19 de abril 2025 - 00:00

El edificio de los 680 ojos: símbolos, animales, secretos y la historia no contada del Otto Wulff

Está en la esquina de la Avenida Belgrano y Perú. Diseñado por el arquitecto danés Morten Rönnow, este ícono de estilo Jugendstil fue inaugurado en 1914 como edificio de renta y fue restaurado por el Gobierno porteño hace casi dos años. Hoy, sus oficinas están disponibles para alquilarse

Una joya de la arquitectura de otros tiempos, una fachada única en Buenos Aires. El centenario edificio Otto Wulff (Foto Gentileza: Iván Buenos Aires)

Una joya de la arquitectura de otros tiempos, una fachada única en Buenos Aires. El centenario edificio Otto Wulff (Foto Gentileza: Iván Buenos Aires)

En el cruce de Avenida Perú y Belgrano, en el corazón de Monserrat, se levanta una de las construcciones más enigmáticas de Buenos Aires: el edificio Otto Wulff. Inaugurado en 1914, fue durante años el rascacielos más alto de la ciudad, con 72 metros de altura y doce pisos. Su fachada cargada de símbolos, su historia poco convencional y los mitos que lo rodean lo convierten en un caso singular de la arquitectura urbana al igual que otras edificaciones icónicas.

La construcción se realizó entre 1912 y 1914, bajo diseño del arquitecto danés Morten Rönnow y con dirección técnica de los ingenieros holandeses Pieter Dirks y Willem Dates.

Durante décadas, circuló la versión de que la torre fue concebida como sede de la embajada del Imperio Austrohúngaro. La historia fue desmentida por el investigador y fundador de la Asociación Art Nouveau Buenos Aires Iván Malesani, entre otros, quien destacó que para cuando comenzó a construirse el Otto Wulff, la Legación del Imperio ya funcionaba en un edificio propio en Arroyo y Esmeralda, inaugurado en 1912. La confusión se habría originado por la corona y el sol que coronan las cúpulas del edificio, interpretados como alusiones al emperador Francisco José y su esposa Sissi. Sin embargo, no existe documentación que lo confirme.

Más allá del mito diplomático, el Otto Wulff fue desde el inicio un edificio de oficinas. Su verdadero promotor fue el empresario alemán Otto Wulff, dedicado a la explotación forestal (un próspero alemán dueño de quebrachales en la provincia del Chaco y socio del empresario naviero Nicolás Mihanovich), el comercio de materiales para la construcción y otras actividades industriales.

Cupulas.avif
Las cúpulas del Otto Wulff, entre las mas representativas de Buenos Aires, encierran mitos también

Las cúpulas del Otto Wulff, entre las mas representativas de Buenos Aires, encierran mitos también

Llegado al país a fines del siglo XIX, Wulff adquirió el terreno que ocupaba la antigua “Casa de la Virreina” y encargó la obra a Rönnow. El edificio se erigió en hormigón armado, una tecnología incipiente para la época, y se integró a la corriente Jugendstil, aunque su estilo combina elementos del art déco, el gótico y lo funcional moderno.

Radiografía de la edificación icónica

Fue edificado entre 1912 y 1914, y se lo conoce como edificio Otto Wulff, que sobresale por su fachada donde acechan los 680 ojos de un bestiario creado a imagen y semejanza de su autor. “Cóndores, querubines, insectos, serpientes, lechuzas, pingüinos, pero también dioses y calaveras parecen mirarnos si nos colocamos en la esquina opuesta de este edificio ubicado en el barrio de Monserrat”, señaló Mariela Blanco, autora de "Leyendas de ladrillos y adoquines" y del reciente libro "La historia es noticia, una curiosa reseña de la Buenos Aires de ayer".

Mariela blanco.jpg
El arquitecto Morten F. Rönnow, oriundo de Dinamarca en plena labor junto a su equipo. Dio forma a un edificio que llegó a ser el más alto de Buenos Aires hasta que en 1923 se inauguró el Palacio Barolo (Foto Gentileza: Mariela Blanco)

El arquitecto Morten F. Rönnow, oriundo de Dinamarca en plena labor junto a su equipo. Dio forma a un edificio que llegó a ser el más alto de Buenos Aires hasta que en 1923 se inauguró el Palacio Barolo (Foto Gentileza: Mariela Blanco)

Según Malesani, el terreno donde hoy se levanta el icónico inmueble no estaba vacío al momento de iniciarse la obra en 1912. Allí se encontraba la que entonces era conocida como la "Casa de la Virreina", construida en 1762 por Pedro Medrano y ocupada a principios del siglo XIX por el virrey Joaquín del Pino, quien se la alquiló para instalar allí a su familia.

Remarcó que su demolición no respondió al proyecto del edificio Otto Wulff, sino a un plan de ensanche de la Avenida Belgrano aprobado en 1909. Rönnow, consciente del valor patrimonial del inmueble, lo relevó en detalle antes de su desaparición y entregó esos dibujos a la Facultad de Arquitectura de la UBA en 1949. Fue el primer registro sistemático de una casa colonial en Buenos Aires, y marcó un antecedente en la preservación documental de la arquitectura local.

e.jpg
Imagen de la construcción del remate del edificio (Foto Gentileza: Estudio INFILL)

Imagen de la construcción del remate del edificio (Foto Gentileza: Estudio INFILL)

Una de las características más impactantes del edificio son sus esculturas. Ocho atlantes monumentales sostienen el basamento, mientras que en los extremos superiores hay cóndores con las alas desplegadas bajo las mansardas revestidas en tejas esmaltadas (los atlantes representan: Hiram Abiff, Caesór Lapidum, Willem Dates, Morten Rönnow, un aprendiz, un maestro de cantera, Tubal Caín y Otto Wulff).

El repertorio simbólico incluye referencias mitológicas, masónicas, precolombinas y medievales. Para el arquitecto del estudio INFILL y experto en refacción de cúpulas, Fernando Lorenzi, el Otto Wulff no es un edificio decorado sino codificado: sus más de 300 símbolos fueron pensados para ser leídos como parte de una narrativa esotérica que se desarrolla en la piedra.

IMG_4852e2.jpg
Aves y animales de nuestra fauna forman parte de la escena y del hormigón del edificio

Aves y animales de nuestra fauna forman parte de la escena y del hormigón del edificio

Dijo: "No contiene rasgos renacentistas ni referencias directas a Mario Palanti. Su imaginería esotérica es anterior al repertorio que luego desarrollaría ese arquitecto que hizo el Palacio Barolo".

Sus atlantes (figuras humanas que cumplen el rol de columnas que fueron esculpidas en Europa por Franz Metzner, un maestro de la Escuela de Viena) de cinco metros de altura parecen sostener, desde el segundo piso, el resto de la construcción.

_DSC6770e2.jpg
Algunos de los atlantes en primer plano (Foto Gentileza: Iván Buenos Aires)

Algunos de los atlantes en primer plano (Foto Gentileza: Iván Buenos Aires)

Una interpretación frecuente es que el atlante ubicado sobre la firma del arquitecto representa al propio Rönnow. La similitud entre sus rasgos y los del escultor no parece casual, y se suma a una tradición poco común: la autorrepresentación del arquitecto en su obra. Lorenzi explicó que junto a la iglesia de Notre Dame, el Otto Wulff sería uno de los pocos edificios en los que el autor se plasma escultóricamente. Esta hipótesis también fue señalada por Iván Malesani en su análisis de la iconografía del edificio y su vínculo con la Secesión Vienesa.

Aspectos arquitectónicos

Fue una de las tres obras de Rönnow en Buenos Aires y la primera ejecutada en hormigón armado en la ciudad. Tipológicamente, la torre se articula en dos cuerpos: uno frontal y otro interior donde se concentran los servicios y la circulación vertical.

Las plantas de oficina son amplias, con estructura de columnas, vigas y losas premoldeadas. Los materiales interiores contrastan con la riqueza exterior: pisos de pinotea, tabiques de cemento prefabricados y cielorrasos lisos. La fachada, en cambio, está revestida con un revoque símil piedra París que simula una obra tallada, aunque fue moldeada. Esta decisión buscó reforzar el efecto escultórico del conjunto, que articula arte y técnica con un alto grado de planificación simbólica.

FJW276HAN5FPNIJNUHAYL42MEU.avif
Esa era la llamada casa de la

Esa era la llamada casa de la "Virreina Vieja" en 1907 como era conocida la vivienda que fue demolida para dar lugar al edificio Otto Wulff (Foto Gentileza: Estudio INFILL)

La fachada del edificio Otto Wulff luce hoy como en sus mejores tiempos. Los trabajos de restauración comenzaron en febrero de 2020 y concluyeron hace casi dos años, dentro del marco del Plan Integral Casco Histórico del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana. La intervención recuperó 1.410 metros cuadrados de superficie y restauró las ocho esculturas de cinco metros que funcionan como atlantes. Se incorporó iluminación LED en el basamento y se respetaron terminaciones originales, sin agregar elementos no documentados.

La restauración incluyó hidrolavado completo, refuerzos estructurales y reposición de elementos ornamentales perdidos. El edificio, declarado Patrimonio Arquitectónico Protegido, posee elementos de estilo Jugendstil combinados con referencias al eclecticismo, al neogótico y a la simbología esotérica. Su remate con cúpulas verdes sigue alimentando versiones: una asociada a Austria, otra a Hungría, como representación de la unión imperial.

Otto Ivan Buenos Aires 2.jpg
Está en una zona dinámica y en la planta baja hay locales comerciales (Foto Gentileza: Iván Buenos Aires)

Está en una zona dinámica y en la planta baja hay locales comerciales (Foto Gentileza: Iván Buenos Aires)

Actualmente, hay oficinas (la construcción sigue activa en el mercado inmobiliario corporativo) en alquiler por valores que oscilan entre los u$s8 y u$s10 por metro cuadrado, con unidades en venta desde u$s40.000, ideales para estudios profesionales y pymes. El edificio cuenta con 56 oficinas distribuidas en 12 pisos, con un total de 2.845 m2 funcionales y 1.550 m2 de áreas comunes. Empresas de software, estudios de arquitectura, firmas de comercio exterior y ONG conviven hoy en los pisos, aunque muchas unidades permanecen sin reciclar.

Una oficina de 54 m2, se alquila en $700.000 mensuales, con dos despachos que se comunican entre si mediante una puerta. Ambos con pisos de pinotea y techo doble altura.

Mariana Stange, de Mariana Stange Real Estate, dijo que “es uno de los más emblemáticos de la ciudad, con alta demanda y muy baja rotación”. Señaló que no es fácil encontrar oficinas disponibles y que las unidades son muy diversas.

Otto Wulff1
Una de las oficinas actualmente que allí se alquilan

Una de las oficinas actualmente que allí se alquilan

“Es difícil hablar de un valor promedio porque se trata de un inmueble único, con servicios comunes y características que no se replican en otros edificios”, explicó.

Único en su tipo

Fernando Lorenzi, destacó que el Otto Wulff es el edificio privado con mayor valoración patrimonial de Buenos Aires, según la ley local. Afirmó que el proyecto de restauración no solo involucró al gobierno porteño, sino también a descendientes directos de quienes lo construyeron. Mencionó al arquitecto Hernán Rönnow, a los herederos de Otto Wulff, a Derrick Christensen y Sebastián Dates, así como a Marina Harteneck y la arquitecta Silvia Fajre. Lorenzi advirtió que aún quedan sectores pendientes de recuperación: los pasillos interiores, núcleos de circulación y las cúpulas-mirador, que no pueden visitarse por razones de seguridad.

IMG_4845e1.jpg
Un bestiario completo forma parte de la fachada del Otto Wulff

Un bestiario completo forma parte de la fachada del Otto Wulff

En su momento, el Otto Wulff rompió con el academicismo imperante y definió un nuevo lenguaje en la arquitectura local. Fue la obra más ambiciosa de su autor y su promotor, pero también un manifiesto construido sobre mitos, tecnología y una estética cargada de sentido. Desde entonces, sus 680 ojos esculpidos parecen observar a quienes lo miran desde la vereda. Y como concluyó Lorenzi, el enigma del Otto Wulff no está en lo que muestra, sino en lo que todavía no reveló.

Dejá tu comentario

Te puede interesar