2 de julio 2024 - 07:00

Qué le pasa al cerebro al rezar o meditar, según la ciencia

Al realizar estas prácticas se activan ciertas partes del cerebro con un rol clave. Conocé los detalles.

Rezar activa el lóbulo frontal del cerebro.

Rezar activa el lóbulo frontal del cerebro.

Rezar para muchos es reconfortante, liberador y puede dar un respiro en medio del caos. Hablar con Dios enfoca las energías en sus enseñanzas para poder encontrar la calma interior. Lo mismo se puede encontrar en la meditación, sacando la parte religiosa. En la meditación se encuentra una sensación de paz que permite la conexión de la mente y el cuerpo.

Llevar a cabo estos actos de conexión interior brindan un alivio inmediato, y a la vez algo inexplicable. ¿Alguna vez te preguntaste que pasa en el cerebro mientras estás meditando o rezando? Esto está relacionado con la neurociencia. A continuación una explicación por expertos.

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Meditar es beneficioso para el cerebro.

Meditar es beneficioso para el cerebro.

Esto le pasa al cerebro al rezar o meditar

Andres Newberg, un neurocientífico de la Universidad Thomas Jefferson, encontró que una de las áreas del cerebro que se activa es el lóbulo frontal, la parte que cumple la función de concentrarse.

Cuando una persona reza, usualmente repite una oración específica como el Padre Nuestro o el Ave María una y otra vez. El experto se sorprendió cuando descubrió que "cuando se reza una oración profunda, cuando la persona siente que la oración se está casi apoderando de ella, la actividad del lóbulo frontal desciende. Esto ocurre cuando el individuo reporta sentir que no son ellos los que están generando la experiencia, sino que es una experiencia foránea que les está ocurriendo”.

Esto hace que el cerebro crea que se está experimentando una sensación externa, como sentir ‘la presencia de Dios’, y una profunda conexión. Rezar también reduce la actividad del lóbulo parietal, otra parte de nuestro cerebro, que nos hace percibir sensorialmente nuestro cuerpo y nos crea una representación visual sobre cómo es.

Al meditar también se puede alcanzar ese estado de conexión y profundidad desde otro lado, según Tessa Watt, especialista en meditación y mindfulness. “Creo que tanto la oración como el mindfulness ayudan a tranquilizar a una persona, para que tenga más tiempo para sí misma y además active el sistema nervioso parasimpático”, aseguró la experta. Este último, es el sistema que ayuda a desacelerar el corazón, dilatar los vasos sanguíneos y relajar los músculos, entre otras cosas.

Según Newberg, meditar no es lo único que provoca las mismas reacciones que suceden en el cerebro al orar. Esto también puede pasar con otras actividades, como cuando los músicos comienzan a improvisar.

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