La industria aerocomercial está en el ojo de la tormenta en materia ambiental. Es responsable de aproximadamente el 3% de las emisiones globales de dióxido de carbono y por la expansión acelerada del negocio en los últimos años su impacto de efecto invernadero avanza más rápido de lo que sus acciones específicas pueden lograr para compensar los daños.
Vuelos sostenibles: las aerolíneas amplían el abanico de acciones para reducir las emisiones de carbono
Modernización de flotas, uso de combustibles especiales, incorporación de tecnología, economía circular y programas de compensación, son las recetas más frecuentes. Aerolíneas Argentinas está en el pelotón de las cumplidoras.
Enfrentadas a resolver este desequilibrio, las principales líneas aéreas están adoptando medidas tecnológicas y operativas con el objetivo de lograr vuelos más sostenibles y reducir su huella de carbono a cero para 2050.
Ese plazo no es arbitrario. Es un objetivo global que fue acordado en 2022 por los 193 estados miembros de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI), organismo especializado integrante de Naciones Unidas.
Claro que no todas las compañías tienen la misma capacidad económica para adoptar medidas contundentes en esta materia, ya que las acciones más eficientes requieren de un nivel de inversiones elevado. Aun así, algunas de las más poderosas sufren el mencionado desfase entre su crecimiento y la eficacia de sus acciones ambientales.
En este contexto, una de las estrategias más usuales es la modernización de las flotas, esto es invertir en comprar aviones de última generación que consumen menos combustible. Se trata de aeronaves fabricadas con materiales compuestos que las hacen más livianas y que cuentan con motores de alta tecnología que optimizan el consumo.
Lufthansa, Delta y Singapore Airlines son algunas de las líneas aéreas que sumaron modelos “ecológicos” a sus flotas, como el Boeing 787 Dreamliner y el Airbus A350. Estas aeronaves, según sus fabricantes, son entre un 20% y un 25% más eficientes en términos de consumo de combustible por asiento.
En este punto, en las últimas tres gestiones (desde 2017 hasta la actualidad) Aerolíneas Argentinas tuvo un protagonismo importante en la región entre las compañías legacy (las tradicionales, que no son "low cost") con la incorporación de aviones nuevos Boeing 737 Max.
El último llegó a mitad de 2024 y así la compañía nacional que tiene bandera de remate cuenta con 12 aeronaves de este tipo, sobre una flota de 86 aviones. El promedio de antigüedad de la flota es de 11,1 años.
Según informó la compañía en su momento, la incorporación de este tipo de aviones "permitirá mejorar la eficiencia y productividad de la flota de la compañía, además de contribuir a un mejor resultado económico de las rutas en las que opere".
Los B-737 Max cuentan con una configuración de 170 asientos (162 en turista y 8 en clase ejecutiva), nuevos motores, nuevos winglets y nuevos sistemas de visualización en cabina.
Entre sus principales características se encuentran la alta eficiencia en el consumo de combustible, además de que sus características de diseño y motorización implican una reducción en la huella sonora del 40%.
Se trata de aviones con valores en torno de los u$s100 millones, que las compañías pueden comprar en forma directa o a través de sistemas de leasing, lo que influye en el monto total de la operación.
La tendencia al uso de los combustibles sostenibles para aviación
Otra acción que suelen emprender las líneas aéreas que quieren reducir su huella de carbono es la utilización de combustibles sostenibles de aviación, más conocidos como SAF (Sustainable Aviation Fuel) por su sigla en inglés.
Este recurso se convirtió en una de las principales vías para reducir las emisiones. Estos combustibles, derivados de materias primas como aceites reciclados, residuos agrícolas y algas, pueden reducir las emisiones de CO2 hasta en un 80% a lo largo de su ciclo de vida.
Compañías como British Airways, KLM y United Airlines tienen firmados acuerdos para aumentar el suministro y uso de SAF en sus operaciones.
En este segmento, la estadounidense United Airlines lleva la delantera. En 2021 realizó el primer vuelo transatlántico propulsado 100% por SAF, que fue considerado un hito en la historia del transporte aerocomercial.
Y en julio de 2024 se convirtió en la primera aerolínea en comprar combustible de aviación sostenible para su uso en el Aeropuerto Internacional O'Hare, en Chicago, uno de los aeropuertos más grandes de los Estados Unidos.
KLM, por caso, lidera en Europa iniciativas para integrar el SAF en sus vuelos de corta y media distancia.
Turkish Airlines recibió en los World Finance 2024, por tercer año consecutivo, el premio a la aerolínea de bandera más sostenible. Ahmet Bolat, presidente del Consejo de Administración destacó: “En línea con nuestro compromiso de convertirnos en una aerolínea carbono neutral para 2050, incorporamos el uso de combustible de aviación sostenible (SAF) a nuestros planes de mitigación del cambio climático en 2022 y desde entonces hemos ampliado aún más su uso en nuevas rutas desde el 2023. Seguiremos añadiendo nuevas rutas a nuestra red impulsada por SAF para perseguir nuestro compromiso de tener prácticas sustentables en todas nuestras operaciones”.
Aerolíneas Argentinas realizó su primer vuelo con combustible SAF en septiembre de 2023 en la ruta de Madrid a Buenos Aires. Pero la aeronave llevaba una mezcla de combustible con sólo 2% de SAF, ya que el objetivo era llevar a cabo pruebas de rendimiento.
El plan de la compañía es que, a partir de 2027, se utilicen combustibles sostenibles en todos los vuelos con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono para el año 2050, de acuerdo con los convenios internacionales que suscriben las compañías que forman parte de IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo).
El uso de los combustibles está considerado como uno de los cuatro pilares de la estrategia conjunta de la industria de la aviación para contribuir a la meta de cero emisiones. Junto con la innovación tecnológica en las aeronaves, la lista se completa con mejoras en la gestión del tránsito aéreo y en las operaciones en tierra.
Optimización de rutas y operaciones de las líneas aéreas
La eficiencia operacional también juega un papel crucial. Las aerolíneas han comenzado a implementar técnicas de vuelo que ahorran combustible, como el ascenso y descenso continuo, y el uso de rutas optimizadas mediante sistemas avanzados de navegación.
Estas medidas no sólo reducen las emisiones, sino que también mejoran la puntualidad de los vuelos lo que a su vez maximiza la eficiencia en rutas de largo alcance. Emirates y Qatar Airways son dos casos de líneas aéreas que se destacaron por los resultados en eficiencia operacional.
En esa misma línea de acción, Aerolíneas Argentinas desarrolló una serie de Políticas Operativas destinadas a promover el uso racional y reducir el consumo de combustible y por ende las emisiones de carbono.
Algunas de las medidas que adoptó en ese sentido, según su último reporte de sustentabilidad, figuran el rodaje con un solo motor luego del aterrizaje; mínima utilización del empuje de reversa en la maniobra de aterrizaje; reducción de la utilización de la unidad de energía auxiliar durante la operación en tierra; implementación de descenso continuo con mínimo empuje de los motores y planificación de vuelos utilizando aeropuertos de alternativa más cercanos cuando las condiciones operativas lo permitan.
En este sentido, la incorporación de los Boeing 737 Max también son un aporte fundamental. Las características de estos aviones permiten en conjunto lograr una mayor eficiencia y optimizar el rendimiento de la aeronave, mejorando el consumo de combustible en 13%, reduciendo la contaminación sonora en un 40% y la emisión de gases contaminantes al medio ambiente en un 50%.
Uso de energía en tierra, inversiones y eliminación de residuos
Las acciones de sostenibilidad en la industria aerocomercial no se limitan al momento en que los aviones están en vuelo. En tierra, las aerolíneas están electrificando su maquinaria de apoyo, como los vehículos de carga y las unidades de potencia auxiliar (APU). American Airlines ha invertido significativamente en flotas terrestres eléctricas, mientras que Scandinavian Airlines (SAS) lidera proyectos para electrificar completamente sus aeropuertos base.
British Airways está sustituyendo los carros de empuje a diésel por otros eléctricos y optando por carros más ligeros para reducir el peso del avión, una medida orientada a reducir emisiones durante las operaciones en tierra.
Mientras tanto, Air India revolucionó los servicios terrestres con la introducción del TaxiBot, un vehículo eléctrico semirrobótico que remolca los aviones por los aeropuertos, eliminando la necesidad de utilizar el motor durante el movimiento en tierra y reduciendo sustancialmente las emisiones de GEI y el consumo de combustible.
Aerolíneas Argentinas puso en marcha un programa de medición de consumos de energía con el fin de elaborar un mapa detallado de cómo se integra el consumo de energía (eléctrica, gas, etc.) en sus diferentes bases operativas. Es el paso inicial para elaborar un diagnóstico y evaluar el uso de energía proveniente de fuentes renovables para las operaciones terrestres.
De la misma manera, el programa abarca una serie de acciones destinadas a eliminar en etapas la utilización de plásticos de un solo uso, tanto en los vuelos como en tierra.
LATAM Airlines redujo un 88% el uso de plásticos de un solo uso en los vuelos mediante la aplicación de proyectos de economía circular. La aerolínea los sustituyó por alternativas ecológicas como vasos de papel, cubiertos de bambú y sartenes y bandejas reutilizables, alineándose con su objetivo de conseguir cero residuos hacia los vertederos para 2027.
Qantas hizo historia en la aviación al operar el primer vuelo del mundo con cero residuos en el 2019, en el que aproximadamente 1.000 artículos de plástico de un solo uso se sustituyeron por alternativas sostenibles o se eliminaron por completo.
Compensación de carbono, la medida de última instancia
A pesar de los avances tecnológicos, las emisiones residuales son inevitables. Para abordar este desafío, muchas aerolíneas ofrecen programas de compensación de carbono.
EasyJet, por ejemplo, compensa el 100% de las emisiones de sus vuelos a través de proyectos certificados que incluyen la reforestación y el desarrollo de energías renovables. Air France, por su parte, implementó un esquema que permite a los pasajeros contribuir voluntariamente a programas de compensación.
Air Canada ha invertido 6,75 millones de dólares en la empresa canadiense de soluciones climáticas Carbon Engineering (CE). Esta inversión está destinada a impulsar el avance de la revolucionaria tecnología de Captura Directa del Aire (DAC) de CE, diseñada para extraer dióxido de carbono directamente del aire a una escala sustancial e industrial.
Singapore Airlines está intensificando sus esfuerzos para reducir sus residuos en cabina aprovechando la IA y las tecnologías de machine learning para predecir los patrones de consumo de los clientes y minimizar el desperdicio de comida a bordo de los vuelos.
Entre las soluciones que miran hacia el futuro de la aviación comercial, figuran recetas más sofisticadas. Las aerolíneas y los fabricantes están apostando por el futuro de la aviación eléctrica y con hidrógeno. Airbus trabaja en el desarrollo de aviones propulsados por hidrógeno, con planes para introducirlos comercialmente hacia 2035. Al mismo tiempo, aerolíneas como Alaska Airlines colaboran con startups tecnológicas para explorar soluciones eléctricas híbridas en vuelos regionales.
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