Los jueces de la Cámara Federal de Casación Penal, presidida por Mariano Borinsky, visitaron el sitio de memoria y excentro clandestino de detención “Olimpo” junto con el Embajador de la Unión Europea en Argentina, Amador Sánchez Rico. La recorrida fue coordinada por la Comisión de Crímenes contra la Humanidad del máximo tribunal penal a cargo del doctor Alejandro Slokar.
La Cámara de Casación penal y el Embajador de UE en Argentina visitaron el excentro clandestino "Olimpo"
El presidente del máximo tribunal penal, Mariano Borinsky, resaltó el valor "histórico y judicial" del sitio. Durante la última dictadura, integró el circuito represivo conocido como "ABO".
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En una nutrida concurrencia de funcionarios judiciales, participaron además de la visita, el Embajador de la Unión Europea en Argentina, Amador Sánchez Rico, los señores jueces Adriana Palliotti, Adrián Grünberg, Néstor Costabel, Daniel Rafecas, Daniel Morin, Ernesto Kreplak. También formaron parte de la visita los fiscales Javier De Luca, Alejandro Alagia, entre otros funcionarios de los tribunales orales federales y juzgados federales.
Durante la recorrida, Borinsky resaltó el valor "histórico y judicial" del sitio y reafirmó el compromiso del poder judicial en el desarrollo de los juicios en los que se investigan delitos contra la humanidad. Además, recordó que este año la Cámara que preside encomendó a los tribunales orales en lo criminal federal de todo el país el cumplimiento de las reglas prácticas en los procesos en los que se investigan crímenes contra la humanidad con el objeto de garantizar la preservación de todo el material probatorio producido e incorporado a esos procesos.
En uno de los párrafos de la Res. CFCP N°61/14, el juez Slokar manifestó: “Se impone resaltar que el resguardo de todo el material probatorio que pueda resultar de valor histórico y judicial en la persecución y sanción de graves violaciones a los derechos humanos y de los Sitios de Memoria del Terrorismo de Estado que funcionaron como centros clandestinos de detención, tortura, violaciones y exterminio, emana de la ineludible obligación internacional asumida por el Estado argentino de esclarecer la verdad de lo ocurrido e informar a las víctimas, sus familiares y la sociedad en su conjunto (...)”.
El centro de detención “Olimpo” operó durante la última dictadura cívico-militar, entre el 16 de agosto de 1978 y fines de enero de 1979, en el interior de un edificio construido a principios del siglo XX como terminal de tranvías.
Años después de su edificación, el lugar se transformó en una estación de colectivos y, ya iniciada la dictadura, resultó expropiado por las Fuerzas Armadas, que se lo transfirieron a la División de Automotores de la Policía Federal. Desde ese momento funcionó como un sitió para la detención ilegal de personas.
Allí, las fuerzas represivas utilizaban los galpones como salas de tortura y aislamiento, conocidas como "quirófano". Además, contaba con celdas individuales. El Olimpo integró el circuito represivo conocido como “ABO” (Atlético-Banco-Olimpo), dependiente en parte por el Primer Cuerpo del Ejército, encabezado por el comandante Guillermo Suárez Mason.
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