Ayn Rand, Frederic Bastiat, y Juan Bautista Alberdi son sus lecturas preferidas además de, claro está, Smith y Friedman. De sus contemporáneos, el abogado chileno Axel Kaiser, la politóloga y periodista guatemalteca Gloria Álvarez Cross, y los economistas locales Agustín Etchebarne, Aldo Abraham, e Iván Carrino.

Antecedentes locales

En 1959, año en que Álvaro Alsogaray asumía la cartera de Hacienda marcando una diferencia en el rumbo económico signado por las políticas del peronismo, el fundador del Centro para la Difusión de la Economía Libre, Alberto Benegas Lynch, invitaba al economista de la Escuela Austríaca, Ludwig von Mises, a dar una serie de conferencias (seis en total) en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

En ellas, von Mises cuestionaba la denominada “tercera posición” entre el socialismo y el capitalismo, a la que tildaba de “disparate”. “La interferencia del gobierno, que ellos elogian, provoca condiciones que a ellos mismos les disgustan. Uno de los problemas (…) es el proteccionismo. El gobierno trata de aislar el mercado doméstico respecto al mercado mundial”, señalaba entre otros aspectos el economista en aquel entonces.

Fue Alberto Benegas Lynch hijo quien tomó la posta de la formación liberal en el país, y del Centro, que luego se llamó “de Estudios para la Libertad”, y actualmente preside la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Fue él quien fundó la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas, en cuyos posgrados se formaron los jóvenes que hoy dirigen compañías y dictan clases en varias casas de estudio.

Sin embargo, y a diferencia de aquellos, los actuales jóvenes libertarios no son todos varones ni todos economistas (aunque sí hay muchos entre sus filas), apuestan por un armado político, y comparten que su primer acercamiento a la doctrina liberal fue a través de las redes y los medios de comunicación.

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Cómo y por qué

“Lo vi a Espert, lo vi a Milei y me dije esto es lo mío´”. Lilia tiene “más de 30”, es cosplayer, y su primer acercamiento a esta corriente es casi idéntico al del resto de los jóvenes libertarios, quienes aprovechan para aclarar un día de mucho de calor en un café porteño que eligieron el término “libertario” dada la “connotación negativa” que a su entender tiene a nivel local el liberalismo.

Oscilan en su mayoría entre los 18 a los 35 años, de profesiones diversas como también sus orígenes, quienes conforman el Partido Libertario promueven la precandidatura de Espert a presidente.

Fue de hecho en el lanzamiento del economista, en diciembre en el Palacio San Miguel, que cientos de jóvenes se acercaron a apoyar su “pelea contra el populismo”, en una campaña cuyo eslogan es “Recuperemos la Libertad”. En ese entonces Milei también se mostró en el acto y sonaba como candidato del espacio (que aún junta firmas para lograr la personería jurídica) por Capital. Hoy el mediático está alejado debido a que disiente de “las alianzas” que tejió el primero.

“Liberalote”, “Team Alberdi”, “Taxation is defth”, son algunas de las frases que ilustran las remeras que forman parte del merchandising que se vende en cada evento. Otra de las estampas favoritas, claro está, es la Bandera de Gadsden. La icónica serpiente de cascabel en posición espiralada diseñada por el general Christopher Gadsen en la guerra independentista estadounidense condensa una de las máximas liberales, algo así como “no me pises, y yo no te muerdo”.

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La mayor exposición mediática de economistas como los mencionados acrecienta las filas de jóvenes que rechazan lo colectivo, pero que sin embargo apuestan a un partido como salida política a una coyuntura económica que ven “sin futuro”. Aquí radica una de las mayores contradicciones de los libertarios.

Pablo Vommaro es co-coordinador del Grupo de Estudios de Políticas y Juventudes del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Si bien la academia aun no abordó el caso de los jóvenes libertarios en tanto objeto de estudio, Vommaro identifica una serie de patrones respecto a la incursión de los jóvenes en la política que bien podrían servir para abordar el fenómeno.

Para comenzar, la emergencia de grupos sociales que “pese a que dicen no interesarse por la política, se comprometen en un proyecto superador y se reconocen en él”. “Tal vez a pesar de ellos mismos en algunos casos, están involucrados en algo que supera al individualismo”, añadió.

Según Vommaro, la búsqueda de certezas de la juventud ante un mundo inseguro, donde el rol de la familia y de las creencias religiosas fue puesto en juego, lleva a que “ciertas ideas reaccionarias den esta certeza perdida”.

Al mismo tiempo, el académico mencionó como “una necesidad propia de la juventud” la idea de “transgredir y de no ser políticamente correctos”. En este marco, un economista que habla directo a una cámara con un lenguaje sencillo y ante un receptor que comparte una complicidad en el diagnóstico de malestar de la sociedad actual, resulta sumamente atractivo para determinado público.

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Propuestas

Para los libertarios, la función del gobierno debe ser la protección de los derechos individuales. Esto abarca la vida, la libertad y la propiedad privada.

En lo económico, los libertarios consideran que el gobierno “no debe atribuirse ninguna función” en el proceso de intercambio de bienes y servicios. Para ellos, los aranceles, las tarifas, las regulaciones y los impuestos (sobre todo los impuestos) “dificultan o impiden que las personas se beneficien plenamente de la división del trabajo y de las ventajas comparativas”, lo que redundaría en una disminución generalizada del nivel de vida de todos.

Para Alejandro, un libertario de 22 años oriundo de Villa Cildáñez, los ejemplos más acabados de economía liberal son precisamente las ferias de las villas: “Porque los puestos no pagan impuestos y lo que ofrecen atiende a la demanda de los que van a comprar. La gente moría de hambre y tuvo que recurrir a la clandestinidad para poder vivir, por eso es que creo que el lugar en el que vivo es donde más se practica el liberalismo y a quien más beneficia no es a los ricos, sino a los pobres”.

Respecto a la moneda, abogan por una banca comercial libre, donde cada habitante elija con qué divisa manejarse en su intercambio comercial. Esta es la manera que, a su entender, combatiría mejor la inflación.

La abolición de los impuestos directos es otra de sus propuestas en caso de llegar a gobierno, entendidos como “una expropiación de bienes de redistribución forzosa de la riqueza ajena”. Tampoco creen que deba existir la deuda pública: “No es otra cosa que impuestos diferidos cobrados a futuras generaciones”, reza la plataforma libertaria. La subsistencia de cada persona luego de su retiro laboral, también debe correr por cuenta de cada individuo.

En cuanto a Género, los libertarios parten de la premisa de que varones y mujeres son iguales ante la ley. Medidas tales como leyes de cupo carecen de sentido para ellos. “¿Por qué necesitás privilegios? No necesitás privilegios, sos igual al hombre, luchá”, argumenta Lidia.

Para ella y sus compañeras “la postura está implícita, no hay que marcarla”. En este punto la cita a Ayn Rand es casi obligada. Para la referente liberal, "una mujer puede llegar adonde quiera independientemente del sexo que tenga, lo único que tiene que hacer es mostrar su capacidad. Y si alguien tiene prejuicios y no la contrata, un empleador inteligente lo hará".

Consultados acerca de su opinión sobre el aborto, los liberales presentan diferencias que proponen superar con la propuesta de Espert de llamar a un plebiscito sobre la despenalización. Sin embargo, aclaran que “sería una locura que el liberalismo apoye una ley en la que una persona tenga que pagar con sus impuestos el aborto de otra”.

En el área de defensa y seguridad, promueven la libre defensa de la propiedad privada y por esto entienden el no delegar lo que llaman “derecho a la propia defensa”. Esto implica la portación de armas.

Su política migratoria tiene como premisa las bases de “La riqueza de las naciones” de Adam Smith, específicamente su llamado a “un mundo libre sin fronteras” para la circulación de capitales pero también de personas. “Los venezolanos no nos están robando trabajo como dicen algunos, el tema es que son más competitivos que nosotros, por una cuestión impositiva”, consideran los jóvenes, para quienes la expresión “vienen a sacarnos el trabajo a los argentinos” es “terrible y xenófoba”.

La huelga y las manifestaciones gremiales son un derecho “siempre y cuando no interfieran con la libre circulación de personas”, explica Marcos, de 18 años, oriundo de La Matanza. Ante la consulta acerca de si participarían en una protesta social, la respuesta fue que ya lo hicieron: “Estuvimos en un acto kirchnerista. Cuando el acto terminó, nosotros fuimos a levantar todos los desperdicios que dejaron”.

El Partido Libertario también convocó abiertamente a participar en la marcha del 28 de octubre contra la implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) en escuelas. Según su declaración de principios, se oponen a cualquier política pública sobre “currículas únicas educacionales, ni perspectiva de género ni ninguna otra bajada obligatoria”.

Hacia dónde

“Como liberales no nos interesa la política. Si estamos acá, es porque queremos que el país esté bien”, resume Alejandro ante la pregunta de este medio acerca de si la conformación de un partido no es contraproducente con su aversión a lo colectivo.

Actualmente el Partido Libertario tiene representación en todas las provincias, coordinadores por comuna y reuniones en territorio, estructura y afiliación.

El propio Milei ensayó en declaraciones a ámbito.com una hipótesis a este rebrote de los libertarios. “Creo que se explica por lo revolucionario de los jóvenes”, consideró. “Los chicos que van a verme al teatro van y derrumban a sus pares, los aniquilan con sus argumentos, y se convierten en líderes de sus grupos”, explicó.

Para el economista, los jóvenes liberales tienen “argumentos más sólidos y empíricos” que “contagian a sus pares”. “En el liberalismo tenés una herramienta que es mejor cuantitativamente y que además es ética y moralmente superior. Por ejemplo, vos tenés el auto ruso Lada, que es inmundo, y enfrente marcas como Maserati, Lamborghini”, argumentó.

Ante la consulta acerca de cuáles son las lecturas iniciales obligatorias para un joven liberal, recomendó “La economía en una lección”, de Henry Hazlitt.

La continuidad de estos espacios después del escenario electoral será determinante para que el caso sea abordado e investigado por la academia. Sin embargo, afirmaciones preliminares resultan necesarias. Una de ellas es la que enmarca a este colectivo en la irrupción en la escena (de hace años a esta parte) de actores que se presentan “por fuera de la política” pero que al mismo tiempo hacen política.

En este marco, varios desafíos se plantean a la propuesta libertaria. Entre ellos, el más difícil de resolver será sin duda que el discurso del crecimiento individual no convalide la realidad de la desigualdad social.

Tomando distancia de los “militantes”, los “librepensadores”, como prefieren llamarse, emergen en medio de una crisis de representación política que no es nueva, pero que sí se renueva cuando el llamado electoral obliga a millones de jóvenes a buscar una identificación partidaria.

Es en este contexto en el cual las nuevas juventudes tal vez ya no se sientan seducidas por políticos tradicionales, o interpeladas por llamados de consensos de diez ni diecinueve puntos básicos.

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