28 de noviembre 2024 - 20:53

Un joven de Moreno que conectó con una fundación que lo impulsó para llegar a lo más alto

Agustín se crió en Moreno y anhela con su testimonio reivindicar el nombre de su localidad.

Agustín tiene 21 años y está en segundo año de la carrera de contador. 

Agustín tiene 21 años y está en segundo año de la carrera de contador. 

En la casa familiar que construyeron con muchísimo esfuerzo, reside junto a sus padres y sus dos hermanos. Él es el mayor, y como todo hermano más grande carga con una presión: la de predicar con el ejemplo. Nunca se lo exigieron, pero él lo siente de esa manera.

Agustín se crió en Moreno y anhela con su testimonio reivindicar el nombre de su localidad. Está convencido de que hay un prejuicio enorme detrás del gentilicio homónimo. “Cada vez que digo que soy de Moreno, y más precisamente “del Rifi” me dicen que no puede ser… que no aparento ser de ese barrio”, comenta.

Los prejuicios y estereotipos asociados a vivir en Moreno, para Agustín, son construcciones injustas y limitantes. Estas percepciones suelen basarse en información incompleta, experiencias aisladas, que generan escasez de oportunidades para muchas personas que viven en el barrio y que son muy humildes pero honestas, trabajadoras y que se esfuerzan por salir adelante.

“Muchas familias tienen historias de resiliencia y cultura del trabajo. Reconocer esto y visibilizarlo siento que es devolverle un poco al barrio que me vio crecer. El lugar donde vivís, no define el valor de las personas”, asegura.

Agustín terminó la secundaria en 2021 en plena pandemia. Al año siguiente decidió además de buscar trabajo, anotarse en Universidad Nacional de Moreno para estudiar la carrera de Contador Público. Sus papás, si bien pudieron terminar la secundaria, no pudieron continuar con estudios superiores.

“En el momento de salir a buscar trabajo, mi papá estaba desempleado. Hacía changas pero no tenía nada fijo: desde albañilería, remisería, lo que venga. Hacía ya más de cuatro años que había sido desvinculado del supermercado donde por más de 20 años se había desempeñado como repositor. Entonces, con las pocas herramientas que tenía, me indicó cómo tenía que hacer mi curriculum”.

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Su mamá siempre había estado en la casa abocada a las tareas de cuidado y quehaceres hogareños. Ninguno de los dos sabía cómo asesorarlo en la búsqueda laboral. “Mi papá me ayudó, hizo lo mejor que pudo, pero no logré encontrar trabajo”, se lamenta.

Los principales desafíos a los cuales se enfrenta la población joven a la hora de encontrar un empleo tienen que ver no sólo con la falta real de oportunidades, sino además con la escasez de información que manejan respecto al mundo laboral.

Esta situación se agrava aún más si se encuentran en condiciones de vulnerabilidad. El entorno cercano —familia, amigos, vecinos— juega un papel fundamental en las decisiones laborales y en la circulación de información: cómo y dónde buscar trabajo, qué decir y cómo posicionarse en una entrevista laboral, qué poner y qué no en un CV.

Agustín no perdió el tiempo y mientras cursaba las materias del ingreso universitario, se encontró con un profesor que le contó que existía una fundación que se dedicaba a preparar a jóvenes como él, para su primer empleo formal. Investigó de qué se trataba y se anotó para hacer el curso.

La Fundación Empujar es una organización sin fines de lucro formada por empresas, en su mayoría pymes argentinas, y tiene como finalidad brindar capacitación en habilidades blandas para la inserción laboral y conectar a jóvenes con empresas y el mundo del trabajo. De esta manera contribuir a la mejora en las condiciones de empleabilidad de las juventudes.

La perseverancia y constancia de Agustín en la búsqueda y creación de oportunidades no fue en vano. En diciembre de 2022 egresó del curso de la fundación y a los pocos meses lo llamaron de una de las empresas que pertenecen a la red de la ONG para tener una entrevista por una vacante al área contable. Era algo inimaginable para él hasta ese entonces, porque además se relacionaba con lo que estaba estudiando.

“Nunca me voy a olvidar el día a la entrevista, porque decretaron un paro de transportes. Tenía que tomar dos colectivos para poder ir. No podía perder esa oportunidad, así que, con la ayuda de mis papás, pagamos un remis para que pueda asistir. Me trataron increíblemente bien. Ese mismo día, estaba en la fábrica Alfonso, el dueño de la empresa y las personas de recursos humanos le comentaron que había tomado un remis para no perder la oportunidad. “La vuelta a casa me la pagaron ellos”, recuerda.

Luego de dos instancias más quedó seleccionado para cubrir esa vacante. Agustín ingresó como data entry de facturas de compras y ahora ya es analista de cuentas. La empresa contempla el home office en las ocasiones de lluvia intensa que hacen que no pueda salir del barrio pero además, todos los días lo busca en remis junto a otros dos compañeros de trabajo desde la plaza de Moreno para llevarlo hasta la fábrica de Rodríguez.

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Germán Lojk, Director Ejecutivo de la Fundación Empujar sostiene que “acompañar los primeros empleos implica diseñar estrategias integrales que faciliten la transición de las personas al mundo laboral formal, brindándoles herramientas, apoyo y un entorno positivo para aprender y crecer. Este enfoque no sólo beneficia al empleado, en ese caso a jóvenes como Agustín, sino también a la organización, al construir bases sólidas para un desempeño sostenible y la retención del talento. Cuando se trata además de jóvenes en situaciones donde sus entornos cercanos no tienen experiencia en la formalidad, este acompañamiento se vuelve clave”.

Los padres Agustín no fueron ajenos al crecimiento diario de su hijo mayor y se contagiaron de sus iniciativas. Mientras lo veían ir a la fundación a capacitarse y en las cenas familiares escuchaban sus relatos, empezaron a buscar también cursos de formación profesional para ellos. A través de la Municipalidad de Moreno, Miryam, su mamá, aprendió a usar la computadora y se fue entusiasmando con distintas capacitaciones. Diego, su papá, hizo el curso de electricidad y con el impulso y la fuerza de trabajo que siempre caracterizaron a la familia, se matriculó y pudo sacar el monotributo para emprender. El hermano de Agustín, un año después, se anotó también en Empujar y recibió las herramientas para desarrollarse laboralmente.

“Cuando cobré mi primer sueldo lo puse a disposición de mi familia, pero como no quisieron aceptarlo, decidí hacerme cargo de algunos gastos fijos. La cuota de la escuela de mi hermanita la pago íntegramente yo y, además, le doy una mensualidad a mamá porque ella se merece todo”, comenta emocionado.

De a poco fue equipando la pieza en su casa y además, se da sus ‘lujitos’: “Me gusta muchísimo leer. Y me gusta comprarme libros. Es algo que se inició después de haber visto algunas películas que se basaban en libros. Antes de consumir las pelis, leo los libros y me empecé a enganchar con el hobby de la lectura”.

“Mi próxima meta es poder comprar un auto para no perder tanto tiempo en mis traslados. La mayoría de los días salgo a las 7 de la mañana de casa y vuelvo a las 10 de la noche porque curso en la facultad. Ya estoy en segundo año”.

Sostener el trabajo y el estudio representa para Agustín una inversión. Se define como un chico con muchas ganas de crecer, de seguir superándose. “Hay días que termino muy cansado, pero sé que esto es sembrar mi futuro. Si no lo hago ahora que soy joven, cuándo sino?”.

Agustín tiene sueños por cumplir y sin duda con la fuerza y la convicción que tiene, los va a llevar a cabo.

Además de recibirse y seguir creciendo laboralmente, desea comprarles una casa a sus padres donde ellos quieran y sean más felices. “No es que ahora no lo somos. Tenemos nuestra casa que es muy cómoda y la construyó mi papá íntegramente, pero sé que ellos merecen vivir más tranquilos”, dice.

Agustín sostiene que tuvo suerte. Sin embargo, la complementó con constancia: “Si no me hubiera cruzado con ese profesor, seguramente nunca me enteraba de la fundación. Fue como estar en el lugar correcto en el momento adecuado”.

Su convicción de querer salir adelante y su tenacidad para avanzar de manera intencional construyendo su camino con herramientas y aprendizajes sólidos, fueron claves para su desarrollo personal, laboral pero también inspiracional para toda su familia. Él es el mayor y predica con el ejemplo.

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