13 de octubre 2024 - 00:00

Un tercio simbólico que sostiene al Gobierno y le pone presión a Javier Milei

Una victoria en el Congreso que aleja el fantasma del juicio político pero que expone flaquezas a la hora de construir mayorías. El 3,5% de inflación de septiembre no frena el desgaste de la imagen del Presidente. Los términos y condiciones de la alianza LLA-PRO. Cristina gravita en los PJ provinciales.

La Cámara de Diputados, presidida por Martín Menem, logró blindar el veto de Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario.

La Cámara de Diputados, presidida por Martín Menem, logró blindar el veto de Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario.

Diputados

No obstante, aparecen en el horizonte de Javier Milei nubarrones que tamizan esas victorias. La celebración de La Libertad Avanza por sostener el club del veto apunta más a las desgracias ajenas que a las virtudes propias. Es que el tercio en la Cámara de Diputados muestra también las dificultades del Gobierno para construir mayorías, lo que llevará a una virtual paralización del Congreso. La oposición diluye su poder de daño, ya que todo proyecto que impulse rebotará en la lapicera presidencial. Pero también el oficialismo tendrá dificultades para aprobar sus leyes. Es cierto: con las facultades delegadas otorgadas en la Ley Bases podrá Milei legislar por decreto en algunos ejes, pero la sociedad LLA-PRO con los sueltos capturados de otros espacios invitan a imaginar un futuro complejo en los recintos.

El frente fiscal, excusa para dinamitar el financiamiento universitario, estaba de todos modos a salvo. El costo era apenas de 0,14% del PBI. Se trató, antes que nada, de una necesidad de sostener el tercio. Un símbolo de resistencia. No haberlo conseguido hubiese sido una señal de extrema debilidad hacia afuera. Y ponía en jaque la gobernabilidad de Milei. El escenario de una oposición con más de dos tercios asegurados en cada Cámara hubiese dejado vivo el eventual fantasma de un juicio político, para cuyo impulso se necesita, justamente, esa mayoría calificada. A priori, ni el peronismo ni la UCR estarían dispuestos a llegar a ese límite, pero como en la vorágine libertaria todo cambia de forma rauda, blandir ese número representaba, de mínima, una amenaza para el Gobierno.

En términos futboleros, el 160 a 85 fue una derrota 2 a 0 de visitante que igual le permitió a LLA cumplir con el objetivo de pasar de ronda. La preocupación es que a todas luces no le alcanzará para ser campeón.

El agujero del bolsillo

“La oposición busca causas nobles, como los jubilados o las universidades, las lleva al Congreso y nos corre desde ahí”, explicaba con relación al veto un funcionario que se sienta en la mesa de Javier Milei. Miraba por TV el desenlace en el Congreso con cierta tranquilidad. La preocupación pasaba menos por la botonera del recinto (el martes, un día antes de la sesión, el tablero final de rojos y verdes era cosa juzgada) que por posibles disturbios en la calle. La ebullición de las redes sociales empieza a invadir el mundo real, el clima se pone espeso. Otro peligro del periodo libertario. Universitarios, medidas gremiales con paros incluidos, apagones contra los tarifazos se suman y exceden Twitter.

Como fuera, las “causas nobles” hacen mella en la imagen del Milei y en la aprobación de la gestión. Ni siquiera el 3,5% del IPC de septiembre le permitirá torcer la tendencia, por la simple razón de que la inflación sigue siendo alta, la economía está más fría que tibia, y se detuvo la leve recuperación de los salarios de los meses anteriores (alza aquella que de todos modos no llegó ni por asomo a equilibrar la vapuleada a los sueldos del primer trimestre). Pocos sectores le siguen el ritmo al 4% mensual con las paritarias. Muchas ni siquiera la reabren. “Sí, el bolsillo de la gente está golpeado, y no habrá una mejora en el corto plazo, ahí tenemos un problema”, expresaba este mismo funcionario, quien recordaba una frase del exmandatario colombiano Álvaro Uribe, tras tomar medidas impopulares: “La imagen de un presidente está para desgastarse”.

En ese sentido, Milei parece dispuesto a enfrentar las consecuencias del ajuste, aun cuando sean cada vez más los escépticos sobre el potencial futuro mejor. La luz al final del túnel se vuelve tenue para los votantes de a pie.

El banquito y el margen de espera

La dinámica de la relación entre LLA y el PRO tiene doble lectura. “Macri nunca en su vida había tenido un jefe, pero ahora sí: Milei”, se entusiasmaban en el oficialismo sobre el plan maestro que llevaría al oficialismo a fagocitar al sello amarillo. La Libertad Avanza abona el camino de fortalecer el partido a nivel nacional, con protagonismo de Karina Milei y Martín Menem, y este fin de semana se presentó en la provincia de Buenos Aires, la llave de las próximas elecciones. “Si Macri le saca el banquito, se terminó Milei”, creen por otra parte en el campamento amarillo. Será, para cada cual, qué parte del vaso quieren mirar.

Lo cierto es que la fase del cogobierno quedó aniquilada y solo queda de aquella discusión los términos y condiciones de la alianza necesaria para el 2025. Mauricio Macri sigue concediendo en la foto, pero intuye la película. Supone que para el año próximo la gestión de LLA seguirá corroída y el PRO podrá, entonces, liderar el ensamble. Puede tantear el expresidente hasta cuándo acompañar de manera incondicional. Aunque una parte importante del partido que fundó -y que sigue bajo su mando- no le responda. Aún sin los alfiles de Patricia Bullrich, e incluso sin los cuentapropistas que tienen juego propio, los leales de Mauricio Macri pueden dejar tambaleando el tercio, si hiciera falta.

También tantean los gobernadores. Tienen margen para regular. Más allá del peso simbólico de las universidades en sus pagos, es el Presupuesto 2025 el botín que les interesa. Ámbito anticipó la presencia de gobernadores en la discusión en comisiones, así como también el pedido a los responsables de la cartera económica para que rehagan el anexo de obras. Subsidios, coparticipación, giros discrecionales, financiamiento de déficit de cajas previsionales no transferidas a Nación, también en la mira.

Los mandatarios provinciales soportan incumplimientos, y negocian más allá de cualquier improperio que les dedique Milei. Algunos plantaron bandera y se pararon en la vereda de enfrente, no solo en el Congreso, sino en las demandas cotidianas. No quieren quedar pegados al ajuste, que en los distritos también impacta en los gobernantes cercanos. Tesis que también atañe a los intendentes.

Sondean los gobernadores el 2025, y se entusiasman en que, más allá de la ilusión de la marea violeta que promete Milei en las urnas, la boleta única le podrá jugar a LLA una mala pasada en distritos donde no tiene una figura relevante para colocar en la papeleta. Desde ya, el sistema electoral de cada provincia, en general listas sábanas, será el argumento para desdoblar comicios donde haya cargos locales en disputa. Ya primereó Salta, donde el gobernador Gustavo Sáenz llevó la renovación de la legislatura para mayo, con voto electrónico. El ensayo apunta también a 2027.

El factor Cristina también impacta en las provincias. Los gobernadores “dialoguistas” fueron centro del escarnio de la ahora candidata a presidir el PJ nacional. Hubo rebotes locales de esa tensión. El llamado a la unidad o incluso la posición de supuesta amplitud de la expresidenta tiene “peros”, y apuntan a conservar la única certeza que le queda al peronismo: ser oposición al gobierno de Milei.

La postulación de la expresidenta avanza y cosecha apoyos. Solo resta conocerse la posición de Axel Kicillof, el más incómodo con la jugada. El sábado a la noche, el PJ de Neuquén que preside Darío Martínez se dio vuelta, y le quitó el aval prometido al gobernador riojano Ricardo Quintela, que ahora deberá buscar el respaldo institucional de otro PJ provincial para llegar a los cinco que se necesitan como requisito. Tiene el norteño adentro a los peronismos de La Rioja, Misiones, San Luis y Salta. Cristina ya tiene tildado ese ítem del formulario.

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