4 de abril 2025 - 09:35

Uruguay enfrenta desafíos adicionales de apertura comercial ante la ola proteccionista de Estados Unidos

La política arancelaria de Donald Trump supone un giro al clásico rol del país norteamericano como promotor del comercio internacional.

Las nuevas medidas implementadas por Estados Unidos suponen un nuevo ritmo en un escenario global inédito.

Las nuevas medidas implementadas por Estados Unidos suponen un nuevo ritmo en un escenario global inédito.

Imagen IA: Ámbito Uruguay

En su segunda asunción presidencial, el republicano Donald Trump aseguró que Estados Unidos entraría en una nueva "era de oro" y para ello prometió que impondría tarifas con el objetivo "enriquecer" al pueblo, tal como lo hizo el pasado miércoles en el denominado "Día de la Liberación", donde se anunciaron "aranceles recíprocos" (pero "amables") para todos los países.

En una jornada que estuvo marcada por la incertidumbre en los mercados, el magnate neoyorquino presentó al mundo las nuevas cargas, basadas en las balanzas comerciales existentes. De acuerdo a lo comunicado por la propia administración, la fórmula utilizada toma el déficit comercial de bienes de Estados Unidos con un país en concreto y lo divide por el total de importaciones de bienes de ese país, luego a esa cifra, que representaría el "arancel final", se la divide por 2, para darle el barniz de amabilidad.

La exótica operación matemática fue tratada como un "disparate" por parte de algunos especialistas, o bien como un "invento tramposo", al mismo tiempo que el concepto trumpista de reciprocidad también estaba en tela de juicio por el arancel base de 10% (el pelotón en el que se encuentra Uruguay), incluso para los países con los que la superpotencia norteamericana no tiene déficit comercial. Lo cierto es que pese a las críticas posteriores, el hombre ya había echado la suerte e impuso en el globo un nuevo ritmo.

El economista de CPA Ferrere, Nazareno Sánchez, señaló a Ámbito que "la nueva ola proteccionista liderada por Estados Unidos implica un giro en su rol tradicional como promotor del comercio internacional", y que ya varios de los países afectados "han tomado acción en respuesta a la agenda Trump".

En cuanto a Uruguay, Sánchez recuerda que el país "no figura" entre los que Estados Unidos hace "foco" con estas medidas, las cuales pretenden proteger a la industria estadounidense, especialmente de los productos provenientes de China y México, pero también presionar a otros socios comerciales tales como Canadá y la Unión Europea (UE). No obstante, remarca que el modelo económico uruguayo "depende de su apertura comercial", por lo que esta transformación podría significar "un desafío adicional en términos de acceso a mercados y estabilidad en el comercio exterior".

De acuerdo a datos de la agencia gubernamental Uruguay XXI, el total exportado al país del norte fue de 864 millones de dólares en 2023, y se pagaron 52 millones de dólares en concepto de aranceles por colocar los productos, con una carga promedio para el mercado estadounidense que se ubicó en un 6%. Ya en 2024, Estados Unidos se posicionó como el tercer destino de las exportaciones uruguayas (8,1%), según los datos del Instituto de Negocios Internacional (INI) de la Universidad Católica del Uruguay (UCU).

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Fiel a su estilo, Trump dio su discurso sosteniendo unas ya icónicas tablas de aranceles.

Fiel a su estilo, Trump dio su discurso sosteniendo unas ya icónicas tablas de aranceles.

"Si bien Estados Unidos es un mercado relevante para nuestras exportaciones de ciertos commodities, es importante señalar que estos productos, al ser materias primas, tienen una mayor facilidad para ser recolocados en otros mercados, lo que podría mitigar el impacto de las restricciones comerciales", sostiene Sánchez.

En esa línea, luego de que se conociera la noticia, el canciller Mario Lubetkin manifestó a la prensa que "las medidas que tomó el presidente Trump necesitan de análisis" interministerial junto al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). "Tenemos que empezar a analizar de inmediato todos los efectos del famoso 10% y dialogar con los diferentes actores públicos y privados. Tomarnos unos días de análisis, hablar naturalmente con las autoridades de Washington, activar los mecanismos", expresó Lubetkin.

El golpe arancelario a China y los nuevos flujos comerciales

En el marco de una guerra comercial cambiante en donde reina la tensión, Sánchez advierte que estos nuevos impactos pueden "enlentecer el dinamismo de la actividad global", en un contexto donde las principales economías ya mostraron "señales de desaceleración". "China es un claro ejemplo. Sus desafíos de crecimiento podrían agravarse, ya que el gobierno chino se vería forzado a desviar recursos para mitigar sus efectos en lugar de concentrarse en las debilidades estructurales de su demanda interna", explicó el economista.

En las últimas horas, Pekín mostró su "firme oposición" a la nueva política arancelaria de Estados Unidos, prometiendo "represalias" con el objetivo de "salvaguardar sus derechos e intereses". El arancel de 34% al gigante asiático se suma a las tasas ya vigentes (20%), dejando a las importaciones chinas sujetas a un gravamen del 54%.

Por su parte, Sánchez afirma que en el "corto plazo", este mayor nivel de proteccionismo obligará a las empresas y países a "asumir costos adicionales" y "redirigir sus intercambios comerciales", siendo esto "un proceso costoso en materia de tiempo y recursos". "La incertidumbre generada afecta la previsibilidad del entorno de inversión, lo que podría retrasar decisiones empresariales clave", añade.

A demás de la reacción china, a nivel internacional la resolución del líder del Grand Old Party dejó estupefactos a varios líderes mundiales, especialmente a los países miembros de la UE. La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, se mostró catastrofista y dijo que "la economía mundial sufrirá enormemente" y que "las consecuencias serán nefastas para millones de personas".

El gobierno uruguayo, por otro lado, prefiere estudiar el panorama con calma, ya que el impuestazo fue desigual y, a fin de cuentas, Uruguay no se llevó la peor parte en un mundo que, según el propio presidente de la República, Yamandú Orsi, está "complejo" y "raro".

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