30 de septiembre 2024 - 08:14

"Si el plebiscito gana, habrá un plan de contingencia que cortará programas porque la responsabilidad fiscal hay que tenerla", afirmó Diego Labat

El candidato a ministro de Economía de Álvaro Delgado cargó contra el PIT-CNT. Sobre el frecuente reclamo por el atraso cambiario, aseguró querer “un mejor tipo de cambio real, pero sin atajos”.

Diego Labat defiende un esquema de cinco puntos para lograr un crecimiento de 3,5% del PIB y mantener baja la inflación.

Diego Labat defiende un esquema de cinco puntos para lograr un crecimiento de 3,5% del PIB y mantener baja la inflación.

Foto: BCU

Diego Labat, expresidente del Banco Central (BCU) y candidato a ministro de Economía y Finanzas en un eventual gobierno de Álvaro Delgado, trazó un optimista panorama en caso de que el Partido Nacional (PN) gane las elecciones, aunque admitió que el mismo no sería realizable si triunfa el plebiscito de reforma de la seguridad social propuesto por el PIT-CNT.

En un extenso diálogo con Ámbito, el economista que recoge halagos en Uruguay y el exterior por el control de la inflación pospandemia de la mano de una rigurosa política monetaria, defendió el fin del monopolio de Ancap, la mejora del tipo de cambio real de la mano de mayor competitividad y medidas fiscales flexibles frente a los desequilibrios argentinos.

¿Cómo esperan llegar, en caso de ser gobierno, a una meta tan ambiciosa de un crecimiento del 3,5 %, cuando Uruguay viene y la región con un crecimiento bastante menor, y al techo de inflación del 3%?

- Planteo cinco focos para un mayor crecimiento. Lo primero es la confianza. A veces lo soslayamos, pero la confianza está en la base de todo y eso implica la democracia bien sólida que Uruguay tiene, las reglas de juego claras, el respeto al Estado de derecho. Segunda cosa, una macro ordenada que tiene que ver con la responsabilidad fiscal, pero que también tiene que ver con inflación baja, que es una condición necesaria para crecer de manera más rápida. Tercera cosa, una mucho mayor apertura de la economía, generando la mayor cantidad de acuerdos, pero también con una apertura unilateral cuando sea posible y necesaria. Cuarta cosa tiene que ver con las n. Estamos pensando en un paquete bien fuerte que desregule una serie de mercados, que le dé mayor competencia, que desburocratice un montón de trámites. Y eso se complementa con una quinta cosa que tiene que ver con continuar el shock de infraestructura y con programas de incentivos a las inversiones como los que han existido también en este periodo de gobierno. Seguramente sea importante mejorar los incentivos, darle más agilidad.

Mencionabas la necesidad de que haya menos burocracia, el programa proyecta la quita de impuestos. ¿Cómo esperan mantener niveles de recaudación, cómo se sigue financiando el Estado?

- Tenemos un pilar central en el tema fiscal que es no más impuestos. En algún caso puntual estamos planteando alguna reducción, pero que según nuestras estimaciones son de costos muy bajos en la pérdida de recaudación, porque básicamente esos cambios tienen que ver con impuestos que hoy casi no se recaudan, que llevan a que haya excesiva informalidad o contrabando o en algunos casos, como en el de la tecnología, lo que termina pasando es que mucha gente compra afuera del país.

En principio estamos pensando en mantener los impuestos como están hoy y establecer pequeñas reducciones. Quizás el anuncio más relevante que sí hemos hecho tiene que ver con la reducción de la tasa consular, que esos son unos casi 300 millones, pero que sí hemos dicho va a ser gradual, es decir, va a ir cayendo en la medida que la situación fiscal lo vaya permitiendo.

Volvieron a poner sobre la mesa el fin del monopolio de Ancap, que es un tema siempre sensible por lo que implican las empresas estatales en Uruguay…

- Hicimos este mismo planteo hace cinco años. No conseguimos el objetivo completo que queríamos, pero sí se logró un nuevo sistema que no es perfecto pero que es bastante mejor que lo que había. Antes en Uruguay se fijaban los precios una vez al año y el gobierno les ponía un fin de recaudación para rentas generales. Eso dejó de existir y hoy los precios pasaron a ser muy cercanos a la paridad de importación. De todas maneras, la libre importación de combustibles y seguir trabajando en la cadena de distribución nos permite mejorarlos, sobre todo los incentivos y la competencia en el mercado. Vamos a insistir con eso y confiamos poder convencer a nuestros socios de que es la mejor solución.

¿El futuro de Ancap no les preocupa considerando que es una empresa que viene con algunas de dificultades? ¿No se debilitaría con la libre importación?

- No, el razonamiento es al revés. Un mercado funcionando bien va a hacer que Ancap funcione bien en ese mercado, va a disciplinarla.

El tema de apertura a las importaciones, es un reclamo que tiene cierta data en algunos sectores, pero que también genera cierta inconformidad en otros, por ejemplo, en el avícola o el cárnico. ¿Planean algún tipo de debate con esos ellos para presentar más al detalle la propuesta?

- Hemos presentado unos cuantos detalles dentro del planteo de un Uruguay más barato para vivir y para producir. Tú mencionabas la carne. Creo es un gran ejemplo porque Uruguay hoy es un país que tiene vocación exportadora de carne, pero no ha tenido ningún problema en abrir el mercado a importarla. Es un muy buen ejemplo de cómo Uruguay además de abrirse cada vez más, se ha logrado apropiar del valor generado en esa cadena, porque exportamos caro y de repente terminamos importando a precios más baratos y estamos capturando el valor que tiene toda la reputación de Uruguay, con un país con trazabilidad, con carne de muy buena calidad. Y eso es lo que queremos llevar a otras cadenas.

Parte de estas políticas que presentaron sobre abaratar los costos recoge la necesidad de precios diferenciales para la zona de frontera. ¿Hay alguna lección que se haya aprendido de lo que ha sido el desvío de consumo hacia la Argentina?

- El principal supuesto que tenemos es que Uruguay ha recibido un shock negativo sobre todo en la frontera con Argentina. En la frontera con Brasil también, pero estamos más acostumbrados. Pero el diagnóstico es que la principal razón de eso está en los desequilibrios macroeconómicos que tiene Argentina. ¿Qué se puede hacer ante eso? es actuar con ciertos mitigantes. El ejemplo más claro es el régimen de combustibles que Uruguay ha puesto, reduciendo la carga impositiva en frontera. Proponemos medidas que también serán paliativas, como una segunda franja para los combustibles que abarque un poco más de zona. O poner cuatro o cinco productos ancla más baratos que puedan ayudar a que la gente no cruce. También que las condiciones fiscales que sean flexibles y que si la situación de desalineamiento cambiario es más grande, haya un beneficio mayor.

Diego Labat, Azucena Arbeleche, Álvaro Delgado.jfif

Conocés bastante lo que son los reclamos vinculados a la pérdida de competitividad y el atraso cambiario. ¿Esperás una buena recepción de estas políticas que proponen, donde se apunta a mejorar la competitividad sin centrarse en el tema cambiario?

- Es que lo importante para todo el sector productivo es la competitividad. Por eso insistimos en mayor apertura, reformas micro cuidando de las cuentas del Estado, más y mejor infraestructura… todas esas cosas hacen a la competitividad. Queremos un mucho mejor tipo de cambio real, lo queremos sin atajos, para ello el país tiene que procesar los cambios necesarios para tener una mejor competitividad.

Todo el proyecto obviamente descansa sobre la base del status quo, que no es lo que ocurriría si gana el plebiscito de reforma constitucional que promueve el PIT-CNT. En ese caso, ¿evalúan un plan de contingencia económica?

- El planteo que han hecho los promotores del plebiscito es bastante irresponsable, por hacer un planteo sin poner ni un número arriba de la mesa, por no medir las consecuencias que eso tiene para toda la sociedad. A veces dicen para la economía--No, es para toda la sociedad. Llegado a los votos el plebiscito, el país se va a enfrentar a una situación más complicada de lo que todos nos imaginamos.

Más allá de los efectos inmediatos, después van a ser sobre la carga de la deuda, sobre la posibilidad de financiar cualquier tipo de programa que hoy el Estado uruguayo maneje. Va a traer una serie de complejidades y, al final, en las reglas de juego y en la confianza que generamos. Dicho esto, si el plebiscito llega a los votos tendremos que tener un plan de contingencia que va a tener que cortar una serie de programas y pensar en mayor carga fiscal, porque la responsabilidad fiscal hay que tenerla. Y si alguien no la tiene, la realidad lo obliga a tenerla.

La última pregunta es más personal. Venís de casi cuatro años y medio de estar en un cargo muy institucional como es la presidencia del Banco Central. ¿Cómo te has adaptado al clima de campaña?

- Creo que muy bien, muy contento sobre todas las cosas. Lo que más me gusta es poder hacer una campaña basada en propuestas. Estamos tratando permanentemente de contar todo lo que vamos a hacer porque es importante decir para qué, cómo vamos a hacer y qué esperamos de cada propuesta. Quiero ser optimista de que Uruguay tiene la chance de estar muy cerca de ser un gran país. Un país que mejore las oportunidades para todos los uruguayos. Hay que elegir bien el camino, hay que hacer todos los deberes.

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