La última cumbre del Mercosur del año, en la que Uruguay dejará la presidencia pro témpore, será escenario de algunos momentos extraordinarios: por un lado, será la presentación “en sociedad” de Yamandú Orsi como próximo presidente del país y la despedida de Luis Lacalle Pou, pero también podría ser el inicio del fin del bloque regional, con la Argentina de Javier Milei a la cabeza.
La posibilidad de que Argentina rompa con el Mercosur ensombrece la última cumbre de Montevideo
Javier Milei llegará a Montevideo con el reclamo de habilitar TLC bilaterales, en línea con Uruguay. De no lograrlo, podría retirarse del bloque.
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Yamandú Orsi verá a Javier Milei en la cumbre del Mercosur y diseña una relación estratégica con foco en el comercio
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Javier Milei confirmó su participación en la cumbre del Mercosur en Montevideo
El pedido de flexibilización del Mercosur para poder realizar más tratados de libre comercio (TLC) con otros países, sobre todo de manera bilateral, es uno de los reclamos pilares en la política internacional de la gestión del presidenteLacalle Pou. Al principio, de manera más bien solitaria, encontró en el gobierno de Milei un posible aliado, si bien, en el casi año de administración argentina, mostró poco interés real en la alianza sudamericana, al punto de ni siquiera haberse presentado a la cumbre de julio.
Ahora, el 5 y el 6 de diciembre, en Montevideo, Lacalle Pou le hará el traspaso de la presidencia pro témpore a su par libertario que, hasta el momento, no se ha caracterizado por una política internacional clara, incluso dentro de sus tensiones que grandes socios como Brasil o China.
Pero, más allá de eso, hay una preocupación que comienza a instalarse entre los líderes regionales: Milei insiste en la posibilidad de firmar un TLC con Estados Unidos ahora que Donald Trump —con quien mantiene una buena relación— asumirá a fines de enero, pero el reglamento del Mercosur impide los acuerdos bilaterales. Basta con preguntarle eso a Uruguay, que vio paralizadas sus negociaciones con el gobierno de Xi Jinping justamente por eso.
En contrapartida, Argentina tomará la presidencia pro témpore del bloque con el reclamo de que se autorice los TLC con terceros países. Aunque, más que reclamo, será una exigencia: desde Casa Rosada ya advirtieron que, en caso de encontrarse con la negativa de sus socios, siempre está sobre la mesa la posibilidad de retirarse del Mercosur.
Desafío para una Lacalle Pou saliente y un Orsi entrante
Para Uruguay, que Argentina renueve el reclamo por la flexibilización es una buena noticia, sobre todo en el contexto del saliente gobierno de Lacalle Pou, ya gastado en una batalla que no logró llevar hacia ningún lado. De todos modos, para un país pequeño, el libre comercio siempre es una buena noticia.
Para el futuro gobierno de Orsi, la actitud extremista de Milei puede ser un desafío a nivel regional, incluso habiendo dicho que buscará tener la mejor relación posible con el mandatario del país vecino. Lo cierto es que la cercanía del frenteamplista es con Lula da Silva y, en lo que respecta al Mercosur, al menos, también con el paraguayo Santiago Peña, quien insiste en fortalecer el bloque regional.
En todo caso, Argentina no llegará a la cumbre de jefes de Estado con la intención de romper como primer opción: el objetivo es proponer los cambios para que el Mercosur se abra al mundo —cuestiones en las que, seguramente, Uruguay se muestre de acuerdo—, mientras que la amenaza de romper sería, incluso, una tercera opción, algo en última instancia. En definitiva, eso: una amenaza con la que, muy probablemente, deba lidiar ya el presidente electo una vez que asuma el mando el 1° de marzo.
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