El debate sobre la desindexación salarial vuelve a la mesa de la discusión pública con la cercanía de una nueva ronda de Consejos de Salarios —la primera del gobierno de Yamandú Orsi—, y esta vez de la mano de economistas y empresarios que protagonizaron un ida y vuelta en redes sociales.
Se reabre el debate sobre la desindexación de salarios, ¿qué piensan empresarios y economistas?
Con la cercanía de los Consejos de Salarios, la discusión sobre su efecto en el IPC volvió al centro, arrastrando viejos planteos como el de la desdolarización.
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La desindexación de los salarios vuelve a generar roces en el seno del gobierno electo
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¿Qué implica desindexar los salarios como propone el gobierno electo?

La desindexación de salarios volvió a ponerse como tema de debate.
Pasó un mes desde que, en el seno mismo del gobierno del Frente Amplio (FA), el debate por la desindexación salarial generó roces y diferencias explicitadas públicamente por altos mandos de la gestión, incluso antes de asumir oficialmente como tales.
“Tiene sentido habiendo alcanzado ciertos umbrales de inflación bajos como los que tenemos”, defendió el mes pasado el ministro de Economía y Finanzas (MEF) Gabriel Oddone. “Para seguir avanzando y reduciendo, hay que entrar en la discusión. Probablemente no en el universo de trabajadores de menor ingreso, pero en otros sí”, añadió, y señaló que la posibilidad de aplicar este factor en las pautas para las próximas negociaciones salariales no estaba descartada.
Las declaraciones no tardaron en generar repercusiones dentro de los mismos sectores del Frente Amplio. "Cualquiera de nosotros integrantes del gobierno podemos tener opiniones respecto de los temas, el ámbito para discutirlo es la orgánica. No voy a salir a criticar, todos saben cuál es nuestra opinión, ya la he repetido varias veces y saben de dónde venimos cada uno de nosotros. En principio no estamos de acuerdo con la desindexación", declaró el ministro de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) Juan Castillo, exsindicalista y quien meses antes se había expresado en contra de la designación de Oddone al frente de la gestión económica.
Por su parte, el secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, sostuvo que no comparte la desindexación de salarios”: “La propuesta del Ejecutivo va a ser la defensa del poder de compra de los salarios, que es lo importante y relevante, más en un momento donde tenemos inflación baja", señaló.
También desde el PIT-CNT se expresaron en contra de esta propuesta considerada por Oddone.
El debate llega a economistas y empresarios
Ahora, la discusión llegó a los economistas y empresarios a partir de una publicación en redes sociales de Facundo Márquez, expresidente y vicepresidente de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU): según el empresario agrario, “la discusión sobre la desindexación no puede centrarse en salarios”, por lo menos “hasta discutir la emisión de deuda en UI”. “El sistema en conjunto debe tener incentivos para presionar a mantener baja la inflación”, consideró.
El comentario fue respondido por el economista Gerardo Licandro, quien le señaló que, antes que la desindexación, es necesario desdolarizar. “Si esperamos a eso nunca vamos a desindexar”, le contestó, a su vez, Márquez.
“El tema es qué va antes: ¿desdolarizar o desindexar? Y para desindexar hay que reducir la inflación. Y para eso el sistema debe presionar. Y para eso, desindexalo. Círculo virtuoso. Los objetivos son los mismos. La discusión es el cómo”, apuntó el vicepresidente de la UEU.
Al debate también se sumó el economista Aldo Lema, quien retomó el primer comentario de Márquez: “Hay mucha teoría y evidencia sobre las bondades de mantener la indexación financiera como herramienta para completar y desarrollar el mercado de capitales de largo plazo. De hecho, EEUU y otros países, ya con inflación baja, introdujeron instrumentos indexados al IPC”, consideró el exintegrante del Consejo Fiscal Asesor (CFA), exponiendo un argumento en contra de la desindexación.
Para el empresario, sin embargo, esto “no genera ningún incentivo a presionar por mantener la inflación baja”.
Finalmente, se sumó al debate el experto en política monetaria, José Licandro, quien apuntó que “la indexación hacia atrás de precios genera inercia inflacionaria y por esa razón es objeto de preocupación y de propuestas de desindexación”. “En cambio, una moneda indexada (UI) solo tienen beneficios para el proceso de ahorro-inversión: completa mercados y reduce incertidumbre”, defendió el economista y analista, favor de las UI pero también de dar el debate sobre desindexación salarial.
¿Qué implica la desindexación de salarios?
Con el salario (que es un precio clave de la economía), los ajustes están indexados, precisamente para mantener su valor real: se ajustan por inflación pasada o futura (proyectada), con correctivos si la inflación supera el ajuste pautado. Según las circunstancias, se agregan algunos puntos más de aumento para aumentar el salario en términos reales. Así se trabaja habitualmente en los Consejos de Salarios.
El problema señalado es que la indexación salarial puede estar siendo un freno para bajar la inflación (otro objetivo deseable) de manera más firme y permanente: en la dinámica de la economía, los aumentos salariales -en especial cuando no vienen acompañados de mayor productividad o producción-, pueden generar aumentos adicionales de precios de los productos producidos (por costo) o consumidos (por mayor demanda). Si este proceso se exacerba -y en Uruguay ha ocurrido- las ganancias de salario real tienen patas cortas, porque se genera una inercia inflacionaria muy poco deseable.
Dicho de otra manera, los ajustes salariales con pautas de indexación por inflación pueden proteger el salario real en el corto plazo, pero reducirlo a mediano y largo plazo, en la medida que tienden a subir la inflación. Y si el problema se agudiza, además se pierde empleo.
Desindexar los salarios implicaría entonces un ajuste nominal, fijo, que sea coherente con las metas de inflación. Tomando el escenario actual en el que el Banco Central del Uruguay (BCU) tiene un rango meta de 3 a 6%, con centro en el 4,5%, sería razonable pensar en ajustes nominales de los salarios en torno a ese porcentaje, como pauta general.
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