Por obvias razones, los uruguayos estuvimos en los últimos meses observando con atención y preocupación hacia Argentina. El año pasado, en los últimos meses del gobierno de Alberto Fernández, el dólar paralelo se fue a las nubes y los uruguayos aprovecharon para ir en masa al país vecino, por tierra, mar y aire. Cada ciudadano aprovechó la circunstancia, para disfrutar unos días de paseo o para parar la olla (o las dos cosas). Pero el impacto fue muy duro para la economía local: se estima que se desviaron unos 500 millones de dólares en el año, respecto a lo que sería una situación normal o de cierto equilibrio.
La situación fiscal de Brasil, un problema Real
El panorama es delicado en el país vecino y las decisiones políticas para reducir el déficit son difíciles. Esto preocupa a los agentes de mercado, lo que ha hecho subir al dólar, con directo impacto en Argentina y Uruguay.
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La economía, de menos a más
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La devaluación del real brasileño y el temor creciente a un desvío del consumo
En los últimos meses, sin embargo, ya con Javier Milei en la Presidencia argentina, la situación se revirtió. Si bien el nuevo gobierno vecino mantiene el cepo cambiario (y por lo tanto siguió operando el dólar paralelo o informal), distintas medidas han llevado a una caída en dicho dólar paralelo, que está tocando mínimos en más de un año, mientras los precios suben (a pesar de que la inflación bajó sustancialmente). Así, los precios en dólares en Argentina, tomando el dólar paralelo, se duplicaron en un año. Para los visitantes uruguayos, se acabó la fiesta; para el comercio local, buenas noticias. Para la futura temporada, buenos augurios.
Pero no tenemos paz: mientras se acomodan los precios relativos con Argentina (por ahora), en Brasil el dólar entró en una trayectoria de ascenso en los últimos meses que lo ha llevado a superar los 6 reales, un aumento de 24% en el último año. La inflación en Brasil preocupa, pero es bastante menor: 4,87% anual en el último dato a noviembre, medida por el IPCA. Esto implica que el costo de la canasta de consumo promedio del Brasil cayó 15% en el último año, medido en dólares. Una fuerte ganancia de competitividad-precio para los norteños.
¿Por qué subió el dólar? El Estado Federal brasileño tiene un gigantesco déficit: casi 2% en el cálculo primario, que sube a más de 9% cuando se incorporan los intereses de deuda. Ante la situación, el gobierno de Lula da Silva anunció un paquete de contención de gastos, pero demoró en conocerse y -cuando finalmente se anunció- no convenció. Además, deberá pasar por una tortuosa discusión en el Congreso, por lo que su aprobación no es certera y puede haber modificaciones. Al mismo tiempo, el dólar tiende a fortalecerse a nivel global. Por todo esto, los agentes de mercado reaccionaron en consecuencia y el dólar subió significativamente, sin signos -por ahora- de retroceder.
El impacto en la competitividad de Uruguay
La fuerte ganancia de competitividad-precio de los norteños tiene impacto negativo para Argentina y Uruguay, que tienen a Brasil como uno de los principales socios comerciales, además de ser el segundo emisor de turistas que llegan a nuestro país.
Además, tiene fuertes efectos indirectos. Por un lado, Brasil es un exportador clave en rubros como soja o carne vacuna; al reducir sus costos en dólares por la devaluación, obtiene una mejora en su competitividad muy importante, al menos a corto plazo. Asimismo, Brasil es un destino turístico predominante en Uruguay y esta baja en los precios en dólares sin duda atraerá más turistas de todo el mundo, incluyendo Argentina y Uruguay.
Los golpes devaluatorios de Brasil no son nuevos. En Uruguay se recuerda lo del 1999, cuando los norteños dejaron el régimen de tipo de cambio fijo y el dólar pasó de casi una paridad con el real a valer cerca del doble. Ahora el escenario es distinto, entre otras cosas porque no hay tipos de cambio fijo y la gestión de la política monetaria (en Brasil y Uruguay) ha mejorado. De hecho, en Uruguay el dólar también sube (algo lógico y deseable), pero en un orden de magnitud muy distinto: la suba ha sido de 11% en el último año, mientras la inflación está en torno a 5%; esto hace a una baja de los precios en dólares de 5% (contra el mencionado 15% de Brasil).
Además, hay algo que seguramente no ha cambiado: en Brasil el traspaso de la devaluación a la inflación es moderado, porque la economía brasileña se maneja íntegramente en reales. En el 99 se pensaba que la devaluación se licuaría rápidamente con inflación y no fue así. Y seguramente tampoco sea el caso esta vez… lo que preocupa: Brasil va a tener un abaratamiento significativo y esto seguramente implicará que haya más gasto de uruguayos en Brasil (consumo en frontera y turismo). A su vez, habrá más dificultades para colocar nuestros productos en Brasil, porque los brasileños tienen que conseguir más reales para pagar los dólares de lo que importan. A su vez, se volverán más competitivos en Uruguay y en terceros mercados.
La economía brasileña está creciendo por encima de lo esperado (en el tercer trimestre marcó un aumento del 4% interanual, impulsada por la inversión y el consumo). A su vez, el mercado de trabajo está con un escenario positivo. Pero el déficit es insostenible y tienen que reducirlo, asunto que no es sencillo en el plano político.
Por su parte, el Banco Central de Brasil (BCB) buscará bajar la inflación, que quedó por arriba del techo de su rango meta (4,5%). Para esto seguramente aumente nuevamente la tasa de interés. Pero esto no solo tendría consecuencias en la actividad, sino que también podría aumentar la carga de intereses de la abultada deuda norteña.
De manera que no hay camino fácil para el gobierno de Lula, en particular para su ministro de Economía, Fernando Haddad. El jerarca se ha mostrado optimista sobre la marcha de la economía y sobre medidas que el Congreso finalmente tomará para contener el gasto y reducir el déficit. Los mercados -por ahora- son escépticos.
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