Un evento extraordinario, así puede definir la ciencia a las inundaciones recientes de Bahía Blanca en donde en menos de 12 horas cayó la mitad de lo que llueve en un año en la ciudad bonaerense. Si bien no se podía prever la intensidad del aguacero, existían estudios académicos que advertían sobre la vulnerabilidad de la localidad ante un temporal extremo.
Inundaciones en Bahía Blanca: la ciencia lo predijo y qué puede pasar
Al menos tres estudios adelantaron sobre la vulnerabilidad de la ciudad ante temporales de gran magnitud. La doctora Paula Zapperi, cuya tesis, adelantó la catástrofe ya trabaja en nuevas líneas de investigación.
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La inundación en Bahía Blanca y el cambio ambiental
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Inundaciones y crisis climática: la urgencia de un nuevo paradigma

El viernes 7 de marzo en Bahía Blanca cayeron 290 milímetros desde las 3 de la madrugada hasta pasadas las 14, un récord histórico.
El viernes 7 de marzo en Bahía Blanca cayeron 290 milímetros desde las 3 de la madrugada hasta pasadas las 14. Fue un récord histórico para una precipitación diaria; cabe destacar que la media anual de la ciudad es 640 milímetros. El feroz temporal dejó un saldo de 16 muertos, 1.400 evacuados y pérdidas económicas para los vecinos que vivieron una tragedia.
Sin embargo, una tesis doctoral de 2012 había advertido sobre los riesgos de una inundación catastrófica en la ciudad. El trabajo de Paula Zapperi, doctora en geografía, docente de la Universidad del Sur e investigadora adjunta del CONICET analizó la hidrografía urbana y señaló que las condiciones naturales y sociales que hacían de Bahía Blanca un lugar vulnerable. Pero no es el único trabajo. En 2018, una investigación de la UTN arribó a una conclusión similar y la necesidad de obras para evitar anegamientos. Más cerca, en 2024 un estudio de la Universidad del Sur alertó sobre el riesgo hídrico ante la probabilidad de eventos climáticos extremos.
Para darse una catástrofe de esta magnitud hubo una conjunción de situaciones: un evento climático extremo por fuera de las dimensiones consideradas para la región y la presencia de asentamientos urbanos de alta densidad. “Fue un fenómeno excepcional; si bien había alerta naranja desde el día anterior indicando la probabilidad de tormentas fuertes con acumulados que podían superar localmente los 100 mm, lo que ocurrió fue que las tormentas se fueron regenerando sobre la zona de Bahía Blanca durante casi 12 horas”, asegura el meteorólogo Sergio Jalfin.
También hay que tener en cuenta que la ciudad está ubicada en la cuenca inferior del arroyo Napostá, a solo cinco kilómetros de una zona costera y de humedales, el estuario de Bahía Blanca. Entonces, el desborde de este arroyo y del canal Maldonado dejaron gran parte de la zona bajo el agua.
La tesis que predijo las inundaciones
“Me interesaba empezar a trabajar sobre cómo el crecimiento de la ciudad interacciona con el escurrimiento natural del agua y la topografía, es decir, los desniveles del terreno”, sintetiza Zapperi sobre la génesis de su tesis doctoral en diálogo con Ámbito desde Bahía Blanca.
Su trabajo analizó “cómo la mancha urbana se iba extendiendo” y a medida que ocupaba espacios más llanos quedaban más expuestos a las inundaciones. Por ello, su investigación mostró cómo la expansión desordenada de la ciudad, sumada a la falta de planificación urbana, agravó los riesgos hidroambientales.
“No es que hice una predicción, sino que recordé algo que ya había pasado", aclaró Zapperi. En su tesis analizó registros históricos que datan de principios del siglo XX, mostró que las inundaciones eran un problema recurrente en la ciudad.
Recordó la inundación de 1944 que fue similar en cantidad de agua, pero la principal diferencia fue el tiempo. En aquella oportunidad el temporal duró dos días, en esta solo 12 horas. Otra diferencia fundamental es que la tormenta del 7 de marzo se quedó detenida en Bahía Blanca, un fenómeno que Zapperi busca investigar con un equipo interdisciplinario.
En una reciente publicación académica de Zapperi junto a Yamila Lambrecht insiste en que “las ciudades son cada vez más susceptibles a inundaciones y anegamientos en el contexto actual de cambio climático”. En esta oportunidad amplió el periodo de análisis entre 1990 y 2023 y entre las conclusiones señala que las precipitaciones no deben ser necesariamente extremas para ocasionar impactos negativos sobre las áreas urbanas.
Otros estudios
En 2018 un trabajo de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) adelantaba que se existir una precipitación de 300 milímetros en pocas horas, resultaría catastrófica la anegación de toda la ciudad y había advertido la falta de obras. Otro estudio de la misma universidad, expertos en hidráulica advierten que “un posible rebalse o un posible taponamiento de la entrada al entubado realmente daría una inundación catastrófica para la ciudad”, indica.
Bajo el nombre “Intervención sustentable en el arroyo Naposta - tramo desde el partidor del Parque de Mayo hasta el comienzo del entubado en calle Casanova”, el diagnóstico propone “generar un plan de acción a fin de vincular la naturaleza, la sociedad y la economía para el logro de la sustentabilidad”.
También consideran necesario realizar la limpieza e intervención del arroyo en el tramo analizado con el fin de mantener las condiciones hidráulicas para la buena circulación del agua. Algo similar a lo que recomendaba la tesis de 2012: “Yo no planteo obras faraónicas. Busco en realidad otro tipo de intervenciones y analizar si hay que hacer alguna canalización, integrarla al sistema regional de drenaje, o procurar que no se pierdan espacios verdes”, recuerda Zapperi.
En octubre del año pasado, dos investigadores de la Universidad Nacional del Sur publicaron “Evaluación del riesgo hídrico en la cuenca del arroyo Napostá Grande” en donde plantean un panorama certero de riesgo hídrico.
Aldana Mastrandrea y Guillermo Raúl Angele explican que se necesitan adoptar medidas tendientes al conocimiento y actualización de la información relativa a la dinámica ambiental y que es prioritario pensar en un conjunto de estrategias para aplicar de un modo simultáneo y continuo que “consideren el momento previo a la ocurrencia de un evento potencialmente peligroso”.
Por ello, aseguran que hay que definir prioridades y acuerdos. Por último, recomiendan establecer “una política de gestión del riesgo hídrico participativa y continua a escalas nacional, provincial, municipal para reducir los niveles de incertidumbre “en relación a la probabilidad de ocurrencia de eventos potencialmente peligrosos, como fenómenos de exceso y déficit hídrico”.
Cambio climático y futuro
“No está comprobado que este evento histórico de Bahía Blanca esté conectado directamente con el cambio climático”, sentencia el meteorólogo Jalfin abogando a la teoría del evento extremo que puede definirse como un fenómeno meteorológico que se sale de lo normal en una región determinada que puede ocurrir por su intensidad, duración o frecuencia.
Una científica del grupo de Zapperi lleva adelante desde hace dos años una investigación sobre los eventos climáticos extremos y su relación con los anegamientos en la ciudad. “En esos años que transcurrieron desde que terminé la tesis, nos dimos cuenta que había unos eventos extremos de mucho milimetraje en poco tiempo”, sostiene.
El equipo detectó que este tipo de fenómeno tenían cada vez más rasgos de severidad. En relación a este último, la docente explica que hubiera ocurrido más allá del cambio climático, pero a diferencia de otros, esta vez sucedió en horas y no en días. “Ahí se siembra un poco la duda, sobre qué estará pasando en la atmósfera”, concluye.
En esa línea, un análisis preliminar de ClimateMeter, un proyecto del Laboratorio francés de Ciencias del Clima y del Medio Ambiente, confirmó que el cambio climático había potenciado las inundaciones de marzo en la Argentina.
Zapperi ya comenzó a delimitar un plan de trabajo para investigar la inundación que sigue afectando a los bahienses. Buscará determinar porque se inundó partes de la ciudad que no estaban entre las posibilidades y qué tipo de intervención se podría hacer. Sobre todo en las nuevas áreas pobladas que quizás no necesiten grandes obras de infraestructura. “Y, por supuesto, a nivel clima, hay que seguir trabajando a ver qué pasó y por qué se generó una tormenta. Por eso ya estamos en contacto con colegas de Mendoza”, adelanta.
Los especialistas no pueden fijar una fecha para un evento similar, pero si coinciden en que puede ocurrir. El meteorólogo recordó que hubo casos anteriores como la inundación de La Plata de 2013 y más cerca la de Valencia, en España, en octubre de 2024. “En todos los casos se trató de un evento extremo de lluvia y muy localizado”, afirman.
Zapperi se suma a los dichos de Jalfin y cierra: “No sé si con tanto volumen de agua. Pero, no me cabe ninguna duda que puede haber un evento de mucha precipitación, de mucha lluvia, por lo menos a nivel diario”.
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