El balotaje 2024 comienza a definirse este domingo y, sea quien sea el ganador, tanto Yamandú Orsi como Álvaro Delgado afrontarán una serie de desafíos comunes en torno a la conducción del país y otros particulares que tienen que ver con el manejo interno de sus espacios políticos.
Yamandú Orsi o Álvaro Delgado afrontarán pruebas de liderazgo en caso de llegar a la Presidencia
La definición eletoral es inminente y, gane quien gane, el próximo presidente deberá resolver desafíos políticos internos.
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En caso de vencer, el candidato del Frente Amplio (FA) tendrá ante sí la ventaja de una mayoría en el Senadoy, a nivel espacio político, que el grueso de legisladores pertenecen al MPP, mientras el postulante del Partido Nacional (PN) deberá mostrar un perfil mayor de liderazgo por la complejidad del armado de la Coalición Republicana (CR), el creciente rol del Partido Colorado y la disminuida presencia de Cabildo Abierto (CA) y el Partido Independiente (PI).
Otro factor a tener en cuenta es cómo gestionarán el hecho de que no son los líderes de su espacio. En el caso del MPP, José Mujica se encuentra en retirada más allá de sus apariciones de campaña y de su compromiso político, mientras que, en el oficialismo, Luis Lacalle Pou se encuentra tal vez en su momento de auge y con proyección a futuro.
La situación en el Parlamento
El director de Factum, Eduardo Bottinelli, analizó el escenario parlamentario en diálogo con Ámbito y planteó: “Si gana Orsi, tiene una mayoría propia en el Senado y debe negociar en Diputados. Quizás no un acuerdo permanente, pero es probable que Identidad Soberana de Gustavo Salle,que es más antisistémico, pudiera acompañar algún tipo de ley específica. También queda abierta la negociación con los partidos menores de la Coalición, sobre todo CA”.
“En cambio, Delgado necesita doble acuerdo. En Diputados tiene 49 bancas y sería un escenario relativamente similar con Salle. El gran nudo es en el Senado, porque no tiene margen de maniobra con 14 senadores propios, 15 con la vicepresidenta y le falta un voto. Tiene que destrabar cualquier aprobación de ley a partir de un acuerdo con el FA, lo que plantea la necesidad de acuerdos mucho más duros, complejos y profundos”, observó Bottinelli.
Y advirtió que “otra posibilidad es que algunas cosas, como el presupuesto y las venias de empresas públicas, queden como están, pero siempre con un riesgo de que el FA lleve adelante alguna acción de censura o impulsar leyes en el Senado e ir a negociar a Diputados”.
De manera similar, el politólogo Mauro Casa le confió a este medio que “Delgado tiene un solo camino que es acordar con el FA” y recordó: “No tiene otra salida porque en Uruguay el Parlamento tiene un peso específico muy grande. No existe la lógica del DNU como en Argentina y el Poder Ejecutivo no puede gobernar por decreto”.
Sobre un eventual triunfo frenteamplista, sostuvo que hay “una gobernabilidad compleja, pero más simple, porque tiene mayoría en Senado y le faltan dos diputados, entonces puede negociar caso a caso”.
“No lo tiene sencillo porque no tiene aliados naturales, pero sí mayores posibilidades porque tiene la cámara más importante, que aprueba venias y tiene mayor peso institucional”, destacó Casa.
Cómo será el frente interno
A su turno, el politólogo Jaime Yaffé puso de relieve las diferencias en la construcción de ambos espacios. “El Frente Amplio no presenta un panorama complejo porque es un solo partido. Tiene sectores más moderados y otros más radicales, pero todos concuerdan en base a un cierto programa, con una experiencia de 15 años de gobierno donde aprendieron a lidiar con diferencias internas”, observó en declaraciones a Ámbito.
A eso le sumó que “juega a favor de que exista cierto bajo nivel de riesgo el hecho de que el MPP, el sector al que pertenece Orsi, ha quedado con un predominio muy grande y le facilita las cosas”.
En el caso de la CR, Yaffé consideró que “Delgado tiene un frente con la interna de su partido y un conjunto de otros partidos que en algún caso tienen su propia interna, lo que supone un panorama en principio más complejo”.
No obstante, opinó que “tendría las cosas más sencillas que las que tuvo Lacalle Pou porque el socio más complicado, que fue Cabildo Abierto, ha quedado muy debilitado pasando de 11 a 2 legisladores y su capacidad de incidencia, si bien vale en este contexto, se ha visto muy disminuida”.
A la par, alertó que “cuando se proyecten diferencias”, habrá un factor más entre los colorados. “Hay una situación potencialmente conflictiva que no sabemos cómo se va a desarrollar, que es el doble liderazgo de Andrés Ojeda y Pedro Bordaberry, que son un líder principal y un líder en principio secundario, pero con más peso político”, aseveró.
En paralelo, Bottinelli consideró que “en términos generales el FA tiene una lógica de funcionamiento muy homogénea y compacta, lo que no quita que pueda haber momentos de cierta tensión en la interna”, pero supeditó esa situación a “alguna negociación por alguna ley o por algún enfoque en el presupuesto, pero sin riesgo de ruptura”.
Con respecto a la designación de Gabriel Oddone como eventual ministro de Economía, consideró que “fue un mensaje interno de que la línea va a ser esta” y anticipó: “En materia económica va a haber discusiones, por eso hay que ver cómo termina de conformarse el gobierno y el rol efectivo de Oddone en términos de decisiones”.
En un eventual segundo gobierno de la Coalición, el director de Factum sostuvo que “el peso cuantitativo del Partido Colorado es distinto y eso se traduce en negociaciones en el reparto de ministerios, mientras que Cabildo Abierto tiene un peso mucho menor y su negociación va a ser a la baja” y afirmó que el PC “ha tenido un perfil muy coalicionista y no parece que la relación vaya a ser demasiado dificultosa”.
Casa coincidió en que para Delgado “tener un esquema de gobernabilidad más centrado en un rol preponderante del PC es una buena noticia, porque siempre es más beneficioso acordar con menos que con más actores, por una cuestión meramente aritmética”, aunque descartó “la idea de cogobierno” planteada en su momento por Andrés Ojeda.
En cuanto al FA, repasó que “ya ha tenido esta situación de ser una coalición de partidos con gran diversidad ideológica, pero gobernó 15 años y en general pudo alinearse para sacar las leyes más importantes de sus tres gobiernos”.
El politólogo sumó al PIT-CNT a la cuestión al señalar que “es un actor relevante con el cual el FA tiene un vínculo histórico y privilegiado, con el que habrá momentos de tensión y alineamiento”, mencionando además la posibilidad de que se dé “la teoría del gobierno en disputa con los sectores más moderados para mover la agenda hacia el margen izquierdo”.
Mujica, Lacalle Pou y el liderazgo
Al ser consultado por el rol de Mujica, Casa consideró que hasta ahora “ha sido un activo para la campaña, más allá de algunas salidas fuera de tono que son esperables porque no se va a ceñir a un guión, en términos de la reacción emotiva que genera para muchos uruguayos que de alguna manera derrama en Orsi”.
Pensando en una cuarta gestión frenteamplista, expresó: “No veo a Mujica condicionando el gobierno porque va a estar muy en retirada cuando Orsi asuma. Él fue la figura más popular de los últimos 20 años y quiere partir dejando un heredero político”.
Tras recordar el experimento fallido que supuso en ese sentido el impulso al exvicepresidente Raúl Sendic, agregó: “Si Orsi gana, puede dormir tranquilo por primera vez. No es un gran líder hoy en día, pero desde la Presidencia se construye mucho poder”.
Bottinelli se refirió al “importante proceso de renovación” del FA y consideró que “la actividad política de Mujica va a ser hasta el último día, con el rol que él mismo quiera ocupar, porque es la única voz de peso de la vieja de guardia”.
A su vez, Yaffé vaticinó sobre el expresidente que “lo más probable es que pase a un rol muy secundario una vez que termine la campaña electoral, porque, más allá de su voluntad y fervor, es lo que su salud le permite y sus médicos le indican” y auguró: “Va a ser como un referente para consultar en algunos temas, pero estimo que no va a tener ningún papel político relevante o disminuido y menos visible”.
En cuanto a Lacalle Pou, Yaffé consideró que a Delgado “podría jugarle en contra ese liderazgo que es mucho más fuerte que lo que aparenta ser el de Delgado”, pero aclaró: “Esto es a priori, porque las personas cuando se ponen en su cargo muestran un perfil que no estaba tan evidente”.
Y comparó: “Lacalle Pou logró mantener unida a la Coalición cinco años, algo que no preveía ningún analista. Quizás Delgado lo logre, pero no es el líder de su partido y eso es una posición de mayor debilidad”.
Al respecto, Bottinelli indicó que “el líder no es Delgado, es Lacalle Pou, reconocido por el PN y encabezando todas las listas del Senado” y anticipó que “según quien gane, puede decidir quedarse como presidente del PN o hacer el ejercicio de liderazgo desde su banca en el Senado”.
A su turno, Casa planteó: “Es más complejo porque Lacalle Pou es un político en actividad, muy joven y que nadie duda que va a volver a intentar ser presidente. Entonces Delgado puede quedar en una posición más incómoda, como que le está calentando la silla a su jefe político”.
“No creo que Delgado se quiera emancipar, reconoce ese liderazgo. Pero no descarto momentos de tensión, sobre todo si el rumbo no va bien. En ese caso, Lacalle Pou podría volver con críticas y diferenciándose diciendo que en su gestión el país estaba mejor”, vaticinó.
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