4 de octubre 2024 - 10:47

Charlas de quincho: salida de capitales, la contención de las AFAP y el futuro de las zonas francas

Empresarios e inversores inquietos no por quién será el próximo presidente, sino el próximo ministro del MEF. El plebiscito es una sombra que lo cubre todo.

Los inversores extranjeros se desprendieron de bonos en pesos por el equivalente a 700 millones de dólares.

Los inversores extranjeros se desprendieron de bonos en pesos por el equivalente a 700 millones de dólares.

Foto: Juan Carlos Cáceres

La reunión fue en las oficinas de una empresa de inversiones, en el Buceo. Dos economistas y tres clientes “top” fueron convocados para hablar abiertamente sobre las dudas que emergieron en el mercado, luego de los movimientos del dólar, que comenzaron hace un par de semanas.

Los expertos de la empresa transmitieron con detalle lo que ocurrió en el mercado e intercambiaron opiniones sobre lo que puede pasar. “Fue muy claro que el aumento del dólar fue provocado por la venta de bonos soberanos nominados en pesos, que estaban en manos de varios fondos de inversión internacionales. Hay que recordar que la Unidad de Deuda del Ministerio de Economía, cada vez que hace una emisión se ocupa de diversificar al máximo la colocación”, comenzó a explicar.

“Todo indica que, cuando comenzaron a divulgarse las encuestas con el nivel de respaldo al plebiscito del PIT-CNT, y los economistas y políticos comenzaron a alertar sobre el asunto, algunos fondos tomaron la decisión de salir de los bonos en pesos (principalmente del 2031, que es el más líquido). La estimación que tenemos es que vendieron por una cifra aproximada equivalente a U$S 700 millones”, agregó.

Los economistas e inversores preguntaron por qué no hubo movimiento en el riesgo país. “El bono en pesos -que tiene un cupón de 8,25%- es el mayor grado de exposición a Uruguay. Así como colocarlo constituye el mayor ‘éxito’ en términos de manejo de deuda, en la medida que es el mayor grado de soberanía (moneda propia, sin indexar), el tenedor está expuesto al riesgo moneda (devaluación) y el propio riesgo país (incumplimiento). Por eso, no es de extrañar que el ‘ruido’ que está generando el plebiscito se exprese en ventas de estos bonos. Además, hay que tener en cuenta que los fondos internacionales (los más activos en el mercado) tienen mayoritariamente bonos en pesos, además de soberanos en dólares (de menor riesgo); las AFAP, en cambio, tienen mayoritariamente bonos en UI, lo cual es razonable si se considera su rol en el sistema de seguridad social”, agregó.

Uno de los clientes quiso más detalles. “¿Cómo es la operativa? ¿Qué rol tuvieron las AFAP?”, preguntó, algo ansioso. “Cuando los fondos venden -entre los tenedores de bonos uruguayos están BlackRock, Pimco, Templeton, etc.- cobran en dólares. Las compradoras fueron principalmente las AFAP, que -por lo tanto- debieron salir a comprar dólares para concretar la compra, lo que llevó hacia arriba la cotización”, respondió otro de los ejecutivos. “¿Y si las AFAP no hubieran comprado?”, preguntó el cliente, insistente. Se hizo un breve silencio… “A ver… -comenzó a responder el primer experto- las AFAP también hicieron su negocio: fijate que empezaron a comprar con el bono pagando 9,4% efectivo y terminaron en 10,2%... puede decirse que compraron barato ¿se entiende?”, argumentó.

“Sí, se entiende…. y se entiende que el rol de las AFAP en estos trances es clave. ¿no?”, señaló uno de los economistas, que escuchaba con atención. “Es una paradoja, porque el plebiscito, si se aprueba, elimina las AFAP…. pero son ellas las que están actuando para moderar el impacto de las ventas”, reflexionó. El resto intercambiaba miradas.

¿Y cómo sigue esto?”, preguntó el otro economista, mientras se servía un segundo café. El ejecutivo de inversiones sonrió y replicó: “Eso es lo que quería preguntarte a tí…”. Todos sonrieron, pero enseguida se recompuso el tono serio del diálogo. “El dólar ahora se ha quedado más quieto… todo indica que las ventas fueron puntuales, aunque voluminosas. Seguramente los fondos están ahora atentos a la expectativa del propio resultado del 27 de octubre”, arriesgó el economista. “Salvo que pase algo imprevisto antes… Las encuestas no definen un panorama claro, pero en general muestran una caída en el respaldo al plebiscito”, concluyó.

Otro asistente agregó: “me dicen que hay un fondo especialmente activo recomprando títulos, actuando en reversión de la tendencia vendedora; se apoya en que no se aprobará y que -con la baja en la tasa en EEUU- los títulos de América Latina (incluido Uruguay) han vuelto a ser atractivos”, remató.

Impuesto global

En la barbacoa de su casa en un barrio privado en Canelones, un importante empresario compartía una cena con amigos, cuando uno de ellos tiró el tema sobre la mesa. “¿Alguien sabe algo de esto del impuesto global? Escuché a Orsi hablar del tema…”. Otro de ellos, contador y asesor de empresas importantes, algunas en el rubro forestal, avanzó una respuesta. “Mirá, en cierto modo es bastante sencillo: la OCDE está impulsando que las empresas de gran porte -con facturación de 800 millones de euros o más- paguen un impuesto global por todos sus negocios de al menos 15%. Originalmente el objetivo era combatir las denominadas empresas ‘de papel’, es decir las que no tienen sustancia, pero se constituyen en países de baja tributación y concentran allí la mayor parte posible de la renta de la empresa madre; en definitiva, es una forma de evasión que ahora los países desarrollados apuntan a eliminar ¿se entiende?”.

“Creo que sí -respondió el primero. ¿Y cómo puede impactar en Uruguay?”. El otro dejó a un lado la picada que estaba circulando entre los comensales y preparó la respuesta. “El asunto es que Uruguay tiene regímenes de promoción de inversiones que exoneran renta; uno de los más conocidos y robustos son las zonas francas, pero también está la ley de inversiones y otros. Con la iniciativa de la OCDE las empresas globales -por más que se localicen aquí y tengan exoneración de impuesto a la renta- tienen que pagar por esa renta generada aquí, al menos 15%; y en principio lo harán en los países donde tienen sus casas matrices”.

“¿Y por qué no pagan acá?”, preguntó de nuevo, insistente, su amigo. “Bueno, allí está el punto: como viene la mano, los beneficios de nuestros regímenes de inversión para esas grandes empresas dejan de tener mucho sentido, porque tienen que pagar impuesto a la renta igual. Por eso, ahora se plantea generar algún mecanismo, algún estímulo, para que paguen aquí; porque pagar, tendrán que pagar igual”. Su amigo volvió a preguntar. “¿Y de cuánta plata hablamos?”. “Ah… pero estás preguntón hoy ¿eh?”, rieron. “La verdad no lo sé”, respondió el otro. “Yo sí sé”, dijo con cara de póquer otro del grupo, hombre de la política y con llegada al ambiente financiero. “Sé lo que estiman en el gobierno y en el FA”, agregó jactancioso. “Opa!, las tenés todas flaco ¡largá el tenedor un poco y contanos!”, reclamó entre risas otro de los comensales.

“Me dicen de buena fuente que Oddone, futuro ministro de Economía si gana el FA, estima que Uruguay podría recaudar unos 700 a 800 millones de dólares adicionales si se concretara un régimen para captar el impuesto; en el Partido Nacional, Labat es más cauto y habla de unos 500 millones de dólares. En general, el gobierno se ha mostrado cauto con este asunto, porque todavía no es clara la aplicación global, y hay que ver quién gana en EEUU para ver si la principal potencia se suma o no… El FA se apresuró a poner el tema en el programa y Orsi lo mencionó públicamente; creo que allí la oposición le ganó la iniciativa al gobierno. En el MEF vienen trabajando el tema, pero con poca exposición pública”, relató. “Y me dicen algo más: hace poco estuvo aquí una jerarca de uno de los principales bancos globales, con responsabilidades en los países escandinavos, origen de las principales forestales aquí; y el tema clave fue este”, agregó con tono de contar la posta.

El resto lo escuchaba atento, mientras circulaba un tannat de guarda, cosecha 2018. “Es un asunto delicado, ya hay empresas que están evaluando reducir su operación en Uruguay. Pero la mayoría, tanto industriales como de servicios, están estudiando cómo trabajar con el gobierno para generar un mecanismo de estímulo que facilite (haga conveniente) tributar aquí; me hablan de las empresas de celulosa, empresas de TI como Globant, y otras. Pero no es un asunto técnicamente sencillo: la OCDE va a mirar con lupa cómo procede Uruguay. Hay algunos empresarios preocupados porque, en cierta manera, es una afectación a la soberanía del país”, remató con tono de haber ganado por goleada la competencia por información. “Tremendo flaco ¿cómo tenés tanta info?”, le preguntaron. “Y bueno, les confieso que esta no es la única barbacoa que frecuento”, respondió y estalló la carcajada.

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